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#EstiloDeVida | Seis cafeterías en SLP a las que tienes que ir

Conceptos provenientes de todo el país, los mejores baristas de México, espacios budistas y diversos, estas son algunas opciones que guarda nuestra ciudad
Por: Itzel Márquez
El café y el frío son una excelente combinación y, en vísperas de la temporada invernal más. Es por ello que en #EstiloDeVida presentamos seis cafeterías en San Luis Potosí que tienen alguna peculiaridad y que deberías visitar.
SIDERAL
Este lugar se ubica en el corazón del centro histórico, Galeana #475, a unos pasos de Aranzazú. Cuenta Eduardo Caballero, uno de los autores del concepto, que «la cafetería es un ente vivo que evoluciona día a día, ofreciendo bebidas personalizadas en un ambiente que combina lo industrial y lo natural.
»La respuesta de la gente ha sido muy buena, se vuelven clientes frecuentes, hay dos señoras que acuden todos los días por la mañana y piden casi lo mismo, abrimos dos semanas antes de la pandemia, cerramos tres meses y reabrimos en junio, desde ahí ya no hemos cerrado, aunque fue difícil, ahora la gente hace fila para entrar».
La idea de Sideral era que hubiera obras itinerantes, noches bohemias e intervención artística; sin embargo, hasta ahora no ha posible por la pandemia, pero no descartan que en 2021 se pueda llevar a cabo.
COLIBRÍ
Desde la sierra de Huitzilan de Serdán (tierra de colibríes) en Puebla llegó Café Colibrí, sin intermediarios entre el productor y el consumidor, la sucursal de San Luis Potosí ubicada en Av. Carranza 880 es la franquicia número 69 en México, con dos años y medio en el estado.
Lilia Vega, una de las fundadoras del lugar, contó que actualmente ofrecen más de 40 variedades de bebidas en la carta, entre sus especialidades se encuentran: los piquetes de colibrí (cafés con un ligero toque de licor de café), irlandeses con crema de cappuccino, café del pueblo (tradicional café de olla) y, entre las bebidas frías emblemáticas de Colibrí están el hijo del maíz (bebida a base de pinole y maíz); además, hay opciones que pueden ser frías, calientes o heladas como el cajetíssimo o el chocolatoso, así como el mexicafé, a base de miel de mague y.
El logo se compone de dos colibríes con una taza de café en medio con el término Colibrí y Kafetzin (colibrí en náhuatl) y una franja de colores en medio llena de colibríes, cabe mencionar que por cada taza de café, un peso va a los productores.
Arandela, barra de café
Desde hace seis años con dos baristas comenzó, en Cordillera de los Himalaya #250, Arandela barra de café.
Julieta Vázquez, fundadora de Arandela cuenta que se llama barra de café porque “en el lugar se pueden probar diferentes orígenes de café, todos mexicanos, diferentes variedades y procesos en filtrados o en espresso. Se ofrecen machiatos, capuchinos, lattes o filtrado por batido libre o inmersión completa, cold brew. La idea es que como hay barras de postres con muchas opciones es algo similar, pues se pueden probar varios granos de diferentes formas”.
Vázquez agregó que en este momento cuentan con café de distintos estados como Oaxaca, Nayarit, Veracruz, Chiapas y Nayarit.
El equipo de baristas que colabora en Arandela han sido campeones nacionales representando a México en mundiales, actualmente son jueces en competencias mexicanas de baristas, empezaron dos baristas y ahora son 11.
Finalmente, Julieta menciona que el nombre de Arandela proviene de una pieza metálica, entre el tornillo y la tuerca, por sí sola es insignificante, pero si no está ahí el mecanismo no funciona, de ahí la filosofía del lugar: “el café de especialidad tiene una estrecha relación con la cadena productiva del café: un barista por más premios que tengamos no somos nada ni nadie sin el productor, sin el tostador, sin el catador o el consumidor final. Así, Arandela nos representa a todos en la cadena productiva del café ”.
Vishuddha café y crepas
Vishuddha cuenta con dos sucursales, la primera ubicada en Fernando González de Eslava #106 Col. Ricardo B. Anaya que comenzó en 2016 y la segunda está en Venustiano Carranza #550. Eduardo, su fundador, comentó que su propósito es que las personas puedan encontrar un espacio para identificar y expresar sus emociones, por ello, no tienen televisiones, para fomentar la comunicación y el diálogo entre los clientes; además, el personal que atiende el lugar está capacitado en diversidad, para que cada visitante pueda sentirse en un espacio libre.
