#4 Tiempos
Esther Ortuño la cuentista potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
La Academia Potosina de Ciencias y Artes fue creada por los intelectuales y artistas potosinos radicados en la Ciudad de México a fines de los cuarenta del siglo XX. Esta Academia vino a darle vida a las ciencias y las artes en San Luis Potosí y fue la semilla para que se implantara la investigación en estas áreas en San Luis creándose en primera instancia instituciones de investigación en ciencias y humanidades en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. De esta forma, a mediados de los cincuenta se crearían la Facultad de Humanidades y la Facultad de Ciencias que inició como Departamento de Física.
Dentro de su dinámica incorporó miembros en estas áreas que realizaban actividad en estas áreas del conocimiento en San Luis Potosí y crearía los Cursos de Invierno que le dieron vida a las humanidades y las ciencias y encauzaron la formación y el despertar de vocaciones que incursionarían posteriormente en estas nuevas instituciones en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Una de las integrantes locales de esta Academia sería María Esther Ortuño de Aguiñaga que por aquellas fechas se desempeñaba como miembro del consejo de redacción de la revista Estilo y era integrante del Taller de Estilo, así como colaboradora en la revista Letras Potosinas.
Su relación con la intelectualidad potosina radicada en México se estrecharía al realizar su carrera de contador privado en la Escuela Bancaria y Comercial de la Ciudad de México, su inclinación a las letras y participación en la vida cultural potosina la llevo a formar parte de esa importante Academia Potosina de Ciencias y Artes. Su relación con promotoras culturales potosinas como Rosario Oyarzun, de quien ya hemos tratado en esta columna, la llevarían a ser una de las promotoras del proyecto de instalación de una Agencia Potosina de Cultura, que si bien no pudo instalarse sería el antecedente de lo que ahora es la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de San Luis Potosí. En aquel proyecto la Agencia Potosina de Cultura estaría manejada por mujeres del ámbito cultural como Amparo Dávila, la propia Esther Ortuño y al frente Rosario Oyarzun donde podrían conseguirse obras traídas de México.
La formación de Esther Ortuño la realizó en Guanajuato, la Ciudad de México y San Luis Potosí; realizando sus estudios primarios en Ocampo, Guanajuato y luego en San Luis Potosí, su licenciatura como contador privado, como hemos apuntado, en la Escuela Bancaria y Comercial de la Ciudad de México y un diplomado en Literatura en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en 1952 como consecuencia de los cursos de invierno de la Academia Potosina de Ciencias y Artes.
Esther Ortuño tuvo una intensa labor en el periodismo cultural destacando la colaboración durante ocho años en el periódico potosino El Heraldo de San Luis donde elaboró reportajes, entrevistas, fichas bibliográficas, entre otros. En la Ciudad de México fue colaboradora de Mester una revista de Bellas Artes del grupo de Juan José Arreola; formó parte de los talleres de Juan José Arreola, Fausto Vega y Agustín Yáñez. Escribió guiones para los canales 8 y 2 de la televisión mexicana, para las series “Aprendiendo a vivir”, “Ernesto Alonso presenta …”, “Leyendas de México”. Fue supervisora literaria de la Dirección General de Cinematografía de la Secretaría de Gobernación por más de veinte años.
Escribió más de cincuenta cuentos; algunos de ellos fueron publicados en Páginas Escogidas, editada en 1993 de la colección Cactus por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
María Esther Ortuño de Aguiñaga, nació el 3 de marzo de 1913 en San Luis Potosí y murió el 15 de febrero de 1997 en la Ciudad de México.
También lee: La primera asociación femenina en San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Partiendo átomos con el Dr. Eduardo Gómez en la Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En el ciclo número cuarenta de la Ciencia en el Bar se presenta el Dr. Eduardo Gómez con la charla Partir átomos sin morir en el intento, que se llevará a cabo el miércoles 24 de septiembre en punto de las ocho de la noche en la Cervecería San Luis, ubicada en Calzada de Guadalupe número 326.
