octubre 19, 2025

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#4 Tiempos

Ese día cualquiera que Wozniak visitó San Luis | Crónica de Jorge Saldaña

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TERCERA LLAMADA.

“Es como decir que conociste a Pasteur, a DaVinci, o a…o a Madame Curie”, aporta con atino y visión de género a la conversación la señora Lorena Valle, esposa del gobernador Juan Manuel Carreras, iniciador y propietario de la breve, compacta e improvisada charla que se suscitó tras despedir el mandatario a Stephen Gary Wozniak, desde ayer visitante distinguido del Estado e invitado de gala en la clausura del Foro trilateral Nasco 2021 del que fue anfitrión San Luis Potosí.

“Hasta hace pocos años pensar en una máquina que hiciera millones de cálculos en milésimas de segundos era algo que solo podría atribuirse a un asunto de magia, de Ciencia Ficción, pero hoy en día resulta de lo más cotidiano”, le soltó el mandatario en su discurso al invitado unos minutos antes de entregarle la distinción.

Contundente el golpe de verdad en las palabras del gobernador anfitrión, cuando solo hacía falta voltear para notar que tanto la conferencia, como el momento protocolario, estaban siendo registrados por docenas de iPhones y iPads en manos de más de un centenar de asistentes presenciales y miles que lo hicieron a distancia en una transmisión en vivo, ambas circunstancias impensables sin la tecnología que el ingeniero expositor nacido en San José California, pero auto-declarado “ciudadano del mundo” creó hace apenas cuatro décadas.

Los videos que se reprodujeron durante la sesión y el circuito cerrado de cobertura, también fueron controlados por al menos cinco equipos con el logo de la manzana mordida.

Las tarjetas madre de cada dispositivo trabajando para su padre.

Woz, como en la mayoría de las imágenes que se encuentran en la red, vistió de negro en pantalón, playera tipo polo y saco, no hubo calcetines entre sus sandalias Náutica y sus pies, ningún accesorio extra a un iWatch en su mano izquierda, una peculiar sonrisa bonachona y la canibarba en el sótano del rostro de un genio de talla global que visitó por primera vez tierras potosinas.

Como interlocutor de Wozniak, fungió uno de esos “si-y-ou” de trayectoria rimbombante y que actualmente se desempeña como uno de los capitanes de la empresa Siemmens.

Las preguntas fueron escasas y de poca profundidad por no decir frívolas en ocasiones, no obstante Rok Roky Racoon (así se registró en la Universidad de Colorado Boulder de donde fue expulsado) aprovechaba cada pie del interlocutor para plantear su propia narrativa.

En la pista de lo ligero, derrumbó mitos de la película biográfica de su socio y tocayo Steve titulada “Jobs”, como ese muy conocido de que iniciaron Apple Computers Inc en una cochera. En realidad no fue así y hubo al menos una década de trabajo previo y muchas otras circunstancias y personajes alrededor de la construcción de un imperio corporativo que, de ser país, sería la octava economía del mundo y contaría con 2 mil 400 billones de dólares (2 mil 400 y 9 ceros más).

Anécdotas de su familia, de su esposa, del dinero para escuelas en Cupertino, del googleo sobre el lago Tahoe, la idea de la aplicación Siri, su aparición en “Dancing with the stars” o su cameo en la serie “The Big Bang Theory” (que reconoce no haber visto antes de participar en las mismas), referencias a Elon Musk, a Tesla y la comparativa recurrente de tener la pasión de crear por crear, crear para sí mismo, crear para hacer un mundo mejor sin tener como objetivo impulsor las ganancias y el beneficio.

En un terreno más profundo, el ingeniero apasionado por la matemática y la enseñanza (tiene una fundación educativa global) aseguró a los potosinos que la vida se trata sobre la felicidad, sobre ser honestos consigo mismos, aconseja ser respetuoso de las habilidades de los demás, y asume que la creación auténtica, la que transforma, proviene de la búsqueda de las propias respuestas y no de la aceptación de las que ya existen.