El nombre del lugar proviene del budismo, su significado es «“poder expresar las cosas sin lastimar”, buscamos que la gente se conecte con sus canales sensitivos; así planteamos el concepto, como un lugar en el cual la gente puede conectarse con sus canales sensitivos».
En la primera sucursal su decoración se basa en plantas tanto naturales como artificiales para tener una conexión con el medio ambiente; mientras que en la sucursal del centro, se rescató lo antiguo del espacio y fue combinado con algunos matices contemporáneos.
En Visshudha ofrecen crepas, café, ensaladas, bebidas, smoothies y mermeladas con fruta natural, todo es renovado cada tres o seis meses.
El Cafecito
Claudia Gómez, fundadora del lugar cuenta que El Cafecito nace hace cuatro años con tan solo dos personas, pero su amor al café data de mucho años atrás, desde que ella tenía 15 años y trabajaba en cafeterías. Ahora tienen con dos sucursales, la primera ubicada en Terrazas #350 y la segunda a tan solo unas calles, en López Velarde #100, ambos en la colonia Tequis.
La decoración en el lugar es una composición de souvenirs de distintos países en los que vivió Claudia, como Londres, Nueva Zelanda, Australia y Barcelona.
Además del café, este espacio ofrece distintas actividades como una sala en la que los artistas potosinos pueden exponer y vender sus obras durante un mes, así como la iniciativa de una pregunta para fomentar una conversación más profunda entre los visitantes y con el propósito de fomentar la lectura, existe la iniciativa “toma uno, deja uno”, como un intercambio entre los visitantes; por último, El Cafecito realiza tres campañas altruistas al año y ofrece juegos de mesa para la integración de los visitantes.
Cabe destacar que El Cafecito ha sido sede de numerosos eventos como anuncios de televisión, de programas, videos, sesiones de fotos una boda por el civil, 40 pedidas de novia y 4 entregas de anillo.
Las bebidas más populares en el lugar son el cappuccino con fresa y la bebida llamada fresa exótica (soda italiana con sabor a fresa y frutos rojos).
500 Noches
Hace diez años un grupo de amigos en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas crearon el concepto 500 noches, tomando como inspiración la canción “19 días y 500 noches” de Joaquín Sabina, ahora se ha convertido en una franquicia con sucursales en Tuxtla, San Cristóbal, Comitán, Mérida, Celaya, León y San Luis Potosí se ubica en Calle Huasteca #300 Residencial Bellas Lomas; esta última ya tiene dos años.
Ángel Barrera, gerente de 500 Noches SLP mencionó que una de las características esenciales de 500 noches es la música en vivo, todos los días hay una persona cantando: trovadores, cantautores o músicos; casi todos mexicanos, pertenecientes al grupo exclusivo de la cadena.
Otro distintivo del lugar es la amplia variedad de cervezas artesanales mexicanas que ofrece provenientes de todos los estados, así como clericot y vinos con sabores variados y, el café que preparan es una mezcla de distintos granos hecha por Finca San Carlos exclusivamente para este lugar. En cuanto a alimentos, una de sus especialidades es la pasta 500 noches: cremosa, con chile de árbol, champiñones y tocino; entre sus opciones en la carta también ofrecen tapas, hamburguesas, cortes de carne y desayunos.
500 Noches ofrece desayunos desde las 09:00 am y comidas a partir de la 01:00 pm en un ambiente familiar que se complementa con una ludoteca.
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Visita presidencial de “caras y gestos”. Crónica de Jorge Saldaña
Por: Jorge Saldaña.
“Shhhhhhh… cállense”.
El dedo índice de Rosa Icela Rodríguez, la potosina de más carrera en la política que en el periodismo, llevaba y traía su dedo índice hacia sus labios como metrónomo de maestra en salón rebelde. La escena ocurría en la entrada sur del Centro de Negocios Potosí, donde se agrupaban familiares, diputados, dirigentes y devotos de Morena. Esa especie de elegidos con privilegios de primera fila que corearon cuando la tuvieron a la vista:
—“¡Gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora!”
La secretaria de Gobernación, vestida como maestra de convento —ataviada de negro, pelo recogido de bolita y lentes de armazón grueso—, parecía cargar todavía las tablas de quien sabe poner orden con solo mirar.