Este ciclo de la Ciencia en el Bar es el preámbulo del vigésimo aniversario de está serie de charlas donde conviven la ciudadanía con científicos de diversas áreas que realizan su actividad, tanto en San Luis Potosí como en otros puntos de la República Mexicana.
En esta ocasión el Dr. Eduardo Gómez, investigador del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí aborda un tema que es eje de su trabajo de investigación y que comparte con el público detalles relacionados con la física atómica y la mecánica cuántica, en este año que la Unesco ha declarado el año 2025, como el Año Internacional de la Ciencia y las Tecnologías Cuánticas, con el objetivo de “aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la ciencia cuántica y sus aplicaciones”.
Entre las múltiples aplicaciones de la tecnología cuántica, que tratamos en entrega anterior en esta sección de El Cronopio en La Orquesta, se tiene la medición del tiempo; con la metrología cuántica, con su medición ultraprecisa del tiempo, podemos tener mejores sistemas de posicionamiento global y una internet de mayor calidad. Sobre los desarrollos de instrumentación para la medida del tiempo a lo largo de la historia de la humanidad ya nos habló el Dr. Eduardo Gómez en una charla en la Ciencia en el Bar y ahora retoma la palabra para adentrarnos en el tema del átomo en la charla que dictará este miércoles 24 de septiembre.
El Dr. Eduardo Gómez ingresó como investigador del Instituto de Física en el año 2007, se tituló de físico en la Facultad de Ciencias de la UNAM en 1999, realizó sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad en la Universidad Estatal de Nueva York, en Stony Brook, graduándose en el año 2001 y 2005, respectivamente. Realizó una estancia posdoctoral, del 2005 al 2007, en el National Institute of Standards and Technology, en Maryland, Estados Unidos, donde trabajo con el Premio Nobel de Física William Phillips.
El trabajo de investigación del Dr. Eduardo Gómez se centra en la óptica, física atómica, molecular y nuclear, y, en sistemas de medición de precisión; usando dispositivos experimentales, como láser, detectores de luz, sistemas de ultra alto vacío, detectores de radiación, circuitos electrónicos analógicos y óptica iónica, con técnicas experimentales, entre las que se encuentran, detección de bajo ruido, sistemas de micro ondas, enfriamiento láser y atrapamiento de átomos.
Ha desarrollado una importante infraestructura para abordar sus temas de investigación, formando el Laboratorio de Átomos Fríos en el Instituto de Física de la UASLP, donde trabaja en trampas ópticas y lidera un grupo de investigación que explota las técnicas de enfriado láser para confinar los átomos y reducir su temperatura. Esta muestra fría y confinada proporciona el ambiente ideal para diversos estudios de física atómica. Algunas de las líneas de investigación del grupo son: Interacción entre átomos y superficies, Simetrías fundamentales, Interferometría atómica y gravimetría. El grupo forma la Unidad de Sensores Cuánticos del Laboratorio Nacional de Materia Cuántica, del sistema de laboratorio nacionales del Conahcyt, donde participan los grupos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Instituto de Ciencias Nucleares (UNAM), el Centro Nacional de Metrología, los laboratorios del Instituto de Ciencias Nucleares (UNAM), Instituto de Física (UNAM), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y el Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica. Todos estos grupos están interesados en la formación y consolidación de este Laboratorio Nacional.
El Dr. Eduardo Gómez García, es uno de los distinguidos investigadores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, merecedor de varios premios nacionales e internacionales.
No desaprovechen esta oportunidad para acercarse al trabajo de Eduardo Gómez y entender más sobre el mundo atómico y las propiedades de los átomos en su charla Partir Átomos sin morir en el intento, este miércoles 24 de septiembre en La Ciencia en el Bar, en la Cervecería San Luis.
También lee: Centenario del concierto de Sonido 13 en el Teatro de la Paz | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Sobre el ateísmo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
¿Era de mañana cuando Moisés apacentaba el rebaño de su suegro Jetró? ¿Caía ya la tarde? La Escritura no nos lo dice; pero dice, en cambio, que a lo lejos vio Moisés una zarza que ardía sin consumirse. «¿Qué misterio es éste?», se preguntó, intrigado. Y ya se acercaba a contemplar el extraño fenómeno cuando una voz lo paró en seco:
-«No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado».
