#4 Tiempos
#Entrevista | Una pareja de científicos bien cuerdos
Susana López Charretón y Carlos Arias Ortiz, dos de los investigadores mexicanos más importantes en las áreas de epidemiología y virología cuentan sobre su trabajo y vida familiar
Por: Mariana de Pablos
El combustible de La Orquesta.mx siempre ha sido la vitalidad de los jóvenes periodistas potosinos. Como parte de un ejercicio para dar a conocer su talento, durante las próximas semanas publicaremos entrevistas y crónicas realizadas por los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Queremos saber cuál es la visión de las chicas y chicos que, desde ya, son responsables de registrar la memoria de nuestra ciudad.
Carlos Arias Ortiz, de 65 años, es investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM en el área de biología molecular y epidemiología de virus gastrointestinales y respiratorios, con énfasis en rotavirus y astro-virus, los cuales son responsables de la muerte de aproximadamente 500 mil niñas y niños menores de dos años de edad en el mundo. Es autor de importantes artículos en revistas internacionales y ganador de diversos premios como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales (2014), el premio Carlos J. Finlay de Microbiología UNESCO (2001) junto a su esposa Susana; y el premio Howard Hughes Medical Institute International Research Scholar 1997-2001 (1997).
Por su parte, Susana López Charretón es una exitosa viróloga mexicana que, a sus 62 años, posee los títulos de Licenciatura, Maestría y Doctorado en estudios de Investigación Biomédica Básica, con mención honorifica por parte de la UNAM en el examen de Licenciatura y de Doctorado. Es autora de múltiples publicaciones científicas; y debido a su interés por resaltar la importancia de la vacunación infantil, actualmente, en colaboración con dos investigadoras más y una dibujante, publicó un libro animado titulado “Pablo tiene sarampión”, el cual, ha sido traducido a diferentes idiomas y recientemente goza con la opción de audio. Ha sido merecedora de varios premios, entre los cuales resaltan el premio For woman in Science Loreal-UNESCO Francia (2012), la Medalla Omecihuatl Inmujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México o (2012), y el premio Bienal Funsalud en Enfermedades Gastrointestinales (NADRO) Fundación Mexicana para la Salud (2002), este último en colaboración con Carlos.
Su pasión y constante interés por la ciencia fue la razón por la que la vida los reunió. Gozan de una vida juntos, en la cual, el trabajo en equipo es un aspecto de gran importancia, tanto desde el punto de vista laboral, en donde comparten sus logros y éxitos; como en el familiar, en el cual, son padres de dos hijos ya adultos: Rodrigo y Alejandra.
Debido a que se trató de una entrevista de pareja, la dinámica consistió en hacer preguntas individuales y otras de pareja, las cuales, podría contestar cualquiera de los entrevistados o complementar la respuesta del otro.
Pregunta: ¿Cómo surgió tu interés por dedicarte a la ciencia?
Carlos: De manera… azarosa. En realidad, después de terminar la carrera quería hacer una maestría y un doctorado que me permitiera poner un laboratorio de análisis clínicos, el cual era uno de mis objetivos para ganar mucho dinero. Pero no me gustaba la idea de hacer cien análisis diarios, me parecía muy aburrido y rutinario. Yo quería diagnosticar la presencia de virus. Y en general, la idea de hacer ciencia y de responder preguntas de cosas que no se saben, me gustó mucho y me quedé haciendo ciencia.
Susana: Es algo que ya tenía dentro de mí porque desde chiquita me ha gustado jugar con lagartijas o hacer experimentos con moscas. Como que siempre quise saber cómo funcionaban las cosas y más que nada los seres vivos.
Pregunta: ¿Quiénes o qué fue lo que te influyó/inspiró a ser quien eres ahora, en el aspecto científico?
C: Una persona que influyó mucho en mí fue mi tutor de maestría y doctorado. Es una persona muy modesta en cuanto a sus logros científicos, que son muchos; y que también posee una capacidad para detectar cuales son las preguntas clave en diferentes campos científicos. Con una honestidad particularmente sobresaliente, la cual es una de las características que se necesitan para ser científico.
Fue siempre un ejemplo a seguir para mí.
