octubre 6, 2025

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#4 Tiempos

Los fifís aviadores de los niños sin hambre | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Con todo respeto a los perros, los hay finos, educados, entendidos, leales, agradecidos y graciosos. Los he visto en todas las razas y sin ella, con “pedigree” o carentes hasta de nombre, pero aún así… hay de perros a perros…

Acercamiento violento de la cámara a la cara de Xavier Nava, la pantalla se va a negros, aparece el texto “Directed By Robert B. Weide” y se escucha “Frolic” de Luciano Michelini (sí, la musiquita y remate de los memes para mayor referencia).

No es gratuito, los hechos recientes dibujan a Nava Palacios como un personaje de caricatura, absurdo, al que “nada le sale bien” como corea el Tri de México o al que “todo se le derrumbó” como canta Emmanuel.

El hombre que lo perdió todo por el todo, el que apostó un “All-in” con par de cuatros, el que pretendió ser el elegido, la “profecía del retorno” de la democracia y resultó ser el farsante más trágico e incompetente del clan.

Si se recuerda, las primeras semanas de la administración de Nava Palacios, él y su equipo se hicieron a la mar de las lágrimas, de los gimoteos, en el “miren lo que me hicieron” justificando su inoperancia, inacción y limitaciones en la narrativa de la pobre víctima.

Pero giró la ruleta y no hay 37. A poco más de tres años del “romper el silencio” y “sonar fuerte” ahora rompen en llanto y sufren fuerte. Pocos vieron “Motivos para seguir”, pero a cambio a ellos les quedaron “Motivos para sufrir” desde vergüenza (como si fuera poco) hasta procesos penales y políticos que les vienen. Si ya los habían bajado del carrusel, lo que sigue los dejará hasta afuera de la feria.

Y es que declaraciones del alcalde Enrique Galindo respecto al daño patrimonial causado por su antecesor, no son en vano, están absolutamente fundadas y tendrán consecuencias. El actual alcalde no tiene, ni ha tenido en su desempeño público, el mal hábito de la queja o del pretexto de la inercia, por eso tiene la credibilidad y las evidencias para denunciar en un acto de no omisión, más que en un acto de simple lamento.

Hay que decir que Galindo, desde la campaña dejó muy claro que no vendría a “quejarse” sino a trabajar, que finalmente quiso ser y es alcalde justamente porque sabe de la problemática citadina y convenció a los potosinos de tener las mejores estrategias para resolverla, es decir, lanzó un “yo no vine a ver si puedo, sino porque puedo vengo”.

Por eso tienen sentido y fundamento sus declaraciones que hasta donde estoy enterado se están convirtiendo en este momento en denuncia formal ante la Fiscalía del Estado.

Mire nada más Culto Público si no es para esconderse en el rincón más obscuro del planeta (como lo está haciendo Xavier Nava) el hecho de haber contratado a más de mil 500 empleados durante su administración, la cifra más alta en los últimos nueve años.

Oficinas de 17 plazas con 50 empleados, dirección de deportes con cientos y cientos de contrataciones, delegaciones atiborradas de jefes, subjefes, coordinadores, subdirectores, etc.

Pero la cosa no queda ahí, no señor. El asunto se hunde en profundo lodazal de pena porque, literalmente, pesa sobre Xavier y sus cercanos ese viejo adagio de “Pena robar y que te cachen”… y los cacharon.

Desviaron, los mismos que se decían niños honestos y sin hambre, nada más 17 millones simulando el empleo de 64 hombres y mujeres de apellidos de alta alcurnia (que se me queman los dedos por escribir sus nombres, pero sus derechos no me lo permiten) que cobraron, de 35 mil pesos mensuales para arriba, durante los 3 años de gobierno de Nava Palacios.

Sí, todos y cada uno tienen relación en mayor o en menor grado con la cúpula navista, los 64 “famosos desconocidos” que el primero de octubre tuvieron que salir de la cueva de Ali Babá para presentarse frescos y decir “yo aquí trabajo” cuando jamás se les había visto poner un pie en las oficinas municipales.

Tercia de ejemplos para que no sufran mis fogosos dedos: El señor licenciado La Fuente, que prestó servicios de asesoría externa a Xavier Nava, pero ¿qué cree?, que también estuvo incluido en la nómina y se presentó hasta peinado para atrás el primero de octubre a trabajar “pues como siempre” (ajá) a la Unidad Administrativa Municipal donde jamás lo vieron más que en contadas excepciones en las que pasaba por su doncella.

