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Los cambios más incongruentes de la política potosina
De Xavier Nava a Marco Gama, estos son algunos políticos que han dejado atrás sus presuntas convicciones partidistas
Por: Ana G Silva y Soledad Alatorre
Aunque siempre ha ocurrido, con la creciente influencia de Morena en la política mexicana, muchos integrantes de la clase política han migrado de los partidos más antiguos que ahora se han convertido en la oposición, aun cuando hacer esos cambios signifique ir a instituciones con convicciones y planteamientos ideológicos totalmente opuestos a los que antes defendieron. San Luis Potosí no es ajeno a esa incongruencia, a continuación una lista de ejemplos:
Marco Gama (del PAN a Movimiento Ciudadano)
El cambio más reciente que podría darse es el del panista Marco Gama a Movimiento Ciudadano, pues en días pasados se hizo pública una fotografía del senador acompañado de Marvely Costanzo y Mauricio Ramírez Konishi, ambos pertenecientes a Movimiento Ciudadano. El interés por llegar a MC ha sido confirmada por el propio Gama.
Cabe recordar que Gama sostuvo hace tiempo reuniones con el partido de ultraderecha español VOX y firmó un acuerdo con ellos; por lo cual, resulta extraña su incorporación a las filas de MC, que se ha presentado como un partido progresista de centro izquierda.
Mónica Rangel (del PRI a Morena)
Aunque Mónica había sido durante años integrante del PRI, incluso fue consejera del partido, en el 2021 la también secretaria de Salud en el gobierno priista de Juan Manuel Carreras se presentó a la precandidatura para contender por la gubernatura de San Luis Potosí con Morena.
Mario Delgado informó semanas después que Rangel había obtenido el primer lugar en la encuesta para definir candidata, por delante de Paloma Aguilar y Francisca Reséndiz. La nominación no fue recibida de buena manera por los simpatizantes morenistas, por lo que a pesar de que Morena punteaba las encuestas previo al periodo de campañas, acabó en el tercer lugar.
Recientemente, se especuló que la ex priista buscaría ser la dirigente estatal del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, con los procesos penales en su contra la posibilidad luce lejana.
Xavier Nava (del PRD al PAN y de ahí Morena)
El ejemplo más grande de incongruencia política en los últimos tiempos, es el de Nava quien en 2015 contendió y ganó junto al PRD para la diputación del VI Distrito, para lo que hizo campaña junto a Ricardo Gallardo Juarez.
Previo a la elección del 2018, Xavier intentó ser candidato independiente a la alcaldía de San Luis Potosí, pero al no lograr conseguir los requisitos migró al PAN con el que ganó la presidencia municipal. En 2021 perdió la elección interna del PAN para ser candidato a gobernador frente a Octavio Pedroza. Unos meses después saltó a Morena para competir por la reelección de alcalde, misma que perdió al quedar en tercer lugar con apenas el 15% de los votos.
Actualmente, Xavier Nava fue nombrado presidente del Frente Cívico Potosino, que fundó Salvador Nava Martínez, en una votación en la que fue el único candidato y solo se invitaron a algunos miembros. Por el momento no es miembro de un partido y está inhabilitado por 18 años para ejercer cargos públicos.
Sonia Mendoza (del PAN al Partido Verde)
Con 26 años de militancia en el PAN, Sonia es uno de los perfiles femeninos más importantes en San Luis Potosí; tiene la experiencia legislativa que pocos pueden presumir, pues en los últimos once años ha sido diputada federal, senadora y diputada local, además de candidata a gobernadora en 2015, elección que perdió contra Juan Manuel Carreras por un margen del 3%.
Sonia intentó en 2021 ser la candidata del PAN a la gubernatura, no obstante, en medio del proceso declinó a favor de Xavier Nava, al perder este la candidatura, Sonia se retiró del blanquiazul, al argumentar que el Comité Directivo Estatal, encabezado en ese momento por Juan Francisco Aguilar, amenazó a militantes del partido con no dejarlos contender en el futuro si no se votaba por Octavio Pedroza.
Semanas después, Sonia fue presentada por Ricardo Gallardo como nueva integrante del Partido Verde, el cual le otorgó una diputación federal plurinominal.