De acuerdo a la visión del también filántropo, acudir a la universidad y responder un examen con las mismas preguntas y con las mismas respuestas, genera individuos con exactamente los mismos conocimientos. “Puede ser buena, pero tiene sus limitaciones” No hay un pensamiento autónomo u auténtico, sino la repetición y acaso la circulación del mismo. Por eso el “Think Different” por eso el pensar “Out of the box”.

Es asunto de prioridades y ninguna opción es por sí misma negativa –atajó- pero no se forman “inventores” en la universidad y es una disyuntiva primordial para las nuevas generaciones pensar en la inversión de obtener un título de profesional o con ese recurso aventurarse en una “StartUp”. Es cuestión de actitud y de prioridades, aconsejó.

-“Amar todo alrededor de tu vida”.
-“La pasión es más importante que el conocimiento”.
-“La pasión es la razón con la sonrisa”.
-“Hay que lanzarse al océano, solo hay dos opciones: o nadas o te ahogas”.
-“El Bitcoin es el oro digital”.
-“Se transforma con la actitud”.

Fueron algunas de sus frases, que me atrevo a marcar como cita textual aunque pueden variar por la traducción de quien esto escribe (La traducción simultanea con la que se contó en el evento tampoco era muy precisa).

Entre semejantes decretos, consejos y experiencias en voz de quien es considerado un genio, “Inteligencia es una palabra graciosa… hay que definir la inteligencia” destacó del resto y provocó un “gasp” o momento de jalar aliento para repensar lo escuchado entre la audiencia.

Simpático, bromista, cómodo, sin pose de diva ni de profeta con la verdad facturada, Wozniak de acuerdo tanto a lo dicho por sí mismo, como a algunas advertencias de sus representantes dadas a conocer previamente a los organizadores, es también un hombre introvertido, que se siente incómodo con las relaciones interpersonales, que odia el SPAM y a los “fans” que llegan a interrumpirle en su vida cotidiana. Es un Rockstar que no disfruta serlo.

Aun así, lanzó la carnada más usada de los famosos: “San Luis es el mejor lugar de México, y si quisiera vivir en este país

(al que reconoce mucho más desarrollado y menos pobre que hace 20 años) escogería a “Saint Loois Potósi (así con el acento en la “o”) porque ahora es mi favorito”. Llegaron los aplausos.

Las advertencias sobre la interacción personal tomaron forma al no haber oportunidad de verdadera comunicación, cero “feedback”, no hay sesión de preguntas ni con la audiencia física y mucho menos la virtual. El invitado jamás bajó del templete de metro y medio que sostenía el escenario conformado por tres pantallas gigantes, a la derecha un discreto “set” de dos sillones elegantes donde se sostuvo la charla y una pequeña mesa central.

Aplausos. “Bye” desde lejos. Algunas palabras de Tiffany Melvin, presidenta de la North American Strategy for Competitiveness. ¿Ella cerró el evento? ¿Ya se acabó? ¿Se retira Wozniak?

Huele a una rápida despedida. Un impertinente de la segunda fila saca una carpeta tamaño carta abierta de par en par en la que a manera de cartel, se lee algo escrito con una letra espantosa:

-Steve, can you please sign my 1986 Aple II?

El genio de Cupertino entrecierra los ojos para alcanzar a leer la improvisada pancarta, la presidenta de Nasco, con visión más afinada, se acomide a hacerlo y se lo transmite. Woz hace un ademán con ambas manos que se interpreta como un ¿Y en dónde está?

A la Apple II se refirió en repetidas ocasiones durante su conferencia. Es la primer computadora personal con teclado, monitor y una unidad de disco “flopy”, que se vendió por más años que ningún modelo, el verdadero producto que hizo sólida en ese momento a la compañía de la manzana y de la que, se nota, Wozniak está verdaderamente orgulloso por la pasión con la que se refirió a la misma.

De inmediato el imprudente volteó de lado la carpeta-pancarta, en la que decía:

-In the trunk of my car.


Wozniak sonrió al detalle de tener por adelantado la respuesta sobre la ubicación de la nostálgica y beige computadora que “todos tuvimos” (según Steve Wozniak) entre 1983 y finales de 1994 y pidió con la mano al imprudente acercarse.

