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El doloroso adiós de 29 programas a Radio Universidad
Locutores y productores aseguran haber sido dejados sin sus espacios sin explicaciones y con malos tratos; es parte de una renovación, dice la directora Ana Isabel Méndez
Por: Ana Dora
El pasado 10 de junio, a través de redes sociales, Ana Neumann comunicó a radioescuchas, seguidores y amigos la abrupta salida de su programa radiofónico Antología, de la estación 88.5 FM Radio Universidad. La razón, de acuerdo con su testimonio, se debió a la decisión de la directora de Radio y Televisión Universitaria, Ana Isabel Méndez Ortiz.
Ana Neumann informó a diversos medios de comunicación que la directora de Radio y Televisión Universitaria le solicitó diversos requisitos para poder mantener Antología al aire, y que, después de una marcada presión de Méndez Ortiz, la cuentacuentos no tuvo otra alternativa más que ceder y dejar definitivamente Radio Universidad, después de 19 años, dos meses y 9 días de colaborar con esa estación.
Posteriormente a que Ana Neumann hiciera pública su salida de Radio y Televisión Universitaria, otros más se le unieron: productores y locutores manifestaron exigencias, tratos hostiles y diversas anomalías por parte de la directora de radio.
Desde la llegada de Ana Isabel Méndez Ortiz como directora de Radio y Televisión Universitaria en julio del 2016, y de acuerdo con diversos testimonios, fuentes que solicitaron anonimato, la funcionaria comenzó a hacer una serie de cambios en la estructura administrativa y operativa, con la anuencia del rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Manuel Fermín Villar Rubio.
Los testimonios narran que Méndez Ortiz tiene un trato grosero con el público, colaboradores y trabajadores, por lo que comenzó una tensa situación laboral dentro de esa dirección. Con el argumento de modernizar la programación, la directora tomó la decisión de retirar definitivamente programas, algunos con casi treinta años al aire.
Fueron 29 programas radiofónicos los que han salido del aire por la decisión de Ana Isabel de modernizar la programación. Otro, del Inpojuve, dejó de transmitirse por la cancelación del programa federal Prospera, ya que no hubo manera de sostener a los becarios que participaban.
José Manuel Castillo, locutor de Tardes del Rock, narra que en abril del 2018, Méndez Ortiz, sin explicación alguna, decidió sacarlo del aire “de la noche a la mañana, dijo que mi programa ya no estaría”. Fue a través de un correo electrónico como la dirección le comunicó que finalizaba su intervención en Radio Universidad. José Manuel es también trabajador de la UASLP e indicó que a causa de la presión de la directora tuvo que pedir un permiso por seis meses. Tardes del Rock estuvo al aire por cinco años: “En el programa se interactuaba con los radioescuchas, transmitía rock en español e invitaba bandas locales”. A causa de la intempestiva salida tuvo que cancelar entrevistas ya agendadas a dos meses. Era transmitido los miércoles de 7 a 8 de la noche: “mi programa le daba vida a esa hora”, dice José Manuel, quien asegura ya tener otros proyectos en puerta. “A la Universidad y a Radio le debo todo”, asegura el locutor, pues llevaba 11 años trabajando en ese lugar. Lamenta que la dirección actual no aprecie el trabajo de productores y locutores que han colaborado por décadas sin recibir remuneración alguna.
Otro testimonio, el de Eduardo Alonso Ramírez, productor de Las grandes bandas de Radio Universidad, externó a este medio que al igual que la denuncia de otros productores, la directora Ana Isabel Méndez lo sacó de la programación sin darle una explicación. Comentó que un día de marzo llegó a cabina y una persona de oficina le dijo “tu programa se suspende hasta nuevo aviso”, sin mayor explicación y muchos menos la presencia de la directora de Radio y Televisión Universitaria. Eduardo llevaba 30 años colaborando con Radio Universidad sin recibir remuneración alguna. Su trabajo lo hacía por pasión y amor en transmitir la música del recuerdo, colecciones únicas propiedad de su familia. En Las grandes bandas de Radio Universidad se podía escuchar a Glenn Miler, Ray Conniff, Aretha Franklin, entre otros. Se transmitía los sábados de 2 a 4 de la tarde. En su lugar, Ana Isabel Méndez decidió programar “Selecciones de Radio Universidad”, algo así como música pop o moderna. Alonso Ramírez dice no querer dinero, solo exige un trato respetuoso por los años que dio a esa Casa de Estudios, comentó que a diferencia de otros testimonios, Méndez Ortiz siempre tuvo un trato respetuoso con él, y que es por eso que se siente ofendido, porque desde su salida la directora no ha tenido contacto: “nunca me citó para darme las gracias por los 32 años que colaboré gratuitamente con Radio Universidad” .
Además de manifestar su inconformidad por los tratos hostiles de la directora de Radio y Televisión Universitaria, los productores señalaron su preocupación por las condiciones del acervo sonoro de Radio Universidad, pues mencionaron que los discos y acetatos fueron trasladados por instrucciones de la dirección a la Preparatoria número 1, actual bodega, en la colonia Fresnos, y desconocen las condiciones de los mismos. También denuncian que no hay catálogo ni las condiciones adecuadas para la conservación del acervo que posee la historia de sus programas.
