diciembre 13, 2025

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Las universidades mexicanas han excluido a las mujeres de sus rectorías

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De entre nueve de las universidades más importantes de México, solamente cuatro tienen o han tenido perfiles femeninos al frente

Por: Soledad Alatorre

La rectoría es el máximo espacio de toma de decisión en una universidad; sin embargo, es otro sitio en el cual la participación de mujeres ha estado relegada, por lo cual, aquí te presentamos nueve de las universidades más importantes de México, de las cuales solo cuatro han tenido o tienen rectoras.

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

La institución educativa más importantes en el país fue fundada en septiembre de 1551, cuando nombrada como Real y Pontificia Universidad de México, tiempo después fue clausurada en los años de 1833, 1857, 1861 y 1865. En 1910 Porfirio Díaz decretó la conformación de la UNAM, pero fue hasta 1929 cuando recibió su título como Universidad Nacional Autónoma de México.

A pesar de la longevidad de esta institución, hasta ahora no han tenido inclusión de mujeres en la rectoría, pues a lo largo de este tiempo ha tenido 13 rectores, diez entre 1910 y 1929, diez entre 1929 y 1946, 13 entre 1946 y 2011, cabe mencionar que, todos los titulares en esta institución han sido hombres.

La actual sede de la UNAM se inauguró en 1953, Ciudad Universitaria fue incluída en 2007 dentro de la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Actualmente, la institución ofrece 130 carreras, divididas entre 38 sobre ciencias físico matemáticas e ingeniería; 31 de ciencias biológicas, químicas y de la salud; 22 de ciencias sociales y 39 humanidades y de las artes.

Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP)

El nacimiento de las Universidad Autónoma de San Luis Potosí se dio como resultado de movimientos sociales, pues en 1885, estudiantes del Instituto Científico y Literario apoyados por personas externas a este, hicieron escuchar la necesidad de cambiar el mismo, de tal forma que, el 10 de enero de 1923 fue promulgado el decreto en el que se hizo oficial la existencia de la UASLP.

A pesar de que en el sitio web de esta institución no se encuentra completa la información de los rectores que han tenido durante su historia, aparecen los nombres de 25 personas que han estado al frente de la UASLP, también aquí, todos hombres.

Actualmente, la UASLP ofrece 100 carreras, entre ingenierías y licenciaturas distribuidas entre los campus de la capital y el interior del estado.

Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

La institución comenzó a ofrecer servicios educativos en 1974, posteriormente se expandió a diferentes campus como Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa y Xochimilco.

Esta institución ha tenido a lo largo de su historia 14 rectores desde enero de 1974 hasta la fecha; sin embargo, una vez más cabe mencionar que todos han sido hombres, dejando de lado una vez más la participación femenina en estos espacios.

Actualmente, la UAM oferta más de 60 carreras, entre ingenierías y licenciaturas entre todos los campus que la componen.

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP)

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ha pasado por distintas etapas en su historia, desde su fundación como Colegio del Espíritu Santo en 1587, Real e Imperial Colegio, Colegio de Estado en 1825, Universidad de Puebla, Universidad Autónoma de Puebla en 1956, hasta que llegó a ser Benemérita Universidad en 1987.

Hoy en día, la institución ofrece 81 carreras distribuidas en distintas áreas como económico-administrativas, ingenierías y ciencias exactas, ciencias sociales y humanidades y ciencias naturales y de la salud.

A pesar de que en la página web de esta universidad hay un apartado destinado específicamente a la rectoría, actualmente dice no estar en funcionamiento, pero cabe destacar que entre todas las universidades consultadas, esta es una de las pocas que tiene una rectora, Ma. Lilia Cedillo Ramírez.

Universidad de Sonora (Unison)

La Universidad de Sonora fue fundada en 1942, por lo tanto desde hace 78 años ha impartido educación a las y los habitantes de dicho estado, ha pasado por cuatro etapas que llevaron a la institución a consolidarse en lo que es hoy en día, desde 1938 momento en que fue fundado Comité Pro-Fundación de la Universidad de Sonora hasta 1991 cuando se promulgó la ley que rige actualmente la Unison.

La Universidad de Sonora es otra que actualmente tiene una rectora, se trata de María Rita Plancarte Martínez, la única en la historia de la institución, pues anteriormente habían ocupado este puesto 16 hombres.

Hoy en día, la Universidad de Sonora tiene seis campus: Hermosillo, Cajeme, Nogales, Santa Ana, Caborca y Navojoa; además de la modalidad en línea, entre los cuales se dividen las carreras que oferta.

Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL)

La UANL surgió oficialmente en 1933, pero antes de esa fecha ya existían escuelas de Jurisprudencia, de Medicina y Farmacia, la Escuela Normal y Colegio Civil, inicialmente fue nombrada Universidad de Nuevo León y solo tenía algunas facultades, con el paso de tiempo cambió a UNAL.

La Universidad Autónoma de Nuevo León hasta ahora ha tenido 37 rectores, el último de ellos y actual es interino; todos ellos hombres.