Otro es el señor Juan Hernández de los Santos, inseparable compañía del otrora alcalde en desgracia y primer promotor anti López Obrador en tierras potosinas, el heredero, el que bien comía y mejor bebía en el club de tiro Halcones, el compañero de farras y francachelas, un buen hombre que no se desempeño como nada pero que tenía plaza de 45 mil pesos mensuales y finalmente un apellido de esos que suenan familiares “Loredo Siller” a quien incluso dieron base… ¿Qué dirá el Arzobispo?

El resto de los nombres y apellidos me los reservo, Culto Público (aunque no quiero), pero le puedo comentar, con documentos que obran una de mis manos favoritas, que además de los 64 casos de aviadores municipales con aterrizaje forzoso en la administración de Galindo, existen nada más 426 trabajadores que fueron basificados por Xavi y su pandilla.

Coordinadores especializados de la dirección de recursos humanos con sueldo de 44 mil 358 pesos, gente de Oscar Valle. Otro par de beneficiados fueron los coordinadores especializados (vaya usted a saber en qué se especializaban) de la Delegación de La Pila con sueldos de 35 mil 67 pesos, gente del propio alcalde y sus allegados.

Una señorita, gente cercana al Oficial Mayor, con sueldo de 35 mil 67 también, y que por obra y gracia de la corrupción y la desvergüenza, le dieron base, igualmente otra dama, trabajando en Concertación Política, dependiente de la Secretaría General y así hasta contar 426 “pases VIP para vivir del erario” entregados arbitraria e ilegalmente.

El boquete presupuestal es de escándalo y no puede la nueva administración tolerarlo, por eso a todos los están poniendo con ambas extremidades inferiores en la carpeta de rodamiento pública, es decir, de patitas en la calle.

En resumen, sobre Xavier y su pandilla pesa una solicitud de juicio político, una denuncia por daño millonario al erario, su ex jefe de la policía está bajo investigación y con carpeta abierta por abuso de autoridad, su ex jefe de comunicación tendrá que responder a una denuncia por el desvío de otros 17 millones de pesos y su socio ex jefe de deporte municipal está bajo investigación por acoso sexual y laboral.

Por eso le digo, Culto Público, que hay de perros a perros. Por eso a la vida política de Nava y su pandilla parece una broma “Directed By Robert B. Weide”, musiquita incluida.

Para terminar, una pregunta dirigida a quien quiera responder: En un universo paralelo, en el que Nava hubiera alcanzado la gubernatura…¿perdonaría de la cárcel a Ricardo Gallardo por cualquier irregularidad que hubiera sido detectada?

Ahora regresemos al universo que habitamos. Las denuncias y pruebas contra Nava están en la Fiscalía (autónoma, pero no inconexa) y Ricardo Gallardo Cardona es el gobernador: ¿Qué cree que vaya a ocurrir pronto? Hagan sus apuestas, pero recuerden que no hay 37.

BEMOLES.

UNA DE DOS

O nadie teníamos licencia vigente, o nadie teníamos dinero. De la noche a la mañana en San Luis Potosí pasamos de tener la licencia de conducir más cara y temporal, a una gratuita y permanente. La reacción de los potosinos ante esta medida administrativa ha alcanzado niveles sin sospecha, pues literalmente hay personas que están pernoctando afuera de las oficinas recaudadoras para poder obtener su documento ya sea por primera vez o para renovarlo. El efecto masivo ya originó (para bien) que desde la Secretaría de Finanzas se giraran instrucciones para ampliar los horarios de atención hasta las 6 de la tarde y se movilice a un mayor número de personal para que atienda la alta demanda de los potosinos… y eso que apenas vienen las placas gratis. #AndabanSinLicencia #NoSeHagan

NUNCA FALTA

Evidentemente, otra de los efectos del programa de licencias gratuitas es el evidente dolor o de los envidiosos, los resentidos o los incrédulos, mismos que se han tomado su tiempo libre (que ahora tienen mucho) para incluso mandar audios más falsos que los billetes de a 4 con veinte, desalentando a la gente en diversos grupos de WhatsApp diciendo que las “licencias se agotan” ¿Qué ganan a ver? Nada más quedan como el payaso. #GenteSinQuehacer

SÍ, PERO COMO DIOS MANDA

Ayer el diputado Juan Francisco Aguilar propuso un punto de acuerdo en el congreso para crear de forma inmediata una Fiscalía Especializada en Feminicidios de manera urgente y de obvia resolución. El resto de los diputados coinciden en la necesidad de dicha figura en la Fiscalía, pero no sin estudio ni a las carreras. El tema amerita su estudio, eso sí, pronto, pero hacerlo como Dios manda. No es “enchílame otra”, pero bien por el diputado JF #DespacioQueLlevoPrisa