Silencio, les exigía, porque tras de ella estaba por entrar la mujer con la que compartió luchas, marchas, sobremesas y hasta hospedajes serranos en casa de las hermanas Rodríguez Velázquez, allá en Xilitla.
Era su amiga de décadas, su aliada, su cómplice: Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.
La presidenta, la primera en la historia, llegaba a San Luis Potosí. Y no era cualquier visita: era una cargada de símbolos y la presentación de su primer informe en territorio potosino, ese suelo donde las lealtades se pintan de guinda y verde fosforescente, y donde la coreografía del poder es más elocuente que cualquier discurso.
El bloque guinda y el invitado inesperado
En el corazón del bloque morenista, tras las vallas que los separaban del resto de mortales, una presencia destacaba como pez en pecera ajena: Enrique Galindo, alcalde de la capital, priista de cepa y panista de circunstancia, en un sorpresivo y simbólico equilibrio de acercamientos.
Invitado directo desde la oficina presidencial, se estrenaba en un evento federal en su propia ciudad (nunca lo habían invitado).
Una foto en ese lugar y con esa compañía, equivalió a un mensaje cifrado.
El resto del cortejo federal entró casi inadvertido: Mario Delgado, secretario de Educación, prefería mirar su celular que a la multitud; otros pasaban como sombras de reparto en una obra que no les pertenece. La expectativa miraba más alto: Sheinbaum aún no entraba, y ya el aire olía a electricidad contenida.
La entrada del “Pollo”
Un poco antes, pero de el otro lado del recinto, por la puerta opuesta, apareció Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado. Pantalón claro, camisa blanca de lino, aire festivo pero contenido. Su arribo fue anunciado por el micrófono, con tan mala acústica que nadie pareció darse cuenta.
El gobernador, acostumbrado a entradas estruendosas, se detuvo un instante: como extrañando la reacción, y la reacción no llegaba.
El salvavidas vino de José Luis Fernández, diputado federal y animador de la “pollobancada”. Con brazos en alto, agitó a la multitud como director de orquesta desesperado:
—“¡Ya entró el gobernador!”
Entonces sí, estalló el coro verde:
—“¡Gobernador, gobernador, pollooo, poollooo!”
Aplausos, algarabía, una ola que creció de norte a sur. El gobernador respondió saludando a la primera fila, esa franja VIP donde se mezclaron empresarios, diputados locales, rectores, dirigentes sindicales, dueños de medios y hasta representantes de pueblos originarios con su quesqueme de gala.
Un mural de México en miniatura
De un lado, la élite verde, con chalecos que parecían uniforme; del otro, el guinda con invitado que resaltaba como cereza en pastel de coco.
Y si en la zona VIP de Morena sobresalió la presencia de Galindo, en la del Verde se percibió la ausencia de la senadora Ruth González.
Entre ambos bandos, saludos medidos y a lo lejos. Sonrisas tensas, cortesías que se dan mirando de reojo. La política en versión tardeada de la secundaria.
El templete y el ruido
El salón estaba lleno: 12 mil asistentes según el conteo oficial. Playeras blancas con vivos verdes, otras con letras guindas, contingentes magisteriales con camisas del SNTE. Un mosaico tricolor que parecía más un mitin de tres campañas que un acto de gobierno.
El sonido, pésimo. Se anunciaban nombres y cargos en el presidium, pero la mayoría no escuchaba nada.
Una escena para pasar aceite: cuando llegó el turno de la presentación de la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se escuchó un vergonzoso y sordo abucheo:
—“Buuuuuuuuuhhhhhh”.
Un bochorno. Gallardo de inmediato reaccionó serio, negó con la cabeza, apretó los dientes y recriminó con mirada de espada a los suyos, como maestro a niños indisciplinados. Ese gesto, más que regaño, era advertencia: ¿Cómo se les ocurre?
Minutos después, vino el turno del gobernador para tomar la palabra, aunque dudó de su presentación hasta que se inclinó hacia la presidenta:
—“¿Ya me nombraron? ¿Ya paso?”
—“No sé…”, respondió Sheinbaum.
—“Es que no se oye nada.” Dijo Ricardo y se levantó al atril.
Gallardo habló breve, cálido, festivo. Parafraseó a Sheinbaum en su informe de Palacio: “Con nuestra presidenta vamos bien y vamos a ir mejor”. El aplauso verde sofocó los abucheos tímidos de algunos morenistas y maestros. Otra vez, la marea fosforescente se impuso en volumen.