Actualmente, la institución tiene 26 facultades, 26 divisiones en posgrado y 37 centros de investigación distribuidos entre los distintos municipios que integran Nuevo León.

Universidad de Guanajuato

Dicha universidad fue creada en 1732 con el nombre de Hospicio de la Santísima Trinidad, en 1827 cambió su nombre y se crearon algunas facultades como derecho, pintura, escultura y arquitectura; fue en 1945 cuando por fin comenzó a tener el nombre de Universidad de Guanajuato y desde 1994 ha sido autónoma.

Hasta ahora, la Universidad de Guanajuato ha tenido 26 rectores desde 1945 hasta la fecha, casi todos hombres, solamente entre febrero y septiembre de 1999 hubo una rectora: Silvia Álvarez Bruneliere; quien cabe mencionar, fue la persona que menos duró en el cargo.

Hoy en día, la Universidad de Guanajuato oferta 71 carreras divididas en cuatro campus universitarios a lo largo del estado.

Universidad Autónoma de Querétaro

El 24 de febrero de 1951 inició a impartir clases la Universidad Autónoma de Querétaro con la preparatoria, la escuela de Derecho y la de Ingeniería, desde 1981 comenzaron las actividades en centros de investigación de la Universidad Autónoma de Querétaro, actualmente hay 25 sedes de la Universidad de Querétaro, entre facultades y campus.

La Universidad Autónoma de Querétaro ha tenido desde 1951 a la fecha 17 rectores, 15 de ellos hombres y dos mujeres: Dolores Cabrera Muñoz entre 2000 y 2006; Margarita Teresa de Jesús García Gasca de 2018 a 2021.

Universidad de Guadalajara (UDG)

Esta institución se remonta a la época virreinal, pues en 1792 se inauguró la Real Universidad de Guadalajara, la historia de la UDG se divide en cuatro periodos específicos: La Real Universidad de Guadalajara entre 1791 – 182, confrontación de la Universidad de Guadalajara y el Instituto de Ciencias del Estado de Jalisco entre 1821–1861, interregno universitario de 1861 a 1925, la Universidad de Guadalajara, 1925-1989 ya Red Universitaria de Jalisco, 1989 a la actualidad.

Hasta ahora, la Universidad de Guadalajara ha tenido 50 rectores a lo largo de su historia, todos ellos hombres.

Hoy, la UDG tiene más de 100 carreras distribuidas a través de centros universitarios y sistemas educativos.

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Una carta con crayolas para el alma | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Hace poco menos de veinte años, cuando la vida todavía tenía forma de casa compartida y de futuro en plural, aprendí una de esas lecciones que no se anuncian, no se presumen y casi nunca se cuentan. Me la dejó quien fue mi compañera excepcional —la persona que me acompañaba en la vida— junto con una década de recuerdos, una despedida sin rencores y una enseñanza que hoy, por primera vez, me atrevo a escribir.

Nunca he hablado de esto. No por falsa modestia, sino por una creencia muy firme: ayudar en silencio es la única forma honesta de ayudar. No quiero que esto suene a presunción ni a chantaje emocional. Es una crónica pero también un cuento verdadero, una anécdota que se quedó años esperando turno y que hoy les comparto a Ustedes mi Culto Público.

En los primeros años de nuestro matrimonio, una Navidad, el DIF Estatal la llamó —o ella llamó, no lo recuerdo bien— para preguntarle si quería hacerse cargo de una “cartita navideña” de un niño o niña de alguno de los albergues de San Luis Potosí. Dijo que sí. Me involucró de inmediato. Yo también dije que sí (Así funcionan las cosas cuando uno comparte la vida con alguien que tiene brújula moral)

La dinámica era sencilla: los niños escriben su carta; tú compras los regalos; alguien más se encarga de entregarlos.

Durante años fuimos el Santa Claus de infancias invisibles. Nadie lo sabía, nadie lo contaba. Los regalos solicitados eran modestos: muñecas, colores, carritos, tenis, peluches. A veces —con otra letra, más adulta— aparecían tallas de ropa o números de calzado. Las maestras metían mano, porque los niños no piden sudaderas o zapatos… pero las necesitan.

Y entonces llegó esa carta: Una hoja doblada a la mitad con un dibujo torcido que pretendía ser un arbolito de Navidad, y una frase que aún hoy me hace un nudo en la garganta:

“Me llamo Ana (no es su nombre)… tengo cinco años y en esta navidad quiero una bolsa de papitas…para mí sola.”

(Lo juro: cada vez que lo escribo, algo se me rompe un poco por dentro).

Aquí no hay sorpresa solamente.Hay culpa.Hay coraje.Hay rabia contra todos pero sobre todo contra uno mismo.Hay tristeza. Hay un espejo que desnuda.

Porque ante una niña que no ha podido tener en toda su vida una bolsa de frituras para ella sola, cualquier cosa es despilfarro.