S: En realidad entre a una carrera nueva que se dedicaba justo a la investigación y ahí tuve la suerte de tener tutores buenísimos que me entusiasmaron todavía más en lo que quería hacer. Pero una imagen de algo en sí, no.
Pregunta: ¿Alguna vez, de joven, pensaste que llegarías a donde estás ahora?
C: No, la verdad no. Nunca pensé hasta donde iba a llegar. Siempre la pasé muy bien, muy contento haciendo lo que hacía y eso me bastaba. Sabía que mientras uno haga lo que le gusta, y se esfuerce por ello, siempre la recompensa llega sola, no hay que buscarla. Desafortunadamente puede haber casos en que eso no suceda, pero en general, si uno trabaja mucho, bien y de manera honesta todas las cosas caen por su propio peso. Entonces esa fue un poco mi situación: no buscar algo de manera desesperada, sino simplemente hacer las cosas bien en lo que me tocaba hacer.
S: Pues no, eso es algo que uno nunca se puede imaginar.
Pregunta: ¿Cuáles eran las metas o sueños que tenías de joven?
C: Mis metas nunca estuvieron relacionadas con lo que soy ahora. Mi aspiración solía ser tener una medalla olímpica de natación. Después, quería tener un laboratorio de análisis clínicos que me permitiera vivir bien, lo cual era idea de mi papá porque él era médico y me insistía con que esa era un área muy provechosa y buena económicamente, pero en este caso no era aspiración, sino que era lo más viable. Pero hablando de metas como tal nunca fui muy reflexivo, más bien, disfrutaba lo que tenía.
S: Si estaba clara que me gustaba mucho la investigación y que quería dedicarme a la investigación. No quería seguir el patrón de mi generación que era casarte y tener hijitos y dedicarte toda la vida a cuidarlos. Sino que desde chica platicaba mucho con mi mamá y le decía que yo quería ser algo más, quería poder estudiar y aprender muchas cosas, quería más que solo cumplir con un rol que ya me tenían asignado.
Pregunta: Actualmente, ¿tienes algún proyecto en puerta?
C: Sí, tengo muchísimos. El proyecto que tengo en puerta junto a Susana, es crear un Centro Nacional de Virología. No hay ningún centro de investigación que exista en el país en virología. Entonces el proyecto es ese, estamos trabajando en él y afortunadamente parece que va bien. Este centro es parte de un objetivo más general: hacer que la virología en México brille mucho más de lo que brilla ahora.
S: El Centro de Virología, y mi proyecto chiquito es el libro, el cual, queremos difundir lo más que se pueda. Ya lo tenemos traducido en cinco idiomas.
Pregunta: De todos los logros que has tenido, que son muchos, ¿Cuál es el que realmente te enorgullece y ha te ha marcado en la vida?
C: Profesionalmente, es el reconocimiento de haber recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2014, que es el premio más alto que otorga el gobierno Federal a los científicos.
Y a nivel personal, pero dentro de la ciencia, tiene que ver de nuevo con mis estudiantes. El poder interaccionar día a día con muchachos y ver cómo llegan al principio bastante perdidos pero que finalmente terminan siendo profesionistas y conocedores, causa una satisfacción muy importante. Saber qué puedo hacer una diferencia en los jóvenes es un gran logro.
S: El premio más grande que he recibido es el de L’Oreal en 2012, pero no es el premio en sí lo que más me enorgullece sino el hecho de darte cuenta de que puedes hacer un poco más. Porque te meten mucho la idea de que ahora eres un modelo y un ejemplo para muchas niñas que quieran hacer investigación u otras cosas.
La vida es mucho más que solo ser mamá y tener una casita.
Pregunta: La ciencia es un área muy compleja, ¿Cómo han hecho para mantener en armonía los aspectos de su vida laboral y familiar?
C: Lo que ha ayudado mucho es el hecho de que trabajamos los dos en ciencia y además trabajamos juntos en el mismo laboratorio, entonces podemos estar todo el día en el laboratorio sin perder tiempo de interacción.
E: Ambos son muy exitosos, pero debo preguntar ¿Cómo han lidiado con los celos profesionales?