Mauricio Ramírez Konishi (del PRI a Movimiento Ciudadano)
Konishi fue parte del partido tricolor por más de 26 años, con el ganó la diputación local en dos ocasiones, puesto que ocupa actualmente, incluso para el periodo 2021-2024 fue nombrado coordinador de la bancada del PRI; sin embargo, el 2 de diciembre del 2021 se unió a las filas de Movimiento Ciudadano.
Esto tuvo gran relevancia, pues su padre Jesús Ramírez Guerrero es líder de la Confederación de Trabajadores Mexicanos, uno de los brazos más fuertes que tiene el PRI dentro del sindicalismo.
Ahora Ramírez Konishi busca la dirigencia de Movimiento Ciudadano y en las últimas semanas se ha dedicado a reunirse con actores de otros partidos para sumarlos a su proyecto.
Fernando Toranzo (De secretario de Salud panista a gobernador del PRI)
Aunque Toranzo nunca ha estado afiliado a ningún partido político, en el 2009 contendió y ganó la gubernatura de San Luis PotosÍ; sin embargo, formó parte del gabinete de su antecesor, Marcelo de los Santos, quien había llegado al puesto con el PAN.
Teresa Carrizales (de las manifestaciones anti aborto a Morena)
A pesar de que Teresa nunca formó parte de Morena, se registró como precandidata a gobernadora por el partido de López Obrador, a quien en reiteradas ocasiones ha cuestionado. Aunque sus aspiraciones no se concretaron, Carrizales se presentó como abanderada del Partido Encuentro Solidario, el cual tiene bases cristianas. Ahora se ha convertido en la líder de +Humanos, una organización auto denominada de ultraderecha.
Octavio Pedroza (un panista representando al PRI)
Durante las pasadas elecciones y por primera vez dos rivales históricos se unieron PRI y PAN, para formar junto al PRD la coalición Va X México, que en el estado se llamó Sí por San Luis, la cual tuvo a Octavio Pedroza, panista de tradición, como candidato a la gubernatura. Resultaba extraño ver a Pedroza hacer campaña bajo las siglas y logos del PRI y ser apoyado por muchos con los que antes compitió.
Eugenio Govea (del PAN a Movimiento Ciudadano)
Govea es el actual dirigente de Movimiento Ciudadano, sin embargo, antes fue integrante del PAN durante 13 años, hasta que en 2009 dejó a ese instituto, al que también encabezó en el estado, luego de entrar en conflictos con Germán Martínez, entonces líder nacional panista, debido a que Eugenio perdió la elección interna del PAN para elegir candidato a gobernador frente a Alejandro Zapata.
Juan Manuel Carreras (de funcionario calderonista al PRI)
El ex gobernador de San Luis Potosí llegó al poder al contender por el Partido Revolucionario Institucional; sin embargo, antes de ello formó parte de la administración del presidente panista Felipe Calderón, en donde fue director general de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (Corett) y presidente del Fideicomiso para el Ahorro de la Energía Eléctrica (Fide).
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Visita presidencial de “caras y gestos”. Crónica de Jorge Saldaña
Por: Jorge Saldaña.
“Shhhhhhh… cállense”.
El dedo índice de Rosa Icela Rodríguez, la potosina de más carrera en la política que en el periodismo, llevaba y traía su dedo índice hacia sus labios como metrónomo de maestra en salón rebelde. La escena ocurría en la entrada sur del Centro de Negocios Potosí, donde se agrupaban familiares, diputados, dirigentes y devotos de Morena. Esa especie de elegidos con privilegios de primera fila que corearon cuando la tuvieron a la vista:
—“¡Gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora!”
La secretaria de Gobernación, vestida como maestra de convento —ataviada de negro, pelo recogido de bolita y lentes de armazón grueso—, parecía cargar todavía las tablas de quien sabe poner orden con solo mirar.
Silencio, les exigía, porque tras de ella estaba por entrar la mujer con la que compartió luchas, marchas, sobremesas y hasta hospedajes serranos en casa de las hermanas Rodríguez Velázquez, allá en Xilitla.
Era su amiga de décadas, su aliada, su cómplice: Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.