No, no iba a salir Steve a firmar una computadora al estacionamiento, pero accedió a firmar un par de dispositivos de colección que el imprudente llevaba en mano. Aplausos nuevamente al generoso gesto del que dio cuenta la audiencia.

Una docena de personas siguieron el ejemplo del imprudente solicitador de autógrafos para computadoras y lo mismo acercaron iPhones que iPads que servilletas o papeles. Era comprensible, volver a estar a centímetros de un pionero de ese calado seguramente no será un asunto con muchas posibilidades de repetirse.

No a todos dijo que sí, ni tampoco firmó cualquier cosa. Asunto de marcas, de derechos, de tiempos, de dispositivos o meros cuidados de su firma, solo el lo sabe.

El imprudente guardé muy bien mis nuevos coleccionables favoritos marcados ya con los trazos de su creador.

Foto rápida con los organizadores, los titulares de Desarrollo Económico de otros estados, el gobernador de éste, el Director de Desarrollo Económico potosino, Gustavo Puente Orozco, y no más. Adiós Steve, su vehículo lo esperaba para partir de inmediato a su aeronave. Adiós Saint Looois Potósi.

El evento con el lema “Stronger Together” fue un éxito y no solamente por Wozniak (que le dio muchísimo realce) sino también por la “Coompetive” una mezcla entre cooperación y competencia que resultó de tres días de agenda y de relaciones de negocios entre tres países aliados reunidos en el valle del Tangamanga.

Los VIP subieron la escalera eléctrica del Centro de Convenciones donde los esperaba una comida de clausura. El resto bajamos la escalinata de piedra para retirarnos del sitio.

En medio de ambas gradas, las que subían y bajaban, se quedaba el sabor de un San Luis próspero, privilegiado geográficamente, con potencial no solamente automotriz o manufacturero, vocaciones de ciudad en puerta, grandes esperanzas, riqueza en recursos humanos y vaporoso de bondades por donde se le vea. Caray, tenemos todo.

Afuera, a pocos minutos y cuadras del punto de reunión de tres países por la competitividad, en una calle cualquiera, están dos niñas menores de 10 años trabajando. La más pequeña pasa un traste de plástico a los conductores detenidos en el semáforo para pedirles alguna moneda. La más grande toca en su acordeón una canción tristísima.

Trabajan juntas y seguramente se reparten las monedas, ellas también son “Stronger Together”.

La canción tristísima no cabe en los 250 gigas de mi Mac. El recuerdo del día que Wozniak visitó San Luis quedó guardado en el limitado disco duro de mi memoria y entre tanto, mi lento procesador se queda congelado en una pregunta:

¿Cómo salir de la caja cuando duermes en cartón?

(¿Le pregunto a Siri?)

@jfsh007

#4 Tiempos

Tamtoc, cuna del calendario mesoamericano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En el año 2005 se llevó a acabo el proyecto arqueológico Tamtoc en la huasteca potosina, donde se localizó una gran lápida esculpida en bajo y alto relieve en el fondo de un estanque que se conecta a un canal que desemboca en la llamada Laguna de los Patos. Junto a la lápida se encontró cerámica a manera de ofrenda cuyos análisis indicaron que correspondían a tradiciones alfareras asociadas a la costa del Golfo de México del periodo 900 años antes de Cristo a 650 años antes de Cristo.

Análisis posteriores indicaron que esa lápida conocida como Monumento 32, así como la escultura femenina asociada corresponde al periodo Preclásico tardío con inicio en 350 antes de Cristo. El monolito en cuestión está labrado con un mensaje simbólico que no se asemeja a ninguna otra muestra de arte mesoamericano.

Una vez colocado en su posición original y con estudios sobre su orientación con la ayuda de herramientas de la arqueoastronomía se encontró que la orientación implica una peculiar división del año, la cual define la temporada de iluminación del monolito por los rayos solares. La conclusión actual, por parte de los investigadores, es que Tamtoc es una de las ciudades donde tempranamente se utilizó el calendario mesoamericano.

