#4 Tiempos
No soy de aquí ni soy de allá | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Si ya estuviera todo planchado, ya se hubieran puesto el traje.
Culto Público, hijos y razones de mi mayoría calificada: Si el bloque de senadores que tienen la mayoría hubiera querido, desde hace muchos días, hubieran aprobado en comisiones y votado en el pleno las reformas enviadas por la presidenta.
Ni tiempo ni esfuerzo hubiera costado, pero será hasta hoy a las 11 de la mañana que el Senado votará en el pleno las llamadas ley anti-nepotismo y la ley anti-relección. La definición sobre su entrada en vigor, ya sea en 2027 o en 2030 de una, otra, o ambas, aún está en el aire al menos por unas horas, situación que cambiaría una vez más el tablero electoral potosino.
Como se consignó hace unas semanas, el cabildeo en el Senado de la República respecto a la entrada en vigor de las iniciativas enviadas por la presidencia de la república el pasado 5 de febrero, han sido causa de una intensa discusión entre los legisladores integrantes de las comisiones, al grado que se ha pospuesto su votación en el pleno en dos ocasiones.
De acuerdo a la gaceta parlamentaria, la votación finalmente ocurrirá hoy martes, y entre coordinadores de las distintas bancadas se especula que será una votación muy rápida y sin demasiados espacios para posturas de las bancadas.
Es curioso que la votación reflejará los acuerdos de la fracción mayoritaria, formada por Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo, que en su conjunto obtendrían la mayoría necesaria para aprobar ambas leyes.
La oposición sabe que tienen poco margen, pero más allá de ello, tampoco han mostrado una postura contraria a que salgan las dos reformas presidenciales.
Por su parte y en corto, el Partido Verde ha negado siquiera la posibilidad de entrar en discusión o negociar la publicación de ambas iniciativas, específicamente lo de su entrada en vigor, y al interior de sus cúpulas tanto nacionales como locales, han dejado claro que las aprobarán en los términos que se expongan en el pleno.
El asunto resonaría de inmediato en San Luis Potosí, en el que, dependiendo de cómo se vote en el senado y regrese a la cámara de diputados, podría posicionar una vez más a Ruth González como la más fuerte aspirante a suceder a su esposo, Ricardo Gallardo Cardona, en la primera magistratura del estado.
Es decir, nada está escrito hasta este momento y hasta que la ley sea votada primero en el pleno y turnada para su aprobación y publicación, la senadora Ruth González no puede ser descartada como candidata del Verde al gobierno potosino en el 2027.
La discusión y motivos, conforme se pudo saber de miembros de la Cámara Alta, se centra en los intereses que tienen por una parte los diputados federales por poder reelegirse a la mitad del mandato de Claudia Sheinbaum por una ocasión más, y que el asunto del nepotismo lo deje como “legado” la presidenta pero para el final de su sexenio y no a la mitad.
¿Es llevarle la contraria a la presidenta? No necesariamente.
Es decir, los senadores no estarían técnicamente dando la espalda a Sheinmbaum, pues aprobarían sus iniciativas, pero con una vigencia a favor de los integrantes de las cámaras, tanto para que los diputados federales repitan en al menos una ocasión, como para que no haya candados en cuanto a la sucesión entre familiares en la elección intermedia.
Las otra posibilidad, la que muchos dan por un hecho al menos en el cálculo local, es que el bloque Morena, Verde y PT las voten tanto en el senado como de regreso en San Lázaro tal y cual como se envió por la presidenta, o sea con vigencia 27, sin embargo el tiempo, la atención prestada y sobre todo el retraso en pasarla a pleno dan a notar que hubo sí o sí, negociaciones.
Ya falta nada para saber el desenlace allá en las cámaras. Mientras tanto, lo que se puede decir con certeza es que el destino de la senadora Ruth está en las boletas y es que de una u otra forma, yendo a competir por suceder a su esposo Ricardo, buscando la alcaldía capitalina en la elección del 2027, o hasta quedándose en el Senado, Ruth será una protagonista relevante en la política local por los siguientes años.
Piénsenlo, en ella está el legado Gallardista independientemente de las circunstancias de lo inmediato.