S: Es una pregunta muy importante porque la clave de todo es que somos un equipo que no compite, sino que compartimos todo como un equipo, entonces cualquier éxito de los dos es un éxito del equipo. Hemos sabido manejar muy bien el no competir entre nosotros.
C: Y trabajar en equipo ha sido también una clave muy importante de nuestro éxito. Somos dos en uno.
Pregunta: Cómo difusores de la ciencia, ¿Qué es lo que esperan por parte de las instituciones gubernamentales para la ciencia? Y ¿Qué han obtenido y que no?
S: Esperamos que nos apoyen, lo malo es que el gobierno no entiende muy bien para qué es la ciencia entonces no es una prioridad de su presupuesto, entonces toda la ciencia sufre muchísimo de recortes, o cada vez que hay un problema económico lo más fácil es bajar el presupuesto de la ciencia. Hay muy poco apoyo, nos gustaría que hubiera más apoyo.
Pregunta: ¿Cómo promoverían la ciencia para que fuera algo por lo que más jóvenes se interesan? ¿O para que la creencia de que la ciencia es únicamente para un grupo determinado fuera erradicada?
S: Lo que hacemos es que damos pláticas y junto a cadenas de investigación se dan conferencias, hay ferias de la ciencia, clubes de astronomía para ir a ver las estrellas. Y nosotros tenemos una red de virología con videos en YouTube, esa es la manera de hacer entender a la gente de nuestro alrededor que todo lo que existe es gracias a la ciencia. La ciencia no es un lujo y eso es lo que las personas deben comprender.
C: y también difundir la idea de que los científicos somos personas perfectamente normales y que cualquiera que deseara dedicarse a la ciencia podría hacerlo.
En una palabra, o frase, ¿Cómo describirían su vida juntos?
C: Plenitud
S: Agradecimiento
De limpiar vidrios a fundar la Facultad de Ciencias Sociales de la UASLP
Destacadas
#Opinion | El padre de la física potosina, Gustavo del Castillo y Gama
EL CRONOPIO
J.R. Martínez/Dr. Flash
Con el título de El Padre de la Física Potosina, Gustavo de Castillo y Gama, publiqué un libro conmemorativo sobre la vida y obra de Gustavo del Castillo y Gama, físico potosino que fundó las instituciones educativas y de investigación en física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Este 24 de diciembre estaría cumpliendo ciento cuatro años.
El libro en cuestión es de descarga gratuita y puede conseguirse en cualquiera de las siguientes dos direcciones:
http://galia.fc.uaslp.mx/museo/libros/EL%20PADRE%20DE%20LA%20FISICA%20POTOSINA.pdf
Justo en Noche Buena del 2025, Gustavo del Castillo y Gama estaría cumpliendo ciento cuatro años. Nacería en el famoso Barrio de San Miguelito en San Luis Potosí al dar las últimas campanadas del 24 de diciembre, como lo comentaba el propio Gustavo del Castillo. Su vida se desarrolló en San Luis Potosí, Tampico, la Ciudad de México y las ciudades norteamericanas de Lafayette y Chicago; se nutrió de un ambiente científico desde pequeño, pues al menos, un par de sus tíos trabajaban en astronomía en el Observatorio Nacional de Tacubaya, Rodolfo Jurado y Valentín Gama. Ambos de la dinastía Gama de gran influencia en la sociedad potosina.
No es de extrañar que orientara su vocación hacia la física, siendo estudiante de preparatoria, en una época donde no existían aún escuelas de física en el país, y, se planteó poder formarse como físico en los Estados Unidos. La situación bélica mundial, lo llevó a seguir estudiando en su ciudad natal, ingresando a la carrera de químico industrial que su grupo de estudiantes de preparatoria había propuesto, de la cual se tituló tocándole el privilegio de ser el primer titulado. De ahí pasó a la Facultad de Ciencias de la UNAM a estudiar la maestría en física y al terminar continuar con su proyecto de formarse como investigador en física en Estados Unidos, donde obtuvo el grado de doctor en la Universidad de Purdue.