El turno de la presidenta
Y entonces sí, llegó la voz que todos esperaban. Claudia Sheinbaum, con brazos alzados, como alcanzando un triunfo permanente que sostiene día con día, saludó a la multitud. El grito fue unánime:
—“¡Presidenta, presidenta!”
Pero el griterío magisterial no paraba y la presidenta tuvo que poner orden:
—“¿Me van a escuchar? Les traigo buenas noticias…”
El silencio se abrió paso. Anunció que el gobierno federal apoyaría a San Luis Potosí para pagar a los maestros. No explicó cómo ni cuándo, pero bastó. El alivio se convirtió en aplausos, como si una promesa ya fuera pago en efectivo.
Enumeró programas sociales, destacó la labor de las mujeres, habló del tren de pasajeros, del aeropuerto de Tamuín, de 40 mil viviendas y de un programa de agua. Más que detalles técnicos, ofreció horizonte político. Y como en cada gira, recordó que no se volvería al pasado de la “noche triste neoliberal”.
El evento, con presidenta presente, duró cincuenta minutos. Al terminar su intervención hubo abrazo con palmadas al gobernador; abrazo fraternal, largo, entrañable, con Rosa Icela. Gesto que se volvió foto, y la foto en mensaje.
Caras, gestos y señales
El himno nacional cerró el acto oficial. Todos de pie, todos correctos, todos con la misma solemnidad que en segundos se esfuma cuando el poder baja del templete.
La presidenta, una vez más escoltada de Gallardo, recorrió la otra primera fila, esa parte que no atendió en su llegada. Saludó rápido a diputados, (extrañamente el diputado Héctor Serrano ya no se encontraba y testigos aseguran que al llegar la presidenta, se le vio salir apurado del recinto)
Cortesía por igual par empresarios, sindicalistas, pausa breve pero notoria con el rector Zermeño, y otra pequeña parada para recibir un obsequio y firmar un libro.
Más selfies que conversaciones. Más sonrisas que palabras.
José Luis Fernández, siempre dispuesto al guiño, se presentó:
—“Soy diputado federal de la pollobancada.”
La presidenta sonrió.
Pero el tiempo real de Sheinbaum estaba reservado. El reencuentro fue en el bloque guinda, donde Rosa Icela había impuesto silencio al inicio. Ahí, sin prisa, Sheinbaum se tomó fotos con todos, abrazó a Rita Ozalia la dirigente estatal, escuchó, sonrió. Ahí sí se detuvo.
Afuera, la realidad
Mientras tanto, los asistentes —12 mil según el conteo— esperaban la salida. No había puertas abiertas hasta que la presidenta abandonara el recinto. El aire se hacía espeso, los ánimos cansados.
Y es que no llegaron caminando ni tarde. Desde las seis de la mañana se consignó que camiones verdes y guindas se estacionaron en el Tangamanga. El acarreo de siempre, con lonas y pancartas listas.
Para muchos, la visita presidencial duró diez horas, una jornada agotadora entre esperar, escuchar, aplaudir, salir.
La crónica se cierra como se abre: con gestos.
El silencio impuesto por Rosa Icela, la sonrisa diplomática de Gallardo, los abucheos inoportunos, el abrazo largo, los invitados sorpresivos, las palmadas de rigor, los camiones alineados en el parque. Todo cuenta, todo dice.
Así se vivió y se sintió la gira de Claudia Sheinbaum en territorio potosino: un acto de Estado vestido de mitin, una coreografía donde cada quien jugó su papel, un episodio contado con caras y gestos que, más que narrarse, se lee entre líneas.
Una visita que más que registrarse en boletines, se recordará como postal política: entre presencias y ausencias notorias, entusiasmos forzados, abucheos imprudentes, abrazos sinceros y silencios que pesan más que los discursos.
San Luis Potosí, por un día, se convirtió en espejo: verde y guinda frente a frente, disputando el micrófono, midiendo aplausos, compartiendo escenario. Aliados que se sientan por separado, se reclaman y se miran de reojo.
En medio, una presidenta que promete futuro con frases de alivio inmediato.
Una visita que, como suele pasar en la política mexicana, más que se cuenta… se descifra.