¿Quién era el que así hablaba? Moisés no sabe qué pensar; además, ni siquiera tiene tiempo para ello, pues la voz continúa hablando así:
-«Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob».
«¡Trágame, tierra!», se diría Moisés a sí mismo. ¿De modo que era Dios mismo quien le hablaba? ¿Y para qué, si podía saberse?
-«He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, una tierra que mana leche y miel… La queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los israelitas».
¡Señor mío! Como si fuera tan fácil! Moisés tartamudea, no sabe qué pensar, de modo que se limita a decir:
-«¿Y quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?
-»Yo estoy contigo –le dice Dios-, y ésta es la señal de que yo te envío: que en cuanto saques al pueblo de Egipto, ustedes darán culto a Dios en esta montaña».
De acuerdo, sí. Todo esto está muy bien; pero, ¿cómo iba a sacar Moisés a los israelitas: cargándolos, empujándolos, llevándolos a rastras, o cómo? Además, había aún un par de cosas que necesitaban ser aclaradas:
-«Mira –dice Moisés, tuteando al Altísimo-, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de sus padres me ha enviado a ustedes. Pero si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?
-»Yo soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me envía a ustedes» (Éxodo 3, 1-14).
Yo soy el que soy. Ehyeh ‘ser ‘ehyeh. Desde que Dios pronunció estas palabras extrañas, los hombres no han dejado de preguntarse qué es lo que podrían significar. Y, a este respecto, dicen los estudiosos de la Sagrada Escritura que la traducción más aceptable del Nombre divino (Yo soy el que soy) bien podría ser ésta: Yo soy el que está contigo, y se apoyan para defender su posición argumentando que, para los israelitas del tiempo de Moisés, el verbo ser (de Yo soy) denotaba no solamente el hecho de estar-ahí (como lo es para nosotros), sino sobre todo el hecho de estar-con, pues su concepto de la vida era absolutamente comunitario. Uno de estos estudiosos, el jesuita John C. Murray, profesor de teología en la Universidad de Yale, escribió así, por ejemplo, en uno de sus libros:
«Para los antiguos israelitas, como para todos los pueblos primitivos, la existencia era una cuestión de comunidad: ser era estar con los demás. La existencia, pues, era un asunto efectivo: ser era estar-en-acción” (véase su interesante libro El problema de Dios).
De este modo, decir: Yo soy el que soy equivalía en aquellos tiempos a decir también: Yo soy el que está contigo, el que actúa por ti, o, incluso, el que combate por tu causa. Esto es más o menos –a decir del padre Murray- lo que aquellos judíos esclavizados entendieron cuando Moisés les reveló el nombre divino.
Para un judío de aquellos tiempos remotos era, pues, inconcebible que alguna vez alguno de entre ellos pudiera llegar a preguntarse, como hacemos nosotros: «¿Existe Dios?». Ésta, para ellos, hubiera sido una pregunta carente de todo sentido. Pero, en cambio, podían preguntarse –como de hecho lo hicieron, y no una, sino innumerables veces-: «¿Está entre nosotros el Señor o no?» (Éxodo 17, 7).
Esto ha hecho pensar a más de un estudioso que el ateísmo en cuanto tal no existió –ni pudo existir- entre los israelitas de la antigüedad. Ahora bien, si por ateo se entiende aquel que pone en duda o incluso niega la existencia de Dios –cosa que un judío del Antiguo Testamento no hubiera podido hacer por nada del mundo-, entonces es claro que no hubo ateos entre ellos; pero si se piensa que el ateo era más bien quien ponía en duda la cercanía de Dios («¿Está el Señor con nosotros o no?»), entonces es claro que sí los hubo, sólo que la Escritura nos los llama ateos –que es una palabra de cuño más bien reciente-, sino insensatos. «Dice el insensato para sí: no hay Dios» (Salmo 13,1). Y concluye el padre Murray:
«La negativa del insensato no se refiere a la existencia de Dios en algún sentido metafísico, sino a su existencia activa en medio de su pueblo. El hombre insensato se dice a sí mismo: Dios no está aquí, ahora, conmigo».