Fue de los primeros investigadores que tuvo el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) y se incorporó a la UASLP, impartiendo cátedra y formando el Laboratorio de Radiación Cósmica bajo los auspicios y emolumentos del INIC del que seguía siendo investigador. Su ingreso a la UASLP fue afortunado para impulsar el programa académico del Dr. Manuel Nava Martínez que era el rector de la UASLP en la década de los cincuenta. De esta manera se convertía en el primer doctorado que impartía clase en la UASLP y el único con dicho grado en la década de los cincuenta.
Fundó el Departamento de Física de la UASLP, de donde se derivarían la entonces Escuela de Física y el Instituto de Física de la UASLP que constituían un solo ente académico, que dividía el trabajo docente y el de investigación. El Laboratorio de Radiación Cósmica formaría parte del Instituto de Física y con ello inauguraba de manera formal trabajos de investigación científica, como tales, en la universidad potosina.
Creó el programa de construcción de cohetes de sondeo con el fin de realizar investigación científica en las altas capas de la atmósfera colocando al país en los pioneros en desarrollo aeroespacial, programa que ahora es conocido como Cabo Tuna. Su trabajo de investigación en radiación cósmica y en ciencias espaciales colocó a la UASLP en el escenario mundial en investigación en física. Si bien su labor en la UASLP se redujo a un lustro, este fue muy intenso y productivo y sentó las bases para el camino académico que seguiría la UASLP años después recorriendo las sendas y abriendo otras en torno a las raíces sembradas por Gustavo del Castillo, cuestión que luego es menospreciada o en el mejor de los casos olvidada.
La UASLP en la actualidad es reconocida nacionalmente y en algunas áreas internacionalmente gracias al trabajo docente y principalmente al trabajo de investigación científica que despliegan sus investigadores. La UASLP está situada como una de las mejores del país y en áreas como la física dentro de las primeras tres universidades del país. Esta situación se debe a la calidad de su personal académico, pero de manera muy especial por el trabajo pionero que fincara esta tradición por personajes como Gustavo del Castillo y Gama.
#4 Tiempos
Una vida dedicada a la ciencia, Candelario Pérez Rosales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hoy, 16 de diciembre, el peotillense Candelario Pérez Rosales, baluarte de la ciencia e ingeniería mexicana y consolidador de la física profesional en San Luis Potosí, estaría cumpliendo noventa y cinco años de edad.
Candelario Pérez Rosales nació el 16 de diciembre de 1930 en Peotillos, comunidad del municipio de Villa de Hidalgo, San Luis Potosí, donde estudió los primeros años de primaria, para luego venir a San Luis Potosí a terminarlos y continuar los estudios de secundaria y preparatoria, ambos en el turno nocturno, donde compartía las horas de estudio con las horas de trabajo. Estudiaría Física en la Universidad de Purdue y vendría a San Luis Potosí a colaborar con la fundación de la Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, hoy Facultad de Ciencias y del Instituto de Física de la propia Universidad Autónoma de San Luis Potosí, instituciones que están cumpliendo setenta años.
Como parte de los trabajos de difusión y divulgación sobre personajes de la ciencia potosina que llevo a cabo publiqué en el 2012 un libro intitulado Una Vida Dedicada a la Ciencia, el papel de Candelario Pérez Rosales, que recoge la trayectoria de Candelario Pérez Rosales, cuyo papel para el establecimiento, desarrollo y consolidación de la física en San Luis fue determinante; de esta forma el desarrollo de la ciencia potosina en la segunda parte del siglo XX, en el seno de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, fue posible con la participación de varios personajes, entre los que se encuentra indiscutiblemente Candelario Pérez Rosales. Su papel fue determinante para que la física potosina y en general la ciencia potosina sea lo que es hoy, ese importante polo de desarrollo que tiene un reconocimiento a nivel mundial. Sin su participación, entusiasmo, compromiso y cierto apostolado, la física en San Luis, y la propia universidad potosina, no serían lo que son hoy.
En este sentido la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se encuentra en deuda con Candelario Pérez Rosales.
Su aportación a la ciencia e ingeniería mexicana va más allá de su labor en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Continuó siendo pionero en otras aventuras académicas, contribuyendo notablemente al desarrollo de la ciencia mexicana. En particular ingresó como investigador fundador al Instituto Mexicano del Petróleo.