Aquí una galería:
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Encabeza Ricardo Gallardo desfile conmemorativo de la Independencia de México
Miles de familias potosinas celebraron y aplaudieron a los contingentes integrados por militares, cuerpos de seguridad y estudiantes
Por: Redacción
Con gran entusiasmo y en un ambiente de unión familiar, el Gobernador del Estado, Ricardo Gallardo Cardona, encabezó este 16 de septiembre el tradicional Desfile Cívico-Militar con motivo del 215 Aniversario del Inicio de la Independencia de México. Desde temprana hora, las principales calles del Centro Histórico de la capital se llenaron de colorido, música y banderas, donde miles de potosinas y potosinos se dieron cita para conmemorar una de las fechas más importantes del país.
El desfile contó con la participación de las Fuerzas Armadas del Ejército, así como de la Guardia Civil Estatal, cuerpos de auxilio, instituciones educativas, trabajadores del Gobierno estatal, asociaciones de charros y civiles, quienes desfilaron entre aplausos y muestras de orgullo de las familias reunidas. Las y los asistentes destacaron la organización del evento y expresaron su reconocimiento a los contingentes por su disciplina, compromiso y entrega al servicio de la sociedad.
Durante el recorrido, Ricardo Gallardo saludó a la ciudadanía y refrendó la importancia de mantener vivas las tradiciones que fortalecen la identidad mexicana, ya que la lucha por la Independencia es un llamado a la unidad, al respeto y al compromiso colectivo por un mejor futuro para San Luis Potosí y todo el país.
El desfile conmemorativo concluyó con la entonación del Himno Nacional y el cierre de la banda de guerra, lo que enmarcó esta fiesta patria que dejó una grata experiencia para quienes asistieron. Con este evento, el Gobierno del Estado reiteró su compromiso de seguir impulsando celebraciones cívicas que reúnan a las familias, fortalezcan los valores patrios y enaltezcan la historia de México.
También lee: Ricardo Gallardo conmemora el 215 aniversario del inicio de la Independencia de México
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Grito Histórico de la Primera Presidenta de México
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó un Grito de Independencia sin precedentes, marcado por la arenga a las heroínas anónimas
Por Roberto Mendoza
Esta noche de 15 de septiembre de 2025, el Zócalo de la Ciudad de México fue el escenario de una celebración que quedará inscrita en la historia. Ante miles de mexicanos, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo emitió su primer Grito de Independencia, un acto que rompió con el protocolo de años anteriores y reafirmó el enfoque de su gobierno. La ceremonia se distinguió por su notoria austeridad, prescindiendo de invitados especiales, comitivas ampliadas incluso de su familia, con la única presencia de su esposo.
El momento culminante de la noche llegó cuando la presidenta, en el balcón central de Palacio Nacional, tocó la campana de Dolores y pronunció una serie de arengas que resonaron en la Plaza de la Constitución.
El listado de proclamas fue el siguiente:
“Mexicanas, mexicanos: ¡Viva la Independencia!
Viva Miguel Hidalgo y Costilla.
Viva Josefa Ortiz Téllez Girón.
Viva José María Morelos y Pavón.
Viva Leona Vicario.
Viva Ignacio Allende.
Viva Gertrudis Bocanegra.
Viva Vicente Guerrero.
Viva Manuela Molina, La Capitana.
Vivan las heroínas anónimas.
Vivan las heroínas y héroes que nos dieron Patria.
Vivan las mujeres indígenas.
Vivan nuestras hermanas y hermanos migrantes.
Viva la dignidad del pueblo de México.
Viva la libertad.
Viva la igualdad.
Viva la democracia.
Viva la Justicia.
Viva México, libre, independiente y soberano.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!”
La arenga a las “heroínas anónimas” y el reconocimiento a figuras como Gertrudis Bocanegra y Manuela Molina, La Capitana, sumado a las proclamas por las “mujeres indígenas” y la “igualdad”, marcaron un fuerte acento de género en la ceremonia. Este enfoque se extendió a su vestimenta y a la banda presidencial. La presidenta lució un vestido morado, confeccionado por una artesana oaxaqueña. Este color, que simboliza la lucha feminista y la transformación, se interpretó como un homenaje a la reivindicación de la mujer en la vida política del país. Asimismo, la banda presidencial que portó fue elaborada de manera especial por mujeres del Ejército Mexicano, un gesto que subraya su papel como primera Comandanta de las Fuerzas Armadas.
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