En Tamtoc se desarrollaron importantes rituales vinculados a la vida y la fertilidad, que concurren en la noción de la cosmogonía mesoamericana y por extensión en la cosmovisión. Resultados que tras largos años de análisis son dado a conocer por uno de los involucrados en los estudios astronómicos de la ciudad de Tamtoc, Jesús Galindo Trejo, en una reciente publicación de los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

Las primicias de este descubrimiento nos las compartió Jesús Galindo en el 2007 en lo que fue la primera charla del ciclo Noches de Museo que organizamos en el entonces Museo de Historia de la Ciencia de San Luis Potosí. Dieciocho años después, publica sus resultados aportando a la historia de uno de los más antiguos pueblos originarios del país situada en la huasteca potosina y que marca esa cosmovisión huasteca reflejada en el Monumento 32, que es uno de los monumentos importantes de ese sitio arqueológico.

Parte de los cálculos astronómicos que realizó Jesús Galindo nos los reservamos, como nos lo pidiera entonces, hasta que sean publicados.

Jesús Galindo Trejo es Licenciado en Física y Matemáticas por la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN. Realizó estudios de Posgrado en la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Obtuvo el doctorado en Astrofísica Teórica en la Ruhr Universitaet Bochum en la República Federal de Alemania. Fue Investigador Titular en el Instituto de Astronomía de la UNAM durante más de 20 años en las áreas de Plasmas Astrofísicos y Física Solar. Actualmente es Investigador Titular en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Su actividad de investigación se centra principalmente en la Arqueoastronomía de Mesoamérica. Es miembro del SNI. Pertenece a la Unión Astronómica Internacional. Ha realizado investigación Arqueoastronómica en Malinalco, en el Templo Mayor de Tenochtitlan, en Teotihuacan, en Oaxaca, en la Huaxteca, en Baja California y en algunos sitios de la Región Maya.

Sus inicios en la arqueoastronomía se remontan a fines de la década de los ochenta, cuando participó en nuestro programa de divulgación científica Domingos en la Ciencia de San Luis Potosí, charlas en las que nos hablaba todavía de sus investigaciones sobre física solar y nos adelantaba sus inquietudes en iniciar estudios de arqueoastronomía en el sitio de Malinalco  cuando conoció al cronista de Malinalco, quien le señaló que en la historia de ese pueblo había aspectos que podrían estar conectados con la disciplina astronómica. Asimismo, su participación en el proyecto coordinado por la doctora Beatriz de la Fuente, del Instituto de Investigaciones Estéticas, sobre pintura mural prehispánica, lo interesó en la cosmogonía de los antiguos mexicanos.

En una entrevista para la revista ¿cómo ves?, Galindo aseguró que el acercamiento al estudio de las antiguas civilizaciones del país lo ha llevado a acercarse a las 60 lenguas de México, porque de esta manera “se puede penetrar en la mentalidad de aquellos que hace más de 500 años construyeron sociedades y levantaron templos, legados actualmente ignorados por muchos mexicanos”.

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Meditación sobre el azar | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

-Dudé de Dios –dijo el hombre visiblemente apenado-. Creo, según he oído decir, que es el único pecado que no tiene perdón. Pero es que estaba al borde del colapso…

El hombre se mesaba los cabellos, se secaba el sudor, lloraba más que gemía.

-Incluso hasta llegué a blasfemar. Dije a Dios cosas que no me hubiese atrevido a decir ni siquiera al peor de mis contrarios. ¿Verdad que para esto no hay perdón?

Yo me limitaba a dejarlo hablar. A todas luces se veía que lo necesitaba. Era necesario que lo dijera todo, que se desahogara. ¿Para qué, pues, interrumpirlo?

-Cuando me dijeron que ya no había trabajo para mí, creí que nunca perdonaría a Dios. ¿Por qué me había dado cuatro hijos si ya no iba a poder mantenerlos? Hoy, claro está, veo las cosas desde otra luz, pero en aquellos días de incertidumbre y desasosiego… ¡Quería morirme! Y, lo que es peor, quería que también mis hijos se murieran. ¿Comprende usted que les deseé la muerte?

Pensé en esos cuatro niños a los que yo no conocía. ¿Sabrían alguna vez que su padre, en un momento de desesperación, pensó lo que acababa de decirme? Pero no, no lo sabrán. Los pensamientos de su padre quedarán guardados para siempre en el silencio de Dios. ¡Que no lo sepan, que su padre no se lo diga nunca! Hay sinceridades que matan.