La presidenta, la primera en la historia, llegaba a San Luis Potosí. Y no era cualquier visita: era una cargada de símbolos y la presentación de su primer informe en territorio potosino, ese suelo donde las lealtades se pintan de guinda y verde fosforescente, y donde la coreografía del poder es más elocuente que cualquier discurso.
El bloque guinda y el invitado inesperado
En el corazón del bloque morenista, tras las vallas que los separaban del resto de mortales, una presencia destacaba como pez en pecera ajena: Enrique Galindo, alcalde de la capital, priista de cepa y panista de circunstancia, en un sorpresivo y simbólico equilibrio de acercamientos.
Invitado directo desde la oficina presidencial, se estrenaba en un evento federal en su propia ciudad (nunca lo habían invitado).
Una foto en ese lugar y con esa compañía, equivalió a un mensaje cifrado.
El resto del cortejo federal entró casi inadvertido: Mario Delgado, secretario de Educación, prefería mirar su celular que a la multitud; otros pasaban como sombras de reparto en una obra que no les pertenece. La expectativa miraba más alto: Sheinbaum aún no entraba, y ya el aire olía a electricidad contenida.
La entrada del “Pollo”
Un poco antes, pero de el otro lado del recinto, por la puerta opuesta, apareció Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado. Pantalón claro, camisa blanca de lino, aire festivo pero contenido. Su arribo fue anunciado por el micrófono, con tan mala acústica que nadie pareció darse cuenta.
El gobernador, acostumbrado a entradas estruendosas, se detuvo un instante: como extrañando la reacción, y la reacción no llegaba.
El salvavidas vino de José Luis Fernández, diputado federal y animador de la “pollobancada”. Con brazos en alto, agitó a la multitud como director de orquesta desesperado:
—“¡Ya entró el gobernador!”
Entonces sí, estalló el coro verde:
—“¡Gobernador, gobernador, pollooo, poollooo!”
Aplausos, algarabía, una ola que creció de norte a sur. El gobernador respondió saludando a la primera fila, esa franja VIP donde se mezclaron empresarios, diputados locales, rectores, dirigentes sindicales, dueños de medios y hasta representantes de pueblos originarios con su quesqueme de gala.
Un mural de México en miniatura
De un lado, la élite verde, con chalecos que parecían uniforme; del otro, el guinda con invitado que resaltaba como cereza en pastel de coco.
Y si en la zona VIP de Morena sobresalió la presencia de Galindo, en la del Verde se percibió la ausencia de la senadora Ruth González.
Entre ambos bandos, saludos medidos y a lo lejos. Sonrisas tensas, cortesías que se dan mirando de reojo. La política en versión tardeada de la secundaria.
El templete y el ruido
El salón estaba lleno: 12 mil asistentes según el conteo oficial. Playeras blancas con vivos verdes, otras con letras guindas, contingentes magisteriales con camisas del SNTE. Un mosaico tricolor que parecía más un mitin de tres campañas que un acto de gobierno.
El sonido, pésimo. Se anunciaban nombres y cargos en el presidium, pero la mayoría no escuchaba nada.
Una escena para pasar aceite: cuando llegó el turno de la presentación de la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se escuchó un vergonzoso y sordo abucheo:
—“Buuuuuuuuuhhhhhh”.
Un bochorno. Gallardo de inmediato reaccionó serio, negó con la cabeza, apretó los dientes y recriminó con mirada de espada a los suyos, como maestro a niños indisciplinados. Ese gesto, más que regaño, era advertencia: ¿Cómo se les ocurre?
Minutos después, vino el turno del gobernador para tomar la palabra, aunque dudó de su presentación hasta que se inclinó hacia la presidenta:
—“¿Ya me nombraron? ¿Ya paso?”
—“No sé…”, respondió Sheinbaum.
—“Es que no se oye nada.” Dijo Ricardo y se levantó al atril.
Gallardo habló breve, cálido, festivo. Parafraseó a Sheinbaum en su informe de Palacio: “Con nuestra presidenta vamos bien y vamos a ir mejor”. El aplauso verde sofocó los abucheos tímidos de algunos morenistas y maestros. Otra vez, la marea fosforescente se impuso en volumen.
El turno de la presidenta
Y entonces sí, llegó la voz que todos esperaban. Claudia Sheinbaum, con brazos alzados, como alcanzando un triunfo permanente que sostiene día con día, saludó a la multitud. El grito fue unánime:
—“¡Presidenta, presidenta!”