En sentido genuinamente bíblico, pues, ateo no es el que, tras una serie de razonamientos lógicamente encadenados, llega a la conclusión de que no existe ninguna entidad que pueda llamarse divina, sino el que se siente abandonado, solo y como a merced de los vientos.
¿Quiere decir esto, entonces, que sentirse desesperado era, para el judío bíblico, tanto como negar a Dios e incurrir en ateísmo? Sí. Porque Dios había mandado decirle al pueblo por boca de Moisés: Yo soy el que soy, es decir, el que está contigo, a un lado tuyo, y Dios no puede mentir.
El que cree que anda por la vida sin quién por él; el que cree que Dios ni siquiera lo mira; el que se cree abandonado: ése es al ateo genuino, aunque diga que no lo es. ¡Vaya noticia!
También lee: Elogio de la literatura | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
Más que un torneo, un paso a la igualdad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
San Luis Potosí vive esta semana una fiesta distinta. El balón rueda en el Campeonato Internacional Azteca de Fútbol 5 para Ciegos y Débiles Visuales, un torneo que reúne selecciones nacionales y que coloca a la ciudad en el mapa de un deporte que merece mucho más reflector. Durante varios días, el Centro de Desarrollo Comunitario Simón Díaz se convierte en escenario de partidos intensos, cargados de pasión y de un nivel competitivo que desarma cualquier prejuicio.
Brasil, Estados Unidos, Chile, Perú, además de las escuadras de México en categoría mayor y juvenil, se enfrentan con el mismo deseo: demostrar que el fútbol no tiene límites cuando existe disciplina, técnica y hambre de triunfo. Lo que en apariencia parece un torneo menor, en realidad es una muestra de que el deporte puede ser un terreno donde la inclusión se ejerce, no se promete.
Cada jugada es un recordatorio de lo que significa competir desde la adversidad. Los jugadores disputan la pelota con una entrega que pocas veces se ve en el fútbol profesional, comunicación constante, concentración absoluta, confianza en el compañero y un respeto genuino por el rival. Aquí no hay contratos millonarios ni reflectores mediáticos, pero sí un compromiso que debería sonrojar a más de un equipo de primera división.
En el marco de este torneo, la selección de Estados Unidos ha decidido aprovechar su participación para grabar parte de un documental que retrata su camino hacia los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028. Más allá de los resultados deportivos, la presencia de cámaras en sus entrenamientos y partidos busca dejar testimonio del proceso, de la disciplina diaria y de la construcción de un proyecto que quiere llegar con fuerza a la máxima cita paralímpica. Ese esfuerzo añade otra capa de significado. San Luis no sólo es sede de un torneo, también se convierte en escenario de una historia que trascenderá fronteras.
Para San Luis Potosí, la responsabilidad es doble. No basta con ser sede, hay que estar a la altura de lo que significa recibir un torneo internacional, dar difusión y demostrar que el fútbol adaptado tiene un lugar real en la vida deportiva del estado. Este campeonato es también una oportunidad para darle continuidad a proyectos locales que ya han trabajado con empeño y sacrificio en el fútbol para ciegos.
Pero la pregunta inevitable es qué pasará después. ¿Será este torneo un punto de arranque hacia la consolidación del fútbol 5 en México o quedará en la memoria como un evento aislado? El reto está en no conformarse con la foto del arranque ni con los discursos de ocasión. Se necesitan torneos más sólidos, entrenadores formados, recursos permanentes y, sobre todo, la voluntad de tratar este deporte con la seriedad que merece.
En San Luis Potosí no se está jugando sólo un campeonato, se está jugando la credibilidad de un país que dice apostar por la inclusión. Cada gol, cada atajada, cada aplauso, es un grito contra la indiferencia. Porque en esta cancha, más que el resultado, lo que importa es entender que el fútbol también se juega con el corazón cuando los ojos ya no alcanzan.
También lee: Fantasmas y oportunidad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad3 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad3 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad3 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos3 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online