RIFADO

Ha generado buenos comentarios el trabajo de Christian Azuara, actual director de Servicios Municipales. Trae un ritmo de trabajo en tres turnos y se está dando atención como hace mucho no se hacía a las demandas de los ciudadanos en materia de imagen, atención a camellones, recolección, rehabilitación, reparación y mejoramiento de todos los servicios municipales que estaban muy desatendidos. Salió mejor director que regidor dicen algunos. Yo no se, pero de que se está entregando a hacer su trabajo, lo está haciendo. Desde aquí se lo agradecemos. #Gracias

Hasta el lunes, Culto Público.

Atentamente

Jorge Saldaña, el que… Hoy nada más Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Pena de muerte | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Imagine que un día, mientras se baña, descubre en alguna parte de su cuerpo –por ejemplo, en la planta del pie izquierdo, aunque bien podría ser en cualquier otro lugar- unos números tatuados que nunca antes había visto. ¿Cómo es que aparecieron allí? Hace usted memoria: ¿quién pudo haberle jugado una broma tan pesada? Y, sobre todo, ¿cuándo y a qué hora, que usted no se dio cuenta?

Como quiera que sea, trata de averiguar el significado de aquella cifra misteriosa. Lee una vez y luego otra vez: 290614. Doscientos noventa mil seiscientos catorce. ¿Y qué quiere decir? Piensa usted en las cantidades de dinero que debe e, incluso, en el saldo de su cuenta bancaria. ¡No, imposible! Por más que ha tratado de ahorrar, nunca le ha sido posible reunir una suma semejante. ¡Ojalá tuviera esa cantidad! Pero no: sospecha que, por lo menos aquí, no se trata de dinero. ¿Y si hubiera que leer la cifra de otro modo, es decir, no de corrido sino por partes? 29-06-14. Así la cosa está más clara. Parece una fecha. ¿Veintinueve de junio del año dos mil catorce? Ahora imagine que, de pronto, lo invaden ciertas sospechas. ¿Y si esa fecha fuera la de su futura muerte?

Sí, eso es: usted ha desentrañado un misterio: esos números que nadie pudo haber tatuado -por la sencilla razón de que, si alguien lo hubiese hecho, usted se habría dado cuenta- son una revelación, algo así como un mensaje. Usted se morirá, pues, el veintinueve de junio del año dos mil catorce. Y cuando ha caído en la cuenta del significado de los números misteriosos, éstos desaparecen y no vuelven a dejarse ver nunca más. Fueron como un relámpago en la noche, sí, y, sin embargo, usted ya sabe…

¿Cómo sería la vida de los hombres si Dios, valiéndose de estos avisos o de otros, nos hiciera conocer el día de nuestra muerte? ¡Que sencillamente no podríamos vivir! Cada mañana nos despertaríamos con la boca pastosa pensando que la fecha fatídica está hoy más cerca que nunca. ¿Cómo vivir en semejantes condiciones?, ¿cómo no pegarnos entonces un tiro en la cabeza? Pero no. Dios, aunque conoce el día y la hora de cada uno, se la calla. Al crearnos, no nos puso en ningún ángulo del cuerpo nuestra fecha de caducidad. ¿Para qué conocerla? ¿Para vivir aterrorizados? Sin embargo, lo que ni Dios se ha atrevido a hacer, los humanos sí que lo hacemos, y hasta con una naturalidad que habría que llamar mejor ensañamiento. Nosotros sí, para castigar a los culpables, los condenamos a muerte y hasta les decimos, armados con el código penal, el día en que deberán ser ejecutados. ¿No es esto salvaje e inhumano? Imaginemos, en efecto, la vida de un hombre que deberá morir el 29 de junio del año 2014… ¿Cómo transcurrirían las horas de este hombre?

Bien, Víctor Hugo (1802-1885), el gran escritor francés, trató de imaginarlo escribiendo una novela publicada en 1829 que llevaba por título El último día de un condenado a muerte. En ella aparece un hombre acusado de asesinato al que la ley está a punto de dar el último golpe. ¿En qué piensa este hombre al saber que sus días están contados? ¿Qué ideas concibe mientras la fecha se aproxima y los minutos vuelan?