Como investigador del Instituto Mexicano del Petróleo desarrollo una gran cantidad de proyectos que colocaron al país como un innovador en procesos de extracción de petróleo. Larga sería la lista de ellos, mismos que recogen en las páginas del libro que le dedicamos a este importante científico potosino.
Esta larga lista de proyectos que dirigió Candelario Pérez, desarrollados bajo el demandante factor de tiempo, da muestra de la importancia de su contribución al desarrollo de la industria petrolera al enfrascarse en proyectos dirigidos a resolver los diversos problemas técnicos y científicos asociados a la industria petrolera.
Estas tres facetas de Candelario Pérez que se presentan en el libro, constructor de instituciones y formador de recursos humanos, científico orientado a problemas de aplicación en la industria petrolera y escritor científico, lo colocan como uno de los baluartes nacionales en el desarrollo de la ciencia e ingeniería en nuestro país, y muy enfáticamente al desarrollo de la física mexicana.
Candelario Pérez ingresa como investigador fundador del Instituto Mexicano del Petróleo en 1966, como ya hemos mencionado, después de haber sentado las bases y asegurado el desarrollo de la Escuela e Instituto de Física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
En este libro se recoge su labor como escritor científico, profesor e investigador, tareas que suelen ser consideradas como labores fundamentales de las universidades mexicanas. En todas ellas tuvo, y sigue teniendo a pesar de estar retirado, una contribución importante y valiosa, además de sobresaliente.
Sea esta obra un homenaje a uno de los fundadores de la Escuela de Física de la UASLP, ahora Facultad de Ciencias, y del Instituto de Física de la UASLP, que estaban englobados en el Departamento de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuya creación se diera el 1 de diciembre de 1955, mediante la aprobación del Consejo Directivo Universitario a un recurso sometido por el Dr. Gustavo del Castillo y Gama.
A los interesados, el libro pueden comprarlo bajo pedido en el correo electrónico de un servidor.
Candelario Pérez murió en San Luis Potosí, el 1 de mayo de 2016. El homenaje que le tributamos, se recogen en una serie de videos que pueden consultarse en youtube en el canal de José Refugio Martínez Mendoza. Para una muestra compartimos el siguiente:
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#4 Tiempos
La evolución creadora | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
He aquí lo que escribió hace poco el filósofo alemán Ulrich Hommes: «El crecimiento del miedo en nuestro tiempo es debido a que los hombres de hoy padecen una singular falta de relaciones. Es evidente que la falta de relaciones tiene como consecuencia el miedo, y que el miedo genera una mayor agresividad».
¿Qué quiso decir el filósofo con estas palabras? En realidad es muy simple; quiso decir, sencillamente, que si hoy cunde en nuestras sociedades una especie de pánico generalizado, es porque los hombres estamos más solos que nunca. Como no tenemos amigos (digámoslo aún mejor: como no tenemos relaciones significativas), todo nos aterroriza, pues sentimos que en tales condiciones no seremos capaces de hacer frente a los problemas de la vida.
El viejecito aquel que no tiene ya a nadie porque ha visto morir a todos sus camaradas y partir a tierras lejanas a todos sus hijos, ¿cómo no va a tener miedo de quedarse muerto en la noche mientras duerme? ¿Qué va a ser de él? ¡Ah, con una persona cercana, con una sola con tal de que lo quiera, cómo le sería fácil vivir! Pero no, no tiene a nadie: está solo y por eso se despierta en la madrugada sudando de miedo.
