abril 19, 2024

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#4 Tiempos

El Todo, la Nada y Dios | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

 

Cuando un autor, por ponerse a tono con los tiempos que corren, empieza a hablar de «la Suprema Energía» o de «la Armonía Infinita» para no tener que pronunciar el nombre de Dios, yo cierro inmediatamente su libro y lo tiro por el balcón.

Hace poco, por ejemplo, tuve entre mis manos una obra de considerables dimensiones en cuyo prólogo podía leerse la siguiente advertencia: «Lector, sea lo que sea en lo que creas: en el Gran Todo o en la Gran Nada», etcétera… ¡Y el libro, sin embargo, pertenecía a una colección de espiritualidad supuestamente cristiana! Inmediatamente me deshice de él. Porque, ¿qué es el Gran Todo y qué la Gran Nada? ¿Alguien podría explicármelo?

En otro libro que me regalaron algún tiempo atrás,  leí también: «¡Pídele al Universo!». ¡Pero si el Universo no oye ni habla! ¿Para qué voy a perder mi tiempo hablándole si el Universo es lo más indiferente que pueda haber? ¡Hablar con el Universo sería un acto tan loco como ponerme a conversar con las piedras, y hablar con la Energía algo tan carente de sentido como querer entablar un diálogo afectuoso con el foco de la cocina!

Cuando yo era niño y mi padre me hablaba de Dios, yo me imaginaba a un señor de largas barbas blancas mirándome desde el cielo. Y cuando le rezaba, yo sabía que era escuchado. ¿Que ésta era una representación de Dios bastante ingenua e infantil? Sí, por supuesto que lo era, pero que no se equivocaba en lo esencial, es decir, en concebir a Dios como una Persona que oye, ama, escucha y habla. A un Dios así yo podía expresarle mis miedos y rezarle, contarle mis penas e invocarlo. Pero, ¿qué se puede hacer con el Gran Todo? A esa “Armonía Universal”, ¿qué le puedo decir y, sobre todo, qué me puede ella responder? Con la “Energía Suprema” no es posible tejer ninguna relación de amor, como no es posible tejerla, por ejemplo, con esa fuerza que ilumina mi casa y que se llama electricidad.

Cuando Dios se reveló a Moisés, lo hizo valiéndose de un pronombre absolutamente personal: Yo. «Yo soy el Dios de tu padres» (Éxodo 3,6). Y la energía, por infinita que sea, ¿cómo podría decir lo mismo? ¿Puede acaso el Todo decir Yo? ¿Puede, por lo menos, decir algo? En los libros de autosuperación posmodernos es hoy muy común hablar de Dios con un lenguaje vago y cobarde. Los autores lo llaman «Fuerza», «Armonía», etcétera. Y lo hacen así para estar a salvo de cualquier llamamiento que Dios pueda hacerles tanto a ellos como a los lectores de sus libros, y de este modo su libertad soberana queda perfectamente a salvo. Por lo pronto, jamás de un Dios entendido como Pura Fuerza podrán escuchar palabras como éstas: «Ahora, pues, anda; te envío a Faraón para que saques a mi pueblo de Egipto» (Éxodo 3, 10). El Dios vivo, el Dios bíblico da, pero también pide; salva, pero también llama. En cambio, la «Suprema Energía», ¿qué puede pedirles? Nada. Y, para ellos, es mejor así.

Hace poco escuchaba consternado lo que decía por la radio una mujer: «¡Amigos, alégrense! Hoy inicia el año chino de los sapos. ¿No es fenomenal?». A mí no me pareció nada fenomenal que fuera el año chino de los sapos, pues no sé qué tienen ellos que ver conmigo, pero aclaró mis dudas y confirmó mis sospechas de que lo que los hombres de hoy quieren,

sobre todo, es alguien que les ayude y les proteja, pero alguien que no pueda pedirles nunca nada. ¿Por qué no, entonces, confiarse a los sapos? Sí, después de todo, ¿por qué no? Viéndolo bien, Moisés bien pudo, ante la zarza ardiente, haber dicho para sus adentros: «¿Qué es esta voz que oigo? Se trata, sin duda, de meras alucinaciones mías a causa de haber dormido mal hace dos noches. ¿O es que tomé un café demasiado espeso? En adelante le diré a mi mujer que no lo cargue tanto y que, si puede, le ponga más canela a manera de sustituto. Bien, Moisés, tú no has oído nada. ¿O qué fue lo que oíste? ¡Nada! Prosigue tu camino en santa paz y que la Suprema Energía ilumine tus pasos».

