Deportes
#Crónica | Atlético de San Luis hizo ver mal a Dorados
El Atlético de San Luis se sobrepuso a un penalti inventado en favor de Dorados y logró el empate en Culiacán; el título se definirá el domingo en el Lastras
Por: Roberto Rocha
Atlético de San Luis consiguió un empate a un gol en su visita a Culiacán para el partido de ida de la final del Clausura 2019. El equipo potosino logró sobreponerse a un 1-0 en contra después de un penal inexistente y dio un buen juego que hizo ver mal por momentos a los Dorados de Sinaloa dirigidos por Diego Armando Maradona.
El penalti que puso adelante a los sinaloenses ocurrió apenas al minuto 9 del partido, en una jugada que el árbitro central, Juan Andrés Esquivel y el juez auxiliar juzgaron como mano dentro del área cometida por el defensa español de Atlético de San Luis, Enrique López “Cadete”.
El penalti fue cobrado y convertido en gol por el defensor paraguayo Cristhian Báez, quien cobró suave y pegado al poste hacia su lado derecho, engañando totalmente al guardameta potosino Carlos Felipe Rodríguez.
A partir de ahí, Atlético de San Luis se convirtió en dominador del encuentro, pues mostró un funcionamiento muy superior al que tuvo el equipo de Maradona. Los dirigidos por Luis Alfonso Sosa aprovecharon los embates laterales de Fernando Madrigal, Juan David Castro, “Cadete” y Matías Catalán.
Lo más importante para Atlético de San Luis fue reponerse de un golpe anímico tan fuerte como el penal marcado de forma equivocada por el árbitro central.
Poco después del gol de Dorados, el equipo local tuvo que hacer su primer cambio del partido, por la lesión de Amaury Escoto, al minuto 11, quien fue sustituído por el estadounidense Rubio Yovani Méndez.
Pese a que el dominio fue potosino en el primer tiempo, a partir del gol de Dorados, los acercamientos no generaron peligro en la portería del portero argentino de los sinaloenses Gaspar Servio.
Ya para el segundo tiempo, Atlético de San Luis se mantuvo superior al equipo local, pero con aproximaciones más certeras, una serie de tiros de esquina y disparos desde media distancia, que hacían ver que el equipo potosino concluía sus jugadas de peligro.
Al minuto 71, un centro al área de “Cadete” fue controlado por Ían González, quien dejó la pelota para Juan David Castro. El número 2 de los potosinos hizo un recorte más y puso la pelota al fondo de las redes con el gol del empate.
Unos minutos más adelante, un disparo de Noe Maya desde fuera del área estuvo cerca de convertirse en el 1-2 en favor de los potosinos, pero el tiro salió directo a la horquilla.
Atlético de San Luis mantuvo su dominio en los minutos finales del juego, sin que Dorados pudiera responder. El delantero argentino Fabián Bordagaray, hasta ahora el mejor goleador del encuentro, fue nulificada por la defensa del Atlético de San Luis.
En un tiro de esquina en favor de los locales, un fuerte choque entre Unai Bilbao y Jesús Chávez provocó que el jugador de Dorados saliera ensangrentado del campo.
Después, una falta contra Jesús Escoboza de Dorados, terminó en un conato de bronca entre Cristhian Báez y el argentino Leonardo Villagra del Atlético de San Luis, quien estaba haciendo ejercicios de calentamiento.
Con el resultado de 1-1, el campeón del Clausura 2019 se definirá el próximo domingo en el estadio Alfonso Lastras, cuando se juegue el partido de vuelta.
FICHA TÉCNICA
Dorados
23- Gaspar Servio
2- Diego Barbosa
4- Jesús Chávez
33- Cristhian Báez (gol al min 9)
6- Fernando Arce (amonestado al minuto 20)
91- José Lugo
8- Jesús Escoboza
11- Julio Nava
16- Fernando Elizari
25- Amaury Escoto
10- Fabián Bordagaray
DT- Diego Maradona
Cambios
35- Rubio Méndez, al minuto 35, por Escoto
9- Jorge Córdoba, al minuto 90, por Bordagaray
28- Francisco Contreras, al minuto 90, por Elizari
Atlético de San Luis
1- Felipe Rodríguez
4- Matías Catalán
5- Mario Abrante
20- Unai Bilbao
21- Enrique López “Cadete” (amonestado al minuto 17)
15- Jorge “Perrito” Sánchez
18- Noe Maya
2- Juan David Castro (gol al min 71)
26- Fernando Madrigal
22- Ían González
9- Nicolás Ibáñez (amonestado al minuto 70)
DT- Alfonso Sosa
Cambios
28- Dionicio Escalante, al minuto 68, por “Cadete”
19- Diego Pineda, al minuto 90, por Ibáñez
Árbitro
Juan Andrés Esquivel, con una actuación regular que fue manchada por el inexistente penalti que señaló en favor de Dorados y que significó el 1-0 en favor de los sinaloenses.