¡Y pensar que era necesario que yo perdiera aquel trabajo para poder tener el que ahora tengo! Cuando pienso en esto, me lleno de vergüenza. Sí, era necesario vivir esa pena para conocer la satisfacción que ahora experimento. Mis hijos, hoy, están mucho mejor que antes, y me digo a mí mismo: «¡Qué bueno que perdí aquel empleo!».

Sonreí. Porque siempre he creído que la palabra azar es una palabra bastarda que no debió acuñarse nunca. ¿Quién la inventó y qué quiso decir con ella? ¿Que el mundo se mueve como un barco sin timón? ¡Casualidad! ¿Quién es el tonto que cree en las casualidades? La palabra azar no debería existir en el vocabulario cristiano, pero, ya que existe, habría que darle el significado que le daba, por ejemplo, Anatole France (1844-1924): «Azar: aquello que Dios hace cuando no quiere poner su nombre». 

A estas alturas de mi vida he llegado a la conclusión de que ni siquiera los libros que caen en nuestras manos lo hacen por casualidad. A veces pienso que, si nos los encontramos en el estante de una librería cualquiera, es porque Dios ha querido decirnos algo a través de ellos.

Y de los encuentros, ¿qué decir? Que es Dios quien nos envía a estas personas que no buscábamos por una razón que generalmente desconocemos pero que forma parte de su misterioso querer. «El destino, al igual que todo lo humano –dijo una vez el escritor argentino Ernesto Sábato (1911-2011)-, no se manifiesta en abstracto, sino que se encarna en alguna circunstancia. Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obras de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados. ¡Cuántas veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino como si hubiéramos pertenecido a los capítulos de un mismo libro!

Nunca supe si se los reconoce porque ya se los busca o se los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino» (Conferencia en la Feria del Libro de Sevilla, 2002).

También ahora, como en los tiempos de Moisés, sólo nos es permitido ver a Dios «de espaldas», es decir, cuando ya ha pasado. Únicamente entonces podemos decir como aquel hombre de quien acabo de contar la historia: «¡Y pensar que era necesario que yo perdiera aquel trabajo para poder tener el que ahora tengo!». Siempre es hasta después cuando se comprende por qué ocurrieron ciertas cosas que en su momento nos parecieron horrorosas, ininteligibles e insoportables.

En un libro sobre Jesucristo (El Jesús desconocido), Donald Spoto hace la siguiente reflexión: «El azar no implica necesariamente falta de propósito; lo que llamamos caos quizá no sea desorden, sino un claro signo de las limitaciones de nuestra comprensión… La experiencia humana valida este enfoque. En nuestra historia individual, ¿no vemos un momento aparentemente accidental o fortuito, a posteriori, como sumamente significativo e incluso como el comienzo de una nueva etapa de la vida? Si yo no hubiera asistido a tal escuela en tal momento, por ejemplo, no habría tenido ese excelente maestro, seguido ese importante curso ni trabado esa duradera amistad. Si nuestros padres no se hubieran conocido en tal momento, nunca jamás lo habrían sido. Si no hubiéramos asistido a tal reunión, no habríamos conocido al amor de nuestra vida ni iniciado una carrera importante. No es exagerado afirmar que los elementos más importantes de la vida del amor dependen tanto de lo que podríamos llamar accidente significativo como deliberación. El novelista y dramaturgo francés Georges Bernanos lo expresó muy bien: Lo que llamamos azar tal vez sea la lógica de Dios».

Vistas así las cosas, aun cuando me halle en cama y afiebrado –y quiera morirme de pura pesadumbre-, debo poder decirme a mí mismo con convencimiento y seguridad:

-Sí, quizá sea necesario que hoy no salga de casa. Si Dios me tiene encerrado aquí, por alguna razón será. ¿Iba hoy a atropellar a un caminante distraído en la avenida, o es que un camión carguero iba a arrollarme a mí? En efecto, tal vez sea éste el motivo por el que no debo salir. Después de todo, es muy posible…

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Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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