Pero no, Moisés lo sabía: Dios habla y, en determinadas circunstancias,  puede hasta pedir algunas cosas que no nos gustaría nada realizar… ¡Ah, cómo sufrió Moisés por haberse detenido ante aquella zarza que ardía sin consumirse! Pero se detuvo, lleno de curiosidad, y hete aquí que Dios le pidió que fuera a decirle unas cuantas cosas nada menos que a Faraón. ¡Dios mío, y con lo tartamudo y tímido que era!

Nuestros autores posmodernos sienten la necesidad de Dios, pero no pueden permitir que Dios se entrometa en sus vidas, y mucho menos que se las complique. Entonces no saben qué hacer. O mejor dicho, sí que lo saben: simple y sencillamente se ponen a negar que Dios pueda ser una Persona.

El cardenal Jean Daniélou (1905-1974) captó perfectamente en uno de sus libros dónde está la trampa: en que, al despersonalizar a Dios, lo que los hombres quieren en el fondo es escapar de Él. «Una persona –escribió- es un ego viviente que conoce, que quiere, que ama y a quien no se puede, sin hacerle injusticia, tratar como una cosa. Ahora bien, acaso haya que buscar ahí la razón de esa profunda repugnancia de los sabios de este mundo a reconocer en Dios una persona, pues es precisamente en ese título en donde reside el fundamento para que Dios merezca de nosotros, y en grado infinito, ese respeto que debemos a la persona como tal y que en este caso se llama adoración» (Dios y nosotros).

Los que hablan de Dios valiéndose de nombres que lo despersonalizan, reconocen su existencia para no pasar por ateos con almas desnaturalizadas, pero cuidándose mucho de cortar toda posible comunicación con él, y de este modo se libran astutamente de tener que lidiar con sus mandamientos, el primero de los cuales dice así: «Amarás al Señor tu Dios». Y conste que el mandamiento no dice: «Reconocerás su existencia», sino «Amarás», cosa ésta que no se puede hacer con el Todo, ni con la Nada,  ni con la Energía, sino sólo con una Persona que nos puede pedir después nueve cosas más…

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#4 Tiempos

Lo único que nos falta | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Ya no sé que pensar de este San Luis, hemos perdido una temporada que parecía de consolidación, hemos olvidado jugar al futbol, algunos futbolistas simplemente no aparecieron en toda la temporada, ya hemos pasado de todo.

Cuidado, el rival en puerta es un gigante dormido, un Toluca que sin ser brillante como otros, están en la pelea por el liderato general, el equipo histórico que nadie considera grande, visita hoy el Alfonso Lastras.

Toluca solo ha perdido dos partidos en el torneo, por cierto uno, el último, por goleada frente al América, hoy Toluca parece que no busca quien se la hizo, sino quien se la pague, hoy Toluca buscará revancha personal. El cuadro del Edomex es un equipo bien armado, con buena dirección y a pesar de no tener grandes nombres, juega bien, práctico, simple y sabe ganar de local o visitante.

Por su parte, San Luis es una caricatura, es el rival que ya no le gana a nadie, ni siquiera a los que están por debajo de su lugar en la tabla, un equipo que ha perdido mística y que muy apenas sabe a lo que juega. San Luis no solo perdió un torneo, sino que también perdió credibilidad, esta noche solo nos falta perder por goleada.

Repasemos brevemente las peores goleadas de esta franquicia. En el Clausura 2020, el 28 de febrero, Juárez metió 0-3 en la jornada 8 en la cancha del Lastras, afortunadamente ese torneo se suspende en la jornada 10.