VENTA LIBRE, SOLO EN TAQUILLAS Y EL DORADO
La directiva del Atlético de San Luis informó que la venta libre de boletos para la final del domingo se realizará hoy viernes,, exclusivamente en las taquillas del Alfonso Lastras y en la tienda oficial del club, en plaza El Dorado.
Solamente se venderán dos boletos por persona.
Ayer, a la hora en que terminó el partido en Culiacán, las filas en el estadio Alfonso Lastras eran bastante largas.
Hay gente acampando en el estadio desde las 6 am del jueves.
#4 Tiempos
El eterno | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Guillermo Ochoa es un portero que se convirtió en bandera. Desde que debutó con el América en 2004, sus guantes parecían hechos para noches grandes: títulos de liga, protagonismo inmediato y el aura del “nuevo guardián” del arco mexicano. Tardó en dar el salto a Europa, y aún así, demostró sus ganas de crecer a pesar de los sacrificios, con una carrera que, aunque irregular en lo colectivo, lo mantuvo vigente en la élite del futbol internacional durante más de una década.
En Francia defendió al Ajaccio, donde se convirtió en ídolo de un club pequeño que sobrevivía gracias a sus atajadas imposibles. Después vinieron pasos por Málaga y Granada en España, donde la lucha contra el descenso lo expuso constantemente, pero también lo catapultó con actuaciones memorables frente a equipos como el Barcelona o el Real Madrid. Más tarde, Bélgica, con el Standard de Lieja, donde recuperó la estabilidad, disputó competencias europeas y volvió a tener el brillo de arquero confiable.
De ahí regresó a México, otra vez al América, como referente y capitán. Sin embargo, su ambición lo llevó a un último desafío en Italia con la Salernitana, donde las críticas fueron severas y el equipo terminó hundido en la tabla. Ese episodio marcó un antes y un después: Ochoa ya no era visto como el mismo arquero que tapaba lo imposible en los mundiales, sino como un veterano que comenzaba a pagar factura ante la exigencia de un futbol mayor.
Con la Selección Mexicana, su legado es indiscutible
. Fue cinco veces mundialista y protagonista en Brasil 2014 y Rusia 2018, con actuaciones que dieron la vuelta al mundo. Se le aplaudió como salvador, pero también se le cuestionó su influencia en el vestidor y el hecho de que, durante años, cerrara el camino a nuevas generaciones de arqueros.Hoy el futuro de Ochoa es una incógnita. Con 39 años cumplidos, se habla de un posible regreso a la Liga MX, donde tendría el respaldo de la afición y un lugar asegurado en el escaparate. También existe la posibilidad de un destino exótico, en ligas de menor exigencia pero con cheques generosos. El problema es que cada paso que dé será juzgado no como una nueva aventura, sino como el epílogo de una carrera que marcó época.
El verdadero reto de Guillermo Ochoa ya no está bajo los tres palos, sino frente al espejo. Su historia se escribió entre América, Ajaccio, Málaga, Granada, Standard de Lieja y Salernitana; su leyenda se forjó con la Selección. Pero ahora, cuando el tiempo le recuerda que no hay reflejo eterno, deberá decidir si se despide como un gigante que supo irse en lo alto o como un ídolo que se aferró demasiado al recuerdo de sus mejores atajadas.
#4 Tiempos
Hoy, frente al campeón | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Cuando Toluca llegue al Alfonso Lastras esta noche, no lo hará como un visitante cualquiera. Llega con la etiqueta de campeón, con una racha que asusta y con la confianza de un equipo que se sabe sólido. Para San Luis, en cambio, la cita es una cuerda floja: si tropiezan, el vacío no será sólo en la tabla, también en la credibilidad.
Los Diablos Rojos han mostrado lo que pocos en este torneo: regularidad. Saben atacar, saben cerrar partidos y rara vez pierden la calma. Es un conjunto que luce afinado, con un mediocampo que controla ritmos y delanteros que no perdonan. La pregunta no es si Toluca llega bien, sino si San Luis tiene con qué incomodarlos.
