noviembre 19, 2025

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Alumnos y egresados de la UASLP denuncian que se pretende cerrar su carrera

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“El cambio de nombre de la carrera de Agroecología solo es una pantalla para desaparecerla”

Por: Ana G Silva

Adriana Leyva Fajardo, Lorena Juárez Bolaños y Luis Gerardo Ávila Jasso, egresados de la Facultad de Ingeniería en Agroecología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), acompañados de alumnos y otros ex alumnos, ofrecieron una rueda de prensa en el Edificio Central de dicha institución, esto frente a lo que consideran un intento de la rectoría por desaparecer su carrera.

Leyva Fajardo argumentó que el pasado jueves 16 de junio tuvieron una audiencia con Heriberto Méndez Cortés, director de la Facultad, quien les expuso el proceso de evaluación que se llevó a profesores, alumnos y futuros aspirantes en donde se llegó a la conclusión de crear una carrera nueva:

Nos dicen que es un cambio de nombre, pero ellos sí proponen cambiar la currícula, o sea iniciar con un plan nuevo, por eso nos posicionamos, porque la Agroecología como tal y sus materias desaparecerían, por eso pedimos que nos tomen en cuenta como egresados para apoyarlos, ellos nos lo ponen como un cambio de nombre, pero en realidad es el cierre de nuestra carrera para abrir una nueva”.

Los ex alumnos indicaron que la carrera ha sufrido un abandono y descuido durante muchos años por parte de las administraciones; además destacaron que actualmente la formación de ingenieros agroecólogos es de lo más pertinente, pues hasta la propia política pública del gobierno federal pretende apostar en transitar hacia modelos de agricultura más sustentables a través del paso a la agroecológica.

Lorena Juárez, otra de las representantes del movimiento de alumnos, detalló que exigen la permanencia de la carrera o bien, aunque se vaya a crear una carrera nueva, “pues es de suma importancia seguir creando profesionales en esta área”; además apuntó que rechazan que desaparezca una carrera donde la misma UASLP está proponiendo la apertura de un posgrado en el mismo campo en conjunto con otras universidades, “situación que resulta contradictoria”.

La egresada reiteró que no es conveniente cerrar una carrera cuya currícula se modificó en 2019 y no hay ninguna generación de egresados para evaluarla.

Leyva Fajardo puntualizó que las soluciones que proponen como egresados “que han conocido la realidad de las carencias” son: proponer un nombre que cumpla con los parámetros de atractivo profesional para nuevos aspirantes, sin que desaparezca la esencia y el nombre “Agroecología”; se comprometen a impulsar la carrera en la facultad y llevar a cabo acciones para mejorar la difusión de la misma y conformar una Asociación Civil de egresados para impulsar en el estado prácticas agroecológicas y colaborar con la Facultad.

El cambio de nombre de la carrera de Agroecología se llevaría a cabo para el periodo que inicia en 2023.

“Nuestra exigencia es que nos escuchen como egresados y que la Facultad nos tome en cuenta y sea más consciente del nombre, quitarle una carrera a la UASLP es como quitarle a una madre un hijo, así de doloroso es”, argumentó Luis Gerardo Ávila, otros de los ex alumnos.

Ávila Jasso resaltó que al menos 30 alumnos por año se verían afectados por esta decisión, por lo que también recordó que entregaron un escrito a la rectoría detallando sus inconformidades, del cual esperan una respuesta.

A esta petición también se sumaron agrónomos importantes alrededor del mundo como: el doctor Víctor Manuel Toledo Manzur, ex secretario de la Semarnat; Stephen R. Gliessman, profesor de Agroecología en la Universidad Santa Cruz de California, Estados Unidos; Marta Astier, investigadora en el centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM; Manuel González de Molina, director del programa de Doctorado en Agroecología en la Universidad Pablo de Olavide en España; Guadalupe Araceli Valenzuela Romero, coordinadora de estudios y disciplina del Instituto Salesiano; así como Ramón Ortiz Aguirre, ex profesor fundador de la carrera en San Luis Potosí.

Alejandro Zermeño Guerra, rector de la Universidad, detalló que tras la revisión realizada por el Consejo Técnico de la Facultad se identificó que si bien la currícula de la carrera es correcta, los aspirantes no se preinscriben porque ignoran exactamente de qué se trata, es por eso que solo se realizará el cambio de nombre y se continuará con el plan de estudios, pese a las preocupaciones de los ex alumnos.

El rector subrayó que se va a replantear su nomenclatura con el fin de hacerla más atractiva y se trabajará en la difusión de la misma: “El alumno llega sin conocer a qué va, quieren estudiar una carrera universitaria hay espacio aquí y se meten pero no saben a qué van. Entonces la vocación no está muy fuerte”, externó el rector, tras informar que la matrícula de toda la ingeniería es de alrededor de 80 alumnos y las preinscripciones son de apenas una docena de aspirantes.

Las autoridades de la máxima casa de estudios de San Luis Potosí detallaron que esto no afectará a los alumnos que están cursando la carrera, pues además de que no cambiará el programa, continuarán igual hasta graduarse, esto a pesar de la evaluación que se le hizo al programa.