En el Apertura 2020, Mazatlán vino y jugando de visitante, barrió 0-5 en la jornada 16 a un San Luis que ya solo peleaba por levantar un poco el orgullo, al menos la gente no lo vivió en el estadio, ya que jugábamos aún a puerta cerrada.

En el Clausura 2021 la cosa fue aún peor, pues Puebla se lleva del Lastras 3 puntos con un 1-4 en favor de la franja en la jornada 15, para rematar en la jornada 17, Pachuca visita y golea 1-5 a una de las peores caras de San Luis con esta franquicia.

En el Apertura 2021, Atlas goleó en su casa a los potosinos con un 2-6 que pudo terminar en peor catástrofe.

Y como olvidar la última y tal vez más dolorosa derrota, 0-5 a manos del América en las semifinales del torneo pasado, justo ahí es cuando se comenzaron a ver las carencias de San Luis, eso que hoy nos tiene preocupados.

Lo único que nos falta es despedir un torneo en el Lastras, pasando vergüenzas, ojalá que Toluca no juegue tan bien como acostumbra. A pesar de que se pronostica una derrota del equipo de casa, que esta no sea compleja, que no se de abultada, ojalá no pase más allá de perder a lo mucho, 3 puntos.

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#4 Tiempos

¡Las cosas buenas que tengo! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

 

El viernes inició el fin de semana con una exquisita comida en Marengo, por el rumbo de Chapultepec. Cuando se da el encuentro de tres almas que han recorrido existencias juntos y vuelven a la mesa redonda en la que todos somos iguales, la comunicación entre el caballero, el consejero y el escudero, convierten una sesión ordinaria en una cumbre de altos vuelos en la que toooodo se puede lograr.

La sopa de lentejas tiene un sabor especial, pues la tradición nos habla de que alguien fue capaz de hacer a un lado su herencia por un plato de lentejas… ¿Te imaginas cuando además del plato de lentejas recibes el legado que está escrito y destinado para ti? Eso es extraordinario y permite que se comparta la sal y el vino de la mejor uva en un ambiente en el que las señales nos hablan claramente sobre la importancia de mantener activo el lado femenino de las cosas para poder caminar con los pies firmes sobre un piso que no dejará de tambalear en ese sendero que continuarás avanzando con facilidad porque estás consciente de tu esencia.
¡¡¡Gracias Toño y Gracias Mau!!!

Luego de un silencio casi sepulcral de varios días, la noche del viernes recibí una llamada que me alegró el corazón. Cuando pasa mucho tiempo sin saber de alguien que amas de verdad y de repente aparece nuevamente, todo parece tomar sentido y como se dice, te vuelve el alma al cuerpo.
Gracias, Gracias, Gracias….

Con el alma bien puesta en el cuerpo desperté el sábado muy temprano para ir a realizar la selección de cada uno de los ingredientes para cocinar paella y si bien, los pedidos eran suficientes para resolverlo todo de manera sencilla….. me quedé sin gas. Pero cuando sabes cocinar, el combustible es solamente un factor que no debe alterar el orden de los conocimientos para poder obtener el resultado que buscas y lo logramos. En cuestión de unos minutos ya teníamos un fogón improvisado de carbón y la flama dio lugar a la brasa blanca con la que, una temperatura sostenida nos dio el resultado para poder entregar a los clientes sus pedidos a tiempo y en su punto.

Tantos años de convivir con el carbón en la Sultana del Norte y el aprendizaje de su uso y sus formas, adquirido por la generosidad de mis mejores amigos regiomontanos hizo posible el reto y tooooodo salió bien.
¡¡¡Gracias Monterrey!!!
#soypaella

Por la tarde, tuve la oportunidad de encontrarme con un amigo muy querido en el Hermoso Cariñito, por el rumbo de Juan de Oñate, antes de llegar a Carranza. El lugar es súper agradable porque tiene una terraza que permite en estos días de calor intenso, disfrutar de una atmósfera en la que el aroma del café y el puro envuelven la conversación sobre proyectos que pronto se convertirán en realidad. En la música estuvimos acompañados por “El Ipod” que es el seudónimo de un trovador excepcional y de pronto, ya era de noche y buena hora para ir a descansar.
¡¡¡Gracias Luchito!!!