El conjunto potosino, por su parte, ha vivido a base de altibajos. Capaz de ganar con autoridad un fin de semana y de derrumbarse al siguiente con errores de principiante. Su defensa es frágil cuando la presión se acumula y su ataque depende demasiado de destellos aislados. Juegan en casa, sí, pero el Lastras ha dejado de ser un verdadero bastión, demasiadas veces los rivales han salido de aquí con los brazos en alto.
El historial entre ambos no ayuda al ánimo local. Toluca suele imponerse con naturalidad y pocas veces ha permitido que San Luis lo sorprenda. No es casualidad, cuando uno tiene orden y el otro improvisa, el resultado suele estar cantado.
Sin embargo, el fútbol tiene esa manía de burlarse de la lógica. A San Luis le basta un arranque intenso, un gol inesperado o una noche inspirada de su arquero para cambiar el guion. Lo sabe la afición, que se aferra a la esperanza de que, ante el rival más fuerte, el equipo saque la versión que pocas veces aparece.
Hoy no se juega sólo un partido. Para Toluca es la oportunidad de confirmar que su liderazgo no es un accidente. Para San Luis, es el chance de mandar un mensaje claro de que no están condenados a ser comparsa, que pueden competir con cualquiera si deciden hacerlo en serio.
Si San Luis sale tímido, Toluca lo devorará sin esfuerzo. Pero si el local entiende que este es el momento para dar un golpe sobre la mesa, entonces el líder tendrá, por fin, un rival que lo haga sudar. El balón dirá si el Lastras es tumba o resurrección.
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#4 Tiempos
Clásico de la 57: pasión al filo del cuchillo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hoy se juega en Querétaro el Clásico de la 57, un duelo que siempre viene cargado de tensión, orgullo y, por desgracia, un trasfondo que no se puede ignorar: la sombra de la violencia. Este enfrentamiento no es un simple partido de fútbol, es un espejo incómodo de lo que todavía está pendiente en nuestro balompié.
El recuerdo de la batalla campal entre Querétaro y Atlas sigue vivo. Esa tarde oscura, con imágenes que dieron la vuelta al mundo, dejó claro que la pasión puede convertirse en caos en cuestión de segundos. Y no fue un hecho aislado: en otras ocasiones también hemos visto enfrentamientos en las gradas del Alfonso Lastras, peleas que interrumpieron partidos, además de aquel episodio en Torreón en el que el sonido de las detonaciones generó un pánico colectivo que terminó por vaciar un estadio entero. Lo que debería ser fiesta, demasiadas veces se ha convertido en pesadilla.
El problema no es exclusivo de México. Apenas esta misma semana, en Argentina, un partido internacional quedó marcado por escenas dantescas: aficionados golpeados, perseguidos y obligados a escapar del propio lugar que debería haber sido su refugio. El encuentro tuvo que ser suspendido y la violencia dejó un saldo de heridos, detenidos y un continente entero preguntándose cómo es posible que sigamos repitiendo las mismas historias de siempre.
Con ese telón de fondo se juega hoy este Clásico de la 57. En la cancha, Gallos Blancos y Atlético de San Luis se disputan algo más que tres puntos: se juegan la credibilidad de una rivalidad que merece ser recordada por goles y no por golpes . La exigencia es doble: para los equipos, que deben entregar un partido digno; y para las tribunas, que están obligadas a demostrar que se puede alentar sin cruzar la línea del salvajismo.
Porque la verdad es dura: si después de lo vivido en Querétaro hace unos años todavía no entendemos, si después de tantas escenas vergonzosas en México seguimos tolerando barras que se comportan como pandillas, entonces lo que pasó en Argentina podría repetirse aquí en cualquier momento.
El Clásico de la 57 debe ser una advertencia. Que la intensidad se quede en la cancha, que la rivalidad se mida en goles, que la pasión no vuelva a confundirse con barbarie. Si hoy la historia vuelve a torcerse hacia el lado equivocado, no habrá espacio para el asombro: sería simplemente la consecuencia de haber aprendido nada.
Este clásico es una puerta: o se abre para dejar pasar el fútbol en su forma más pura, o se entreabre para que se cuele de nuevo la violencia. Y lo que ocurra esta noche dirá mucho más de nosotros como país que de los once contra once que se atrevan a pisar la cancha.
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