Pero el griterío magisterial no paraba y la presidenta tuvo que poner orden:
—“¿Me van a escuchar? Les traigo buenas noticias…”
El silencio se abrió paso. Anunció que el gobierno federal apoyaría a San Luis Potosí para pagar a los maestros. No explicó cómo ni cuándo, pero bastó. El alivio se convirtió en aplausos, como si una promesa ya fuera pago en efectivo.
Enumeró programas sociales, destacó la labor de las mujeres, habló del tren de pasajeros, del aeropuerto de Tamuín, de 40 mil viviendas y de un programa de agua. Más que detalles técnicos, ofreció horizonte político. Y como en cada gira, recordó que no se volvería al pasado de la “noche triste neoliberal”.
El evento, con presidenta presente, duró cincuenta minutos. Al terminar su intervención hubo abrazo con palmadas al gobernador; abrazo fraternal, largo, entrañable, con Rosa Icela. Gesto que se volvió foto, y la foto en mensaje.
Caras, gestos y señales
El himno nacional cerró el acto oficial. Todos de pie, todos correctos, todos con la misma solemnidad que en segundos se esfuma cuando el poder baja del templete.
La presidenta, una vez más escoltada de Gallardo, recorrió la otra primera fila, esa parte que no atendió en su llegada. Saludó rápido a diputados, (extrañamente el diputado Héctor Serrano ya no se encontraba y testigos aseguran que al llegar la presidenta, se le vio salir apurado del recinto)
Cortesía por igual par empresarios, sindicalistas, pausa breve pero notoria con el rector Zermeño, y otra pequeña parada para recibir un obsequio y firmar un libro.
Más selfies que conversaciones. Más sonrisas que palabras.
José Luis Fernández, siempre dispuesto al guiño, se presentó:
—“Soy diputado federal de la pollobancada.”
La presidenta sonrió.
Pero el tiempo real de Sheinbaum estaba reservado. El reencuentro fue en el bloque guinda, donde Rosa Icela había impuesto silencio al inicio. Ahí, sin prisa, Sheinbaum se tomó fotos con todos, abrazó a Rita Ozalia la dirigente estatal, escuchó, sonrió. Ahí sí se detuvo.
Afuera, la realidad
Mientras tanto, los asistentes —12 mil según el conteo— esperaban la salida. No había puertas abiertas hasta que la presidenta abandonara el recinto. El aire se hacía espeso, los ánimos cansados.
Y es que no llegaron caminando ni tarde. Desde las seis de la mañana se consignó que camiones verdes y guindas se estacionaron en el Tangamanga. El acarreo de siempre, con lonas y pancartas listas.
Para muchos, la visita presidencial duró diez horas, una jornada agotadora entre esperar, escuchar, aplaudir, salir.
La crónica se cierra como se abre: con gestos.
El silencio impuesto por Rosa Icela, la sonrisa diplomática de Gallardo, los abucheos inoportunos, el abrazo largo, los invitados sorpresivos, las palmadas de rigor, los camiones alineados en el parque. Todo cuenta, todo dice.
Así se vivió y se sintió la gira de Claudia Sheinbaum en territorio potosino: un acto de Estado vestido de mitin, una coreografía donde cada quien jugó su papel, un episodio contado con caras y gestos que, más que narrarse, se lee entre líneas.
Una visita que más que registrarse en boletines, se recordará como postal política: entre presencias y ausencias notorias, entusiasmos forzados, abucheos imprudentes, abrazos sinceros y silencios que pesan más que los discursos.
San Luis Potosí, por un día, se convirtió en espejo: verde y guinda frente a frente, disputando el micrófono, midiendo aplausos, compartiendo escenario. Aliados que se sientan por separado, se reclaman y se miran de reojo.
En medio, una presidenta que promete futuro con frases de alivio inmediato.
Una visita que, como suele pasar en la política mexicana, más que se cuenta… se descifra.