El domingo por la mañana me fui a desayunar a un cafecito que está por Arista, antes de llegar al Jardín de Tequis. Luego de unos chilaquiles con aldilla era prácticamente obligado pasear por ese Jardín que es un verdadero tesoro.

En este fin de semana también sucedieron muchas cosas en otras partes del mundo y el ataque masivo, por la cantidad de armas empleadas por Irán sobre el cielo de Israel fue neutralizado por una respuesta que evitó de manera muy eficaz el derramamiento de sangre, aunque la tensión en medio oriente sube a niveles en los que los ejes del Mundo manifiestan sus intenciones de encontrar la fórmula pacífica de evitar el crecimiento de un conflicto de siglos… esperamos con verdadera intensión que se encuentre una buena solución.

Con el gran entusiasmo de que esta semana que inicia sea una derrama de bendiciones para tod@s, solo me queda decirles:

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

El cine todavía | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Debería haber una palabra para describir esa sensación que se tiene al salir del cine después de ver una buena película. Es un ánimo inigualable. Tocas tierra con un nuevo brío. La gente del centro comercial no lo vislumbra, pero eres alguien distinto al que compró su entrada dos horas antes.

Emerges de la penumbra con una membrana renovada. Con ella replanteas tus esquemas (aunque quizá lo olvides al día siguiente tras contaminarte de la rutina). Reconectas con lo que en verdad importa. Es como si una aspiradora le diera un servicio a tu mundo interior con calefacción incluida.

La manida (y estéril) controversia sobre si las series han superado al cine, queda desacreditada por momento así. Por más buenas que las series sean, no ofrecen eso que el cine sí. La intimidad acompañada en la sala. Los rituales previos. El camino de regreso en el que rememoras diálogos, en el que te acuerdas de una persona a la que le hubiera gustado esa cinta, aunque ya no se lo dirás nunca. Un gran plan cuando no tienes planes.

Solo esmérate un toque. La gran pantalla impone sus reglas, exige un mínimo de compromiso de tu parte. No te quedes derrotado en casa, envuelto en una triste pijama mientras comes una quesadilla. No: tienes que ponerte de pie, venir, sentarte con propiedad y luego levantar la cara. Alza la oreja también. Déjate llevar por el celuloide.

Ir al cine es como mirar el mar por un rato. Es una terraza particular, lo audiovisual en su tinta. La máxima expresión a la sombra. Así que haz el favor de no hablar en la butaca, si eres tan amable. Que la proyección se encargue de remover lo que hay que remover en ti. Métete en la burbuja sin pesar demasiado. Estás ante un acontecimiento. No es como esos episodios que te echas de un tirón tirado en la cama con la tableta, ese maratón que alimenta tus vicios.

La fortuna aumenta cuando alguna película añosa se cuela en cartelera y se multiplica el efecto de viaje en el tiempo. Como aquella noche en que presenciamos a Olivia Newton-John resucitar en un cine cualquiera. Los movimientos imperfectos de la cámara mientras ella entonaba «Hopelessly Devoted To You» nos transportaban. Estábamos con ella, en un jardín de pasto recién cortado en Los Ángeles. Eso parecía.

Más de una aflicción se cura yendo al cine. Olvida lo horrendo que es todo allá afuera, en donde no encuentras a Sophia Loren ni a Marlon Brando. Maldice la vida que te aleja de las películas. Y vuelve a ellas. Pese a lo infumable de otra épica de superhéroes y secuelas con carteles chillantes (una producción de más de cien millones ya me da desconfianza), recuerda que ante el embate de las desgracias tienes un refugio en ellas. Un escape de las responsabilidades y un respiro incluso respecto a tu propio hogar. Hay que ir al cine todavía.

 

Contacto:

Twitter: @Bigmaud

Correo: [email protected]

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Opinión