Y aquella mujer joven, ¿no tiene miedo también? Cuando piensa en el futuro, siente que la cabeza le estalla. ¿Y si su marido la abandona para irse con otra mujer más de su gusto? ¡Después de todo, es probable que lo haga! Pues, ¿no se oye por doquier, pero sobre todo en la radio y en la televisión, que cuando un lazo nos aprieta demasiado hay que tener la osadía de desatarlo? ¿No se dice continuamente aquí y allá que el matrimonio es una prisión y que cada cual puede y debe buscar otras alternativas cuando los antiguos compromisos no sean ya viables, deseables ni rentables? Y siendo éste el pensamiento que todos repiten alegremente; ¿cómo no va a tener miedo la pobre de que la dejen un día u otro? ¡Separarse es tan sencillo! Por su parte, el marido también padece lo suyo. ¿Y si ya no satisface todas las expectativas de su esposa?, ¿y si ya no reúne todos los requisitos, como se dice? El normal caos del amor: así tituló Ulrich Beck, el famoso sociólogo alemán, un libro suyo que trata, precisamente, de estas angustias nada ficticias. Pero este caos, ¿es tan normal como parece? A juzgar por lo tiempos que corren, sí.
Mas no sólo el viejecito y los jóvenes esposos tienen miedo; también lo sienten los niños. Y si sus padres se separan, ¿qué será de ellos? Amigos casi no tienen, a excepción de aquellos con los que chatean por la tarde, a la hora de los deberes. Pero, ¿pueden estos desconocidos llamarse amigos? ¡Si son unos desconocidos: a lo mucho, sólo saben su nombre y las letras de las canciones que se intercambian en la red! Están solos.
Y el niño que aún no nace, ¿no tiene miedo él también? Gracias a la sensibilidad espantada de su madre, algo sabe ya de los terrores de este mundo. Ni siquiera le ha sido necesario nacer para darse cuenta de cómo están las cosas en este extraño planeta. Sí, tiene miedo, y él más que nadie. Primero porque está indefenso, y segundo porque nada sabe si su madre llegará a tragarse ese cuento que dice que los niños, mientras aún estén en el vientre, no son más que un montón de células desorganizadas o quizá meramente tumores que sería necesario extirpar cuando las cosas anden mal.
Miedo aquí y miedo allá. Miedo que, según Ulrich Hommes, no tarda mucho en convertirse en violencia. Violencia que genera más miedo y que no puede ser aplacada más que con amor: «Lo que sirve contra el miedo cuando nada más sirve es el amor. El amor que me brindan y el amor que yo mismo doy».
Se realizó recientemente un experimento que dejó boquiabiertos a los que lo realizaron: «Cuando a unas cabras ubicadas cerca de su madre fueron sometidas a un cierto voltaje de corriente eléctrica, se mantuvieron en pie y pudieron soportarlo. Esta misma carga eléctrica les fue aplicada después, cuando estuvieron solas, y entonces ya no pudieron sostenerse, pues o se desvanecían o se volvían locas».
¡Significativo descubrimiento! Cuando las cabras estaban acompañadas, eran fuertes, y sólo caían cuando estaban aisladas y se sentían desamparadas.
«No es bueno que el hombre esté solo». Fue Dios mismo quien lo dijo, es decir, quien creó al ser humano y lo conoce de pe a pa. Ahora bien, si es Él el que lo dice, por algo será. Me discutía hace poco un amigo:
–¡Sólo tú puedes tragarte esos relatos inocentes que cuenta la Biblia!
-¿Y por qué inocentes? –pregunté.
-Porque son ingenuos. Por lo menos todos sabemos hoy que el mundo no nació como dice el libro del Génesis.
-¿Y por qué no? –volví a preguntar-. Que Dios haya creado en seis días, ¿no habla, en cierto sentido, de evolución? Según este libro del que te burlas, las cosas y los seres no surgieron todos al mismo tiempo, sino que hubo una gradualidad –una evolución creadora, como la llamaría Bergson- que no es extraña a los modernos descubrimientos de la ciencia: primero fueron la tierra y el cielo, luego las plantas, más tarde los animales y, por último, el hombre…
-Sin embargo –replicó mi amigo-, el libro del Génesis habla de días.
-Días que no tienen por qué ser nuestros días de veinticuatro horas. Acuérdate del salmo que dice que, para Dios, mil años son como un día…
No sé si convencí a mi amigo; pero, además, tampoco me preocupaba convencerlo. Yo sólo quería decirle que no hay que desechar a la ligera esta advertencia divina: «No es bueno que el hombre esté solo». Y que me alegra saber que la ciencia, poco a poco, en la medida de sus fuerzas, va descubriendo esta verdad vieja como el hombre mismo.
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