Aurelia de la O, directora de Comunicación Social de la UASLP, puntualizó que la revisión de la currícula se llevó a cabo este año, la cual se realizó durante meses; sin embargo, el Consejo Técnico concluyó que no es necesario cambiar la currícula, solo el nombre, no obstante la carrera será suspendida para el periodo 2022-2023, pues dicha revisión aún no estaba concluida para este proceso de admisión, por lo que se ofertará hasta el 2023 con sus respectivos cambios.

Esta respuesta, no generó tranquilidad a los egresados que se manifestaron, pues reiteraron que el cambio de nombre implica un cambio en la currícula; además de que el mismo director de la Facultad confirmó que el Consejo Técnico estaba de acuerdo con dichas renovaciones.

El 13 de enero, La Orquesta conversó con Óscar Reyes, coordinador de la licenciatura en geografía, Celia Mireles Cárdenas, directora de la Facultad de Ciencias de la Información (FCI) y Liliana Miranda Aragón, coordinadora de ingeniería forestal, para conocer la situación real que prima en la universidad, quienes manifestaron que la rectoría y las direcciones de las facultades no han sido claros respecto a este tema por lo que se generó incertidumbre en las distintas carreras.

El coordinador de la licenciatura en geografía mencionó que en diciembre se realizó una reunión con autoridades universitarias para dialogar sobre la situación y el 17 del mismo mes, personas de la licenciatura se manifestaron en el edificio central de la UASLP y entregaron una carta en donde planteaban que no consideran que se valore el trabajo de 20 años en la misma. Además de que la amenaza de cierre está desde julio de 2021.

Alejandro Zermeño respondió argumentando que las carreras no iban a desaparecer aunque sí comentó que se realizarían ajustes curriculares o se fusionarían con otras, un cambio total de la carrera.

También lee: Jóvenes pierden interés por estudiar en la UASLP

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La IA, periodismo, y la coartada perfecta. Apuntes de Jorge Saldaña.

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riesgos de legislar sobre IA

““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”

Por: Jorge Saldaña

Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.

Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Que peligroso.

No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.

Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?

Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.

Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.

Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.

No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.

Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.

Las modificaciones al código penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.

Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.

Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.

El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.

Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.

Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la Presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de estomatología confesando un delito…(saben a lo que me refiero).

¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?

La IA escribe el guion; las redes, el miedo.

Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero…¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?

El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:

1) La coartada perfecta del poderoso.

Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.

2) La puerta trasera de la censura.

Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.

3) La prueba imposible.

En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.

Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.

Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).

Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.

Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?

No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.

A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:

Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.

Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.

Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.

La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.

Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.

Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.

Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.

Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña.

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Estado anticipa monto para la UASLP en 2026: Gallardo

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El monto, que se incluirá en la Ley de Egresos, será equivalente al de este año mientras se define el convenio universitario

Por: Redacción

El gobernador Ricardo Gallardo Cardona informó que la Secretaría de Finanzas del Estado ya tomó previsiones para garantizar el recurso que corresponderá a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) en 2026, y adelantó que dicha cantidad será integrada desde ahora en la Ley de Egresos que enviará al Congreso del Estado.

Gallardo explicó que, aunque el convenio anual entre la UASLP y el Gobierno del Estado se firma hasta enero, esta vez se decidió anticipar el monto estimado para evitar desfases como los ocurridos este año, cuando los tiempos entre la firma del convenio y la aprobación del presupuesto no coincidieron y generaron presiones financieras para la institución.

El mandatario señaló que Finanzas partirá del mismo monto asignado este año

—refiriéndose a los recursos que se destinan al inicio del ejercicio— mientras la universidad y la Federación definen la cifra exacta en su próximo convenio. Con esto, precisó, los legisladores tendrán que ajustar el presupuesto para asegurar que la cantidad prevista quede protegida en la Ley de Egresos 2025, que corresponde al ejercicio fiscal del próximo año.

Gallardo afirmó que el objetivo de esta previsión es que la UASLP arranque 2026 sin complicaciones, sin necesidad de solicitar recursos prestados durante los primeros meses del año, como ha sucedido históricamente debido a la demora en la llegada del recurso federal y estatal.

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FGESLP requiere 5 mdp para echar a andar Fiscalía de Búsqueda

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María Manuela García dijo que el monto servirá para contratar personal y fortalecer prospecciones

Por: Redacción

Tras entregar su informe anual de labores ante la Comisión Primera de Justicia del Congreso del Estado, la fiscal María Manuela García Cázares reconoció que la Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí enfrenta “muchos retos”, entre ellos el más urgente: transformar la actual Unidad de Desaparecidos en una Fiscalía Especializada, como lo exige la Ley General.

La fiscal destacó que todas las áreas han estado enfocadas en judicializar carpetas y atender los casos más sensibles denunciados por la ciudadanía, aunque admitió que el avance aún es insuficiente frente a la demanda existente.

En materia financiera, García Cázares confirmó que la institución solicitará una ampliación presupuestal para 2025, derivada precisamente de los costos que implica la creación de la nueva Fiscalía de Desaparecidos: más personal, más material, más prospecciones y mayor capacidad operativa.

La ampliación solicitada asciende a 5 millones de pesos como mínimo.

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