Buscan nuevas audiencias, dice Méndez Ortiz
La Orquesta acudió a la Dirección de Radio y Televisión Universitaria, con Ana Isabel Méndez Ortiz, quien comentó que los cambios se deben a una reestructuración de las estaciones de radio con el objetivo de fortalecer los contenidos para que atraigan a diferentes audiencias: “Hemos dedicado espacios a una barra infantil”, señaló.
Respecto a las inconformidades de productores y locutores, Ana Isabel Méndez respondió que los programas que salieron fueron a causa de la decisión de cada productor, por negarse a seguir los nuevos lineamientos: “En realidad aquí a nadie se le corrió”. De Antología, con Ana Neumann, no se ha tenido contacto, dijo la directora de Radio y Televisión Universitaria.
También se le cuestionó sobre los señalamientos por presuntos tratos groseros y hostiles de su parte: Méndez Ortiz negó y dijo no haber escuchado esas acusaciones, “cada quien puede expresarse de manera libre, somos un espacio de servicio, ese tipo de actitudes no las incentivamos, por tanto no puedo decir más”.
La directora de Radio y Televisión Universitaria indicó que los nuevos lineamientos van de acuerdo a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión publicada en el año 2014, y a pesar de que lleve más de cuatro años de vigencia, apenas en el 2018 se aplicó en esa dirección. Dijo también que anteriormente se estaba en una “zona de confort” y que ahora se está en un ejercicio de actualización continuo, por lo que habrá más cambios.
Radio Universidad es una estación de orden cultural, no hay un pago para los productores ni locutores, y a pesar de que la directora dijo estar consciente de que estos lo hacían tan solo por “el gusto de compartir su conocimiento y su amor a la música”, la Dirección no contempló alguna forma para agradecer el servicio otorgado, en algunos casos, por décadas.
Ana Isabel Méndez indicó que ningún programa salió por rating, aunque estas mediciones no llegan directamente ahí sino a la dirección de Comunicación Social.
Respecto a las decisiones de restructuración, Méndez Ortiz dijo no haber solicitado la opinión del Consejo Ciudadano, órgano autónomo que de acuerdo con la Ley citada tiene atribuciones de consulta para establecer acciones en las políticas, programas y proyectos.
“En realidad yo vi la opinión del presidente del Consejo en una columna en la que presta sus servicios. Reconocía que estábamos en proceso de cambio y restructuración y que es evidente que haya resistencia al respecto”.
También señaló que la Defensoría de las Audiencias, a cargo de Filiberto Juárez, tampoco fue consultada para los cambios.
“Todos los cambios derivan de la adecuación a ley”, aseguró Méndez Ortiz.
Confirma Fiscalía el hallazgo de una mujer sin vida en Soledad
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La IA, periodismo, y la coartada perfecta. Apuntes de Jorge Saldaña.
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Que peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al código penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la Presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de estomatología confesando un delito…(saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero…¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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Estado anticipa monto para la UASLP en 2026: Gallardo
El monto, que se incluirá en la Ley de Egresos, será equivalente al de este año mientras se define el convenio universitario
Por: Redacción
El gobernador Ricardo Gallardo Cardona informó que la Secretaría de Finanzas del Estado ya tomó previsiones para garantizar el recurso que corresponderá a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) en 2026, y adelantó que dicha cantidad será integrada desde ahora en la Ley de Egresos que enviará al Congreso del Estado.
Gallardo explicó que, aunque el convenio anual entre la UASLP y el Gobierno del Estado se firma hasta enero, esta vez se decidió anticipar el monto estimado para evitar desfases como los ocurridos este año, cuando los tiempos entre la firma del convenio y la aprobación del presupuesto no coincidieron y generaron presiones financieras para la institución.
El mandatario señaló que Finanzas partirá del mismo monto asignado este año —refiriéndose a los recursos que se destinan al inicio del ejercicio— mientras la universidad y la Federación definen la cifra exacta en su próximo convenio. Con esto, precisó, los legisladores tendrán que ajustar el presupuesto para asegurar que la cantidad prevista quede protegida en la Ley de Egresos 2025, que corresponde al ejercicio fiscal del próximo año.
Gallardo afirmó que el objetivo de esta previsión es que la UASLP arranque 2026 sin complicaciones, sin necesidad de solicitar recursos prestados durante los primeros meses del año, como ha sucedido históricamente debido a la demora en la llegada del recurso federal y estatal.
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FGESLP requiere 5 mdp para echar a andar Fiscalía de Búsqueda
María Manuela García dijo que el monto servirá para contratar personal y fortalecer prospecciones
Por: Redacción
Tras entregar su informe anual de labores ante la Comisión Primera de Justicia del Congreso del Estado, la fiscal María Manuela García Cázares reconoció que la Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí enfrenta “muchos retos”, entre ellos el más urgente: transformar la actual Unidad de Desaparecidos en una Fiscalía Especializada, como lo exige la Ley General.
La fiscal destacó que todas las áreas han estado enfocadas en judicializar carpetas y atender los casos más sensibles denunciados por la ciudadanía, aunque admitió que el avance aún es insuficiente frente a la demanda existente.
En materia financiera, García Cázares confirmó que la institución solicitará una ampliación presupuestal para 2025, derivada precisamente de los costos que implica la creación de la nueva Fiscalía de Desaparecidos: más personal, más material, más prospecciones y mayor capacidad operativa.
La ampliación solicitada asciende a 5 millones de pesos como mínimo.
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