Para enterarnos es preciso leer la novela. Yo, por mi parte, sólo quiero detenerme allí donde el prisionero, en su celda, se pone a observar las paredes con curiosidad. ¡Va a morir, él va a morir! ¡Y cuantos ocuparon esta misma celda antes que él están ya muertos, y bien muertos, desde hace tiempo! Sin embargo, antes de irse de este mundo escribieron algo en las paredes que era como su último adiós. Se puso a leer…

«¿Qué hacer con la noche cuando aún no despunta el día? Se me ocurrió una idea. Me levanté y paseé mi lámpara por las cuatro paredes de la celda. Están llenas de frases, de dibujos, de extrañas figuras, de nombres que se mezclan y se tapan unos a otros. Parece como si, aquí al menos, cada condenado hubiera querido dejar su huella. Con lápiz, con tizón, con carbón, letras negras, blancas, grises, con frecuencia profundas hendiduras en la piedra, por doquier caracteres oxidados, como si estuvieran escritos con sangre… A la altura de mi cabeza hay dos corazones inflamados, atravesados por una flecha y, por encima, la leyenda: Amor para toda la vida. El desgraciado no se comprometió por mucho tiempo. Al lado, una especie de tricornio con una figurita groseramente dibujada por debajo y estas palabras: ¡Viva el emperador!. Y luego otros dos corazones inflamados con esta inscripción: Amo y adoro a Mathieu Danvin. Jacques. En la pared de enfrente se lee este nombre: Papavoine. La p mayúscula está bordada con arabescos y adornada con esmero»…

La celda que describe Víctor Hugo es la celda de los condenados, sí, y, sin embargo, antes de tomar el camino del cadalso unos hombres dibujaron corazones y escribieron unas cuantas palabras de amor. Amo y adoro a Mathieu Danvin. ¿Quién era este Jacques que, a escasas horas de morir, resumía así las andanzas y quehaceres de toda una vida? Antes de irse de este mundo, Jacques había escrito las palabras decisivas; palabras que nunca leería Mathieu Danvin, pero que él se sentía en el deber de dejar grabadas para siempre. ¡A punto de ser llevado a la guillotina, Jacques declaraba su amor en la distancia a Mathieu Danvin! Por ahora no quiero leer más. Y cierro la novela de Hugo pensando en esto: que acaso lo único que hemos venido a hacer a este mundo es decir unas cuantas palabras de amor, unas pocas, para luego irnos un poco así como los barcos se pierden en la lejanía del mar durante la noche. ¿Que no somos correspondidos? Eso no importa. ¿Que no dio nunca nadie importancia a nuestro afecto? Eso importa menos aún. Nosotros hemos amado, lo hemos dicho y con eso nos basta.

Cuando hemos pronunciado las palabras esenciales, cuando hemos escrito nuestra declaración de amor en una de las paredes de la vasta prisión que es este mundo, ya nada nos falta. ¡Hemos dicho ya lo único que importa decir! Que venga entonces el carcelero: nosotros tendemos las manos hacia él y lo acompañamos a donde quiera llevarnos…

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#4 Tiempos

El secuestro de 7 vidas al barranco | Crónica de Jorge Saldaña

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CRÓNICA

Por: Jorge Saldaña

Todos perdieron. En San Luis, a veces la justicia no llega por la puerta grande de los tribunales, sino por la rendija torcida del rencor. Cuatro adolescentes, todavía con el olor a niñez pegado en la piel, decidieron convertirse en verdugos de otro recién salido de la adolescencia. Lo subieron a un Mazda gris como si se tratara de un ritual iniciático: una venganza disfrazada de justicia.

El nombre del capturado era Fidel. Lo golpeaban dentro del auto, le gritaban lo que creían que era verdad: que había embarazado a una amiga, que la golpeaba, que la humillaba y que dejó junto a su hijo a la deriva. Ellos, convencidos de ser vengadores, eran apenas muchachos con un arma de balines que parecía real. Creían portar justicia, pero cargaban sólo una farsa de poder.

En la huida desesperada, Fidel se arrojó del vehículo. No era valentía ni cobardía: era instinto de supervivencia. Saltó, y el destino lo arrojó todavía más abajo, al barranco. El golpe contra las rocas fue la sentencia que ninguno de los adolescentes imaginó, pero todos firmaron con ese acto.

El saldo es un inventario de pérdidas: Fidel perdió la vida en la caída. Los cuatro jóvenes perdieron la libertad, y con ella, cualquier atisbo de futuro. La muchacha, centro invisible de la tragedia, perdió al padre de su hijo y a los amigos que quiso como vengadores. Se quedó sola, con un bebé en brazos y la sombra de un muerto sobre la cuna.

El niño crecerá huérfano de padre, y su madre, huérfana de red. No hay vencedores: sólo cenizas.