Pensar en cualquier cuenta de restaurante, todos los excesos a los que luego uno se da el gusto. cualquier viaje innecesario o cualquier fanfarronería, pensar en todo lo que se tiene y andar ocupado como si eso fuera símbolo de éxito, mientras hay alguien que deposita su esperanza navideña en algo tan sencillo…

Ninguno de esos años conocimos a los niños. La institución se encargaba de entregar los regalos. Nos explicaron por qué: evitar vínculos. Muchos de esos niños cargan una herida de abandono. (Creo que esa herida es el requisito número uno para estar en un albergue…) Por lo tanto, conocer a alguien externo, generoso, tierno, y luego volver a perderlo, puede ser delicado, es decir el que llega… también se va.

Han pasado los años.Los agostos después de los julios. Los diciembres antes de los eneros.

No tuve crisis de cuarentón sin hijos (guiño, guiño), pero sí una crisis conmigo mismo: preguntas, silencios largos, rompecabezas sin imagen en la tapa. Los caminos de aquella mujer excepcional y los míos se separaron sin estruendo, sin terceros, sin odio. Un adiós que luego trajo muchas bienvenidas, unas largas, otras no tanto.

Pero la tradición siguió. Estoy seguro de que también del otro lado.

Solo, entre comillas, invité a otras familias: la de sangre y la otra, la del trabajo que con el tiempo se vuelve casa. Desde entonces nunca ha sobrado una cartita. Siempre hay más manos que papel.

Recuerdo que hubo una excepción triste: La de un amigo, de esos del chat de toda la vida, que estalló cuando le llevé la carta:
—Jorge, no tengo tiempo ni para mis hijos. No voy a ir a comprar una sudadera de “Lady Bug” para una niña que ni conozco. Diles que vengan a una de mis tiendas y que agarren lo que quieran.

Pensé, con tristeza: qué pobre es mi amigo.

Con todo lo que tiene, no le alcanza para regalar treinta minutos a una niña que no tiene nada… salvo un deseo dibujado con crayola. El que verdaderamente no tiene nada es él y de verdad me conduelo hasta la fecha.

Pero este año algo cambió: Por primera vez nos avisaron que nosotros (los “cartahabientes”) llevaríamos los regalos en persona . Pregunté por el tema de los vínculos. Me explicaron que las nuevas terapias permiten visitas cuidadas. Los niños no se apegan por un regalo.
—A diferencia de muchos adultos —pensé— que sí se venden por uno.

Llegamos y había 19 niñas y niños sentados en hilera sobre un escalón, esperando turno para romper la piñata.Tan pequeños.Tan vivos. Tuvimos todos que desempolvar de la garganta el “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.

Antes, casi al entrar y verlos lo entendí de golpe: Mientras escuchaba el jalón de mocos o la voz entre cortada de alguno de mis compañeros, me di cuenta que los de la hilera en el escalón no estaban tristes…simplemente porque no saben que deberían estarlo.

Ellos no cargan su historia.La historia la cargamos nosotros, los de enfrente. Los extranjeros llenos de culpas.

Los que esperan turno por romper un jarrón que promete dulces, son las 19 almas más puras y energéticas de toda la colonia, quizá de toda la ciudad.

Y entonces nos incorporamos. Vi a Toño arrullar a un bebé dormido. A Charlie jugar a darle de comer a una muñeca. A Fermín repartir paletas y prender un pingüino bailarín.A Ana abrir un celular de juguete. A Adriana contar cuentos.

A mí me tocó jugar a las princesas… con una princesa. Una niña de cara luminosa que tenía la boca pintada de azul por una paleta enorme de esas mucho más grandes que sus pequeños dientes. Le pregunté su nombre varias veces. Nunca le entendí.

Entre otras cosas, me tocó llevar un cuento. Llevé tres de Oliver Jeffers: Cómo encontrar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa. Historias simples que dicen lo que a los adultos nos cuesta décadas entender: que a veces nada está perdido; que volver a casa no siempre es regresar y que las estrellas no se esconden, solo que uno deja de mirar.

Mientras leía, entendí algo brutalmente sencillo: las respuestas que mis noches oscuras no me dieron durante años, estaban ahí, sentadas en un albergue.

El sentido de la vida no era una señal divina. Era un niño que vuelve a casa. Era levantar la vista. Era salir de casa, o de la cárcel interna, para dar un vistazo a los demás. En eso estábamos cuando una adulta nos interrumpió:

—¿Ya te dijo cómo se llama? —preguntó una maestra.
—Sí, pero no le entendí.
Se inclinó y me susurró:
—Se llama Flor… pero ella dice que se llama Flor del Campo.

Flor del Campo. Claro.

No era un nombre. Era una respuesta.

Los perdidos no están ahí. Estamos afuera. Las estrellas no están escondidas.
Y los que tenemos que volver a casa… somos nosotros. Entonces caí en cuenta que este año tuve la mejor cosecha: una Flor del Campo que me sanó el alma.

Gracias, Bárbara.
Gracias, Ximena.
Gracias a todos.

Jorge Saldaña.

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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano

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Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado

Por: Ana G Silva

A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.

Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.

Inician.

Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.

La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.

A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.

Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.

Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.

En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.

Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.

En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.

En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:

Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.

Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.

Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.

Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.

Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.

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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP

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La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento

Por: Redacción

La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.

El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.

El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros

frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.

La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.

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Opinión

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