No soy de aquí ni soy de allá
Por lo pronto, Galindo está sin PRI (ratificaron su expulsión) y Verónica Rodríguez sin PAN (tendrá que reponer y ganar nuevamente el proceso interno); del PRD ni me pregunte, está en la lona como por tercera vez esperando un milagro tribunoelectoral para conservar el registro.
En otras palabras, los partidos de oposición y otrora aliados, no tienen certezas -ojo- al momento, y si hoy quisiera ser candidato Enrique Galindo a lo que fuera, tendría que buscar un partido político distinto a los que le han postulado en dos ocasiones, creo que solo le quedaría MC y con sus reservas porque Marco Gama se está dejando querer por el gobernador del estado y hasta se dejan ver sonrientes en sus redes sociales. Marco juega a dejarse consentir por quien lo quiera consentir.
En fin que ni todos los triunfos son eternos ni las derrotas para siempre. Por parte del PRI, el balón estará en la cancha de la segunda instancia a resolverse en la Sala Monterrey y ya dijo el alcalde capitalino que seguirá el proceso par defender su militancia. Y es que no es lo mismo salirse, a que saquen, mucho menos en la forma en que lo hizo Sara Rocha, quien no ha sabido medir bien los tiempos de sus jugadas y al parecer tampoco prevé que acercándose los tiempos electores las decisiones no las tome ella.
Decir que Galindo “no necesita del PRI” es una verdad a medias, quizás no necesita al PRI que temporalmente administra el partido y que le está jugando todas contra… pero eso se arregla. Ya sea que le de la razón el tribunal o simplemente la estrategia y visión del tricolor nacional retome el rumbo de la cordura si es que quieren ser competitivos dentro de tres años en SLP.
Mientras tanto el PRI está entretenido en tomar sus chelas, pasando de ser un partido tomador de decisiones a solamente de tomadores.
Por el lado del PAN, no se prevén sorpresas, y hay que decir; no la tiene fácil Vero Rodríguez. En reponer el proceso y volver a ganar significa además de muchos esfuerzos, negociaciones y cabildeos, dinero. Sin embargo pase lo que pase, incluido un cambio de capitana en el blanquiazul, no pondría freno a que Galindo pueda ser el candidato por ese instituto electoral.
Negociar, en su caso, con Lidia Argüello, no sería un obstáculo si es que el alcalde tiene intenciones de participar, como todo indica, dentro de 3 años.
Por lo pronto no tiene ningún partido, pero también por lo pronto tampoco no necesita a ninguno ni tiene urgencia.
Por cierto y para rematar, sortea varios frentes como los asuntos partidistas por un lado, (todos votados por la misma magistrada electoral por cierto) y enfrenta una muy clara consigna política por desacreditar su administración por parte del Instituto de Fiscalización que al final observó solo el 2.8 por ciento del presupuesto del ayuntamiento capitalino, y ya quieren llamar hasta a los bomberos.
Si hay alguien detrás de esos frentes (que yo no lo creo) lo único que están haciendo es construirse una oposición, es decir, que de ser el caso, están dibujando en la percepción un enemigo que les contrasta y que no tenían. Al tiempo.
Dejo en el tintero caso de Morales. La razón por la que se detuvo su rehabilitación, hasta donde este aprendiz de reportero se quedó, fue un amparo promovido por una AC, sin embargo si fue, como lo dijo ayer el primer mandatario, porque el Ayuntamiento no otorgó un permiso durante seis meses pues que terrible sinsentido del gobierno capitalino.
Hay que recordar que cuando fue anunciada, con evento y todo, la rehabilitación moralense, gobierno estatal no esperó ni que les abrieran la puerta y entraron con la maquinaria para dar el banderazo, por lo tanto resulta por lo menos curioso que con ese ritmo esperaran 6 meses un trámite. ¿Habrá gato encerrado?
Hasta la próxima
Jorge Saldaña
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#4 Tiempos
CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas
TESTEANDO
La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.
Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.
El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.
Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.
Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.
Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.
Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.
Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.
El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.
La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.
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#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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#4 Tiempos
Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En 1886 se titulaba de ingeniero en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí un joven que aportaría al estudio y solución de problemas de sistemas hídricos en la población, así como contribuiría y sería testigo de uno de los acontecimientos científicos más importantes a nivel mundial y que impacta en la sociedad actual, la comunicación inalámbrica, el joven en cuestión Francisco de la Gándara.