Aquí una galería:
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Encabeza Ricardo Gallardo desfile conmemorativo de la Independencia de México
Miles de familias potosinas celebraron y aplaudieron a los contingentes integrados por militares, cuerpos de seguridad y estudiantes
Por: Redacción
Con gran entusiasmo y en un ambiente de unión familiar, el Gobernador del Estado, Ricardo Gallardo Cardona, encabezó este 16 de septiembre el tradicional Desfile Cívico-Militar con motivo del 215 Aniversario del Inicio de la Independencia de México. Desde temprana hora, las principales calles del Centro Histórico de la capital se llenaron de colorido, música y banderas, donde miles de potosinas y potosinos se dieron cita para conmemorar una de las fechas más importantes del país.
El desfile contó con la participación de las Fuerzas Armadas del Ejército, así como de la Guardia Civil Estatal, cuerpos de auxilio, instituciones educativas, trabajadores del Gobierno estatal, asociaciones de charros y civiles, quienes desfilaron entre aplausos y muestras de orgullo de las familias reunidas. Las y los asistentes destacaron la organización del evento y expresaron su reconocimiento a los contingentes por su disciplina, compromiso y entrega al servicio de la sociedad.
Durante el recorrido, Ricardo Gallardo saludó a la ciudadanía y refrendó la importancia de mantener vivas las tradiciones que fortalecen la identidad mexicana, ya que la lucha por la Independencia es un llamado a la unidad, al respeto y al compromiso colectivo por un mejor futuro para San Luis Potosí y todo el país.
El desfile conmemorativo concluyó con la entonación del Himno Nacional y el cierre de la banda de guerra, lo que enmarcó esta fiesta patria que dejó una grata experiencia para quienes asistieron. Con este evento, el Gobierno del Estado reiteró su compromiso de seguir impulsando celebraciones cívicas que reúnan a las familias, fortalezcan los valores patrios y enaltezcan la historia de México.
También lee: Ricardo Gallardo conmemora el 215 aniversario del inicio de la Independencia de México
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Grito Histórico de la Primera Presidenta de México
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó un Grito de Independencia sin precedentes, marcado por la arenga a las heroínas anónimas
Por Roberto Mendoza
Esta noche de 15 de septiembre de 2025, el Zócalo de la Ciudad de México fue el escenario de una celebración que quedará inscrita en la historia. Ante miles de mexicanos, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo emitió su primer Grito de Independencia, un acto que rompió con el protocolo de años anteriores y reafirmó el enfoque de su gobierno. La ceremonia se distinguió por su notoria austeridad, prescindiendo de invitados especiales, comitivas ampliadas incluso de su familia, con la única presencia de su esposo.
El momento culminante de la noche llegó cuando la presidenta, en el balcón central de Palacio Nacional, tocó la campana de Dolores y pronunció una serie de arengas que resonaron en la Plaza de la Constitución.
El listado de proclamas fue el siguiente:
“Mexicanas, mexicanos: ¡Viva la Independencia!
Viva Miguel Hidalgo y Costilla.
Viva Josefa Ortiz Téllez Girón.
Viva José María Morelos y Pavón.
Viva Leona Vicario.
Viva Ignacio Allende.
Viva Gertrudis Bocanegra.
Viva Vicente Guerrero.
Viva Manuela Molina, La Capitana.
Vivan las heroínas anónimas.
Vivan las heroínas y héroes que nos dieron Patria.
Vivan las mujeres indígenas.
Vivan nuestras hermanas y hermanos migrantes.
Viva la dignidad del pueblo de México.
Viva la libertad.
Viva la igualdad.
Viva la democracia.
Viva la Justicia.
Viva México, libre, independiente y soberano.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!”
La arenga a las “heroínas anónimas” y el reconocimiento a figuras como Gertrudis Bocanegra y Manuela Molina, La Capitana, sumado a las proclamas por las “mujeres indígenas” y la “igualdad”, marcaron un fuerte acento de género en la ceremonia. Este enfoque se extendió a su vestimenta y a la banda presidencial. La presidenta lució un vestido morado, confeccionado por una artesana oaxaqueña. Este color, que simboliza la lucha feminista y la transformación, se interpretó como un homenaje a la reivindicación de la mujer en la vida política del país. Asimismo, la banda presidencial que portó fue elaborada de manera especial por mujeres del Ejército Mexicano, un gesto que subraya su papel como primera Comandanta de las Fuerzas Armadas.
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