La historia parece sacada de una novela de Arriaga: adolescentes que creen en la épica de la violencia, que juegan a dioses con armas falsas, que hacen justicia con las uñas sucias del odio

. El final es tan brutal como inevitable: cuando la violencia se hereda, los hijos juegan con ella.

El barrio El Aguaje se quedó con una postal difícil de olvidar: sirenas iluminando la noche, un cuerpo roto en el fondo del barranco, y cuatro chamacos esposados, con la mirada aturdida de quien no alcanza a comprender que la adolescencia terminó en un segundo.

Nadie hablará de ellos en la sobremesa. Nadie los pondrá en canciones. Pero ahí está la historia, un espejo áspero que refleja a al del país entero: un lugar donde la justicia se busca a golpes, donde la violencia se hereda como apellido, y donde hasta los niños cargan con la fatalidad de ser verdugos o víctimas.

En esta tragedia, no hubo malos ni buenos: sólo cinco adolescentes devorados por un mismo monstruo, el de la violencia que crece como plaga en los rincones donde el Estado no llega, pero sí llega Netflix y todas las plataformas con series donde se exalta la violencia como único camino, y la justicia por propia mano como un acto de valentía en una selva que no tiene otra ley que el ojo por ojo y diente por diente.

La pregunta queda flotando como un eco incómodo: ¿A quién le importa?
Simplemente es una corriente y cruda historia más, en la que nadie gana.
Un reflejo del barranco en el que todos estamos al borde.

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#4 Tiempos

El sueño que parecía imposible | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Durante décadas, el fútbol mexicano ha vivido con una deuda pendiente, la de encontrar a ese jugador distinto, capaz de cambiar un partido con una sola jugada, de desatar emociones colectivas y de encender la esperanza de millones. Y de pronto, en medio de la rutina de un campeonato que pocas veces sorprende, aparece un adolescente llamado Gilberto Mora para recordarnos que el sueño sí puede ser real.

Con apenas dieciséis años ya hizo historia. Debutó en la Primera División con Xolos y no fue un relleno, no fue una anécdota, se convirtió en protagonista, dio una asistencia, marcó un gol y rompió el récord de precocidad. Desde entonces, cada vez que pisa la cancha transmite esa sensación de que algo diferente va a ocurrir. Es el tipo de jugador por el que uno prende la televisión o se sienta en la tribuna con la ilusión de ver magia.

Lo extraordinario de Mora no es solo su juventud ni sus estadísticas. Es la manera en que juega con naturalidad, como si la presión no existiera, como si la cancha le perteneciera. Ve espacios que los demás ignoran, inventa caminos en lugares cerrados, toma decisiones que parecen dictadas por un instinto superior. Y lo más impresionante es que ya lo hace con la Selección Mexicana, donde su talento no se disfraza entre adultos, sino que se multiplica. En la Copa Oro lo vimos asistir, competir, atreverse, y ganar un título con una madurez que contrasta con su edad.

El horizonte para Mora es tan prometedor como inédito. Si el proceso se maneja bien, no solo podría disputar el Mundial Sub-17 —ese que corresponde a su categoría natural y donde sería la estr ella indiscutida—, sino que incluso está en condiciones de aspirar al Mundial Mayor

, en un salto que pocos futbolistas en el planeta pueden presumir. Imaginarlo jugando ambos torneos, en paralelo, sería confirmar que estamos frente a un fenómeno.

México ha tenido buenos futbolistas, jugadores de época, líderes de vestidor o símbolos nacionales. Pero pocas veces hemos sentido tan cerca la posibilidad de tener a alguien con el aura de un Messi o un Maradona: un joven que no solo juega, sino que transmite la sensación de que su historia puede transformar la del fútbol mexicano. Por eso cada partido suyo parece más grande que el marcador. Porque lo que está en juego es la ilusión de un país entero que lleva generaciones esperando a “ese” futbolista que cambie todo.

Claro, el riesgo existe. La presión mediática, los clubes europeos que pronto tocarán la puerta, la exigencia desmedida de una afición que no suele tener paciencia. Pero si Mora encuentra el entorno adecuado, si logra madurar sin perder la magia, entonces podemos estar al inicio de la historia que tanto tiempo se nos negó.

Gilberto Mora es hoy más que un jugador: es la encarnación de un sueño que parecía imposible. Si mantiene el rumbo, no estaremos hablando solo del más joven en debutar, anotar o asistir. Estaremos hablando del crack que México llevaba décadas esperando, capaz de unir en un mismo calendario el Mundial Sub y el Mundial Mayor, para después escribir la página que nos acerque, por fin, a la eternidad futbolística.

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