Sobre este personaje ambientado en el San Luis potosí de 1886 escribí un artículo que puede consultarse en: San Luis Potosí en 1886, esplendor de la alta cultura potosina: https://www.researchgate.net/publication/394853478_San_Luis_Potosi_en_1886_esplendor_de_la_alta_cultura_potosina
En 1885 se abría en San Luis Potosí el Liceo Científico y Literario “José María Morelos”, fundado por los estudiantes del Instituto Científico y Literario que habían sido expulsados de este por el gobernador del estado. De esta forma el 23 de febrero de 1885 el Liceo abría sus puertas para que los estudiantes expulsados pudieran continuar sus estudios.
El director del Liceo y parte de sus profesores serían alumnos aventajados del Instituto que habían sido expulsados. Entre ellos se encontraba Francisco Gándara, alumno de excelencia del Instituto, en su momento ayudante de Francisco Estrada en algunos de sus experimentos y demostraciones en la cátedra de física. Este personaje tendría un papel importante y se convertiría en uno de los ingenieros egresados del Instituto Científico y Literario.
Los alumnos del Liceo que terminaban sus estudios superiores en esa institución, podían presentarse al Instituto Científico y Literario para examinarse en las materias que tenían pendientes en el Instituto después de cursarlas en el Liceo. Así, el 5 de septiembre de 1885 se examinaba en el Instituto Científico y Literario el alumno expulsado Francisco Gándara que era catedrático de física en el Liceo Morelos ; Gándara fue examinado en topografía y mecánica siendo calificado por el jurado con PB en ambas materias.
A fines de 1886 Francisco Gándara se titulaba como ingeniero topógrafo e higromensor en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí y ofrecía sus servicios profesionales como tal en la cuarta calle del Apartado número 52, ahora calle de Francisco I. Madero.
Gándara con el tiempo se convertiría en un reconocido ingeniero experto en perforación de pozos y quien terminó la construcción de la Presa de San José.
En su época de estudiante de la cátedra de física, de 1881 a 1882, ayudó a Francisco Javier Estrada en sus experimentos de comunicación y fue testigo de los experimentos de comunicación inalámbrica que sería una de las aportaciones extraordinarias y de primicia mundial realizadas en ese año de 1886.
En 1897 Gándara recordaba, al anunciarse el descubrimiento de Marconi de la comunicación inalámbrica y que la prensa local y nacional promovía con loas a su autor, que dicho descubrimiento había sido realizado más de diez años antes por el potosino Francisco Javier Estrada en pleno centro de la ciudad de San Luis Potosí y en el edificio donde profesaba su cátedra de física. Para entonces, el olvido sobre la obra de Estrada y su persona, ya hacia acto de presencia, y sus motivos deben ser dignos de estudio.
Francisco Gándara, estudiante del curso de física que dictaba Estrada, narra, su reacción ante la noticia del experimento de Marconi, asegura que el tema fue para él, nada sorpresivo, pues él, al igual que sus condiscípulos, pudieron presenciar la comunicación telegráfica sin hilo conductor, tanto en el aire (en el espacio dice Gándara) como a través de la tierra (refiriéndose a la detección de temblores de tierra). Refiere Gándara que los experimentos con los más mínimos detalles quedaron consignados en los libros en que Estrada apuntaba el resultado de sus grandes estudios. Libro que infructuosamente, hasta el momento, hemos buscado y que representa un tesoro para la historia de la ciencia y para la historia de nuestra propia cultura.
Gracias a Francisco Gándara sabemos detalles de esos históricos experimentos de Estrada, al ser participa en ellos y registrarlos en su diario de experimentos.
“Al que esto escribe, discípulo del Sr. Estrada por aquellos años, cúpole en suerte ayudarle en la práctica de sus experiencias, para las cuales por la imposibilidad en que el sabio electricista se encontraba, necesitaba el concurso mecánico de alguien, y ¡cuántas veces me dejó sorprendido del resultado maravilloso de sus ideas que yo ejecutaba sin conciencia!
Yo mismo escribí de mi puño y letra la teoría del descubrimiento que hoy como de Marconi se presenta y asenté los experimentos que llevábamos a efecto con magníficos resultados, así como muchísimos de los frutos de la singular ilustración y gran saber del Sr. Estrada”.
Francisco Gándara (1897)
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