noviembre 21, 2024

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Aleix Sanmartín: el hombre detrás de AMLO, Alfredo del Mazo y Marcelo Ebrard

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“Andrés Manuel no es el peligro para México del slogan del 2006”

Por: Luis Moreno Flores

Aleix Sanmartín es uno de los estrategas más solicitados por la clase política mexicana. Los nombres de sus clientes dan muestra de su capacidad, pues a ninguno de ellos parece importarle con qué partido trabajó antes, sino su visión y dominio del entorno. De Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y Alejandro Encinas a Manlio Fabio Beltrones y Alfredo del Mazo, sin olvidarse pasar por la derecha encarnada en Ernesto Cordero, son solo algunos de sus proyectos. Curtido en campañas de personajes tan icónicos como José Luis Rodríguez Zapatero, Tabaré Vázquez, Ricardo Martinelli, Gustavo Petro…

Después de haberse apuntado un triunfo en la elección más complicada de la historia del PRI (la del Estado de México) y a menos de un año de que tenga lugar la votación más espectacular del México democrático (en la que seguro será protagonista), Aleix interrumpió por unos minutos su luna de miel para darle a La Orquesta los pasos exactos que debe seguir López Obrador o el PRI si quieren la presidencia. Además, dejó entrever su futuro profesional.

 

La Orquesta: En el Estado de México hay un ganador que es Alfredo del Mazo, pero, como asesor político, ¿consideras que debemos entenderlo como un triunfo del PRI o una elección que fortalece a Morena?

Aleix Sanmartín: Trabajé en la campaña de Alfredo del Mazo como asesor por lo cual mis opiniones están completamente sesgadas. Hay un claro ganador electoral de la contienda que es Alfredo del Mazo, con todas las salvedades que ahora podemos analizar.

Si la elección del Estado de México se entiende como una elección previa a la presidencial, si la entendemos en clave nacional, evidentemente Morena está fortalecido, esos es evidente, porque partió con una candidata que tenía niveles bajos de reconocimiento que, aunque no le dio para ganar, sí tuvo un resultado extraordinario, sin embargo, el ímpetu, el acelerador que tuvo Morena en el Estado de México no se debe a Delfina, se debe a la fuerza que arrastra Andrés Manuel López Obrador, que permite agarrar a una aspirante prácticamente desconocida y ponerla a tres puntos de ganar. Morena sale fortalecido en un contexto nacional.

 

LO: ¿Qué aprenden el PRI y Morena de esta elección?

AS: No soy quien para decir qué aprenden, pero creo que lo que debería rescatar el PRI es entender que no hay elecciones fáciles, en todos los gobiernos van a tener que ganarse día a día la confianza de los ciudadanos. Hay bastiones históricos del PRI que ahora se han vuelto relativos, tendrán que salir al terreno de juego a fajarse, algo que era absolutamente impensable tan solo hace seis años.

¿Qué aprende Morena? Aprende que tiene que presentar candidatos serios: si Morena hubiera tenido un perfil más preparado en el Estado de México, con mayor trayectoria y con más confianza que Delfina, quien merece todo mi respeto pero no tenía el tirón que podían haber tenido otros candidatos; si, por ejemplo, Morena hubiera tenido a Juan Zepeda, no me cabe la menor duda que sería el gobernador electo.

Morena aprende que debe presentar candidatos más sólidos, a lo mejor provenientes del mundo universitario, empresarial o del mundo de la cultura, pero con solidez y reconocimiento.

Segundo, Morena debe aprender, y no es Morena sino Andrés Manuel, que no es la primera vez que entra en una elección presidencial arriba en las encuestas. No es la primera vez que desdeña alianzas con partidos, grandes o pequeños, de izquierda: Recuerdo en el 2006 cómo despreció al Partido Social Demócrata de Patricia Mercado y que tuvo un millón de votos que hubieran convertido a Andrés Manuel en presidente hace 12 años.

Andrés puede ser presidente de la República haciendo alianzas con los partidos de izquierda tradicionales, con el PT, Movimiento Ciudadano y por supuesto con el PRD. Si lo hace es presidente, pero si va a una elección solo con Morena le van a faltar algunos puntos que están ahí y debe tomar para no tener que hacer unos últimos quince días de campaña basados en reclamos. Tener la batalla, como decía Sun Tzu, ganada antes de ser comenzada.

 

LO: Además de las alianzas, ¿qué más tiene que hacer López Obrador para ganar la elección?

AS: Andrés tiene que hacer tres cosas: generar una amplia alianza con los partidos, obviamente jamás querría al PAN, está bien, entendemos el contexto histórico, incluso personal, pero tiene posibilidad de aliarse con los partidos de izquierda: Movimiento Ciudadano es un partido fundamental a nivel nacional, pero sobre todo en Jalisco, donde Andrés Manuel no tiene nada, nada es nada. Alfaro y los alcaldes del área metropolitana de Jalisco, ahí tiene posibles aliados que le darían un montón de votos, votos que además no son solo de izquierda, son mucho más ciudadanos, progresistas quizá, pero también relacionados con los empresarios, no es la izquierda tradicional que odia a la industria, son gente proveniente de clases medias.

Por otro lado tienes al PT que, aunque sea pequeñito te da medio punto a nivel nacional, y el PRD es fundamental. Para eso tienes que querer ganar,  porque el PRD te va a pedir una alianza en la Ciudad de México donde ellos pongan al candidato, “si quieres ser presidente tienes que dar algo”, no puedes decir “quiero ser presidente, tú me apoyas y la Ciudad de México es para mí también”, ¿así cómo? Esta alianza le asegura a López Obrador casi el 80% de la probabilidad de ser presidente. 

Siguiente tema, que lo estaba haciendo muy bien hasta que se mete en campaña. Sonreír a los empresarios. Debe dar tranquilidad a los industriales mexicanos: presentar un programa económico solvente, avalado por economistas de carácter nacional e internacional, un programa que se pueda ejecutar sin darle miedo a los empresarios: que busque bancarizar más sectores de la población, generar una distribución de la riqueza compatible con los beneficios de los empresarios, que luche en contra del fraude fiscal, que haga que la gente pague impuestos… una serie de medidas económicas a nivel nacional con un carácter fuerte de izquierda, pero que diga claramente lo que va a hacer.

Hay modelos progresistas en América Latina como Chile o en Ecuador con Rafael Correa donde hubo un crecimiento económico brutal o como con Evo que tuvo avances tremendos o modelos socialdemócratas como los de Zapatero en España, hay mucho referentes de la izquierda donde se conjuga el crecimiento económico con la redistribución de la riqueza y que tranquilizan a los empresarios en los mercados internacionales y dan certeza.

Tercero. Esto no se puede decir con palabras, esto se da día a día con los hechos: evidenciar que es una persona que huye de modelos autoritarios o totalizantes como el de Venezuela, que apuesta por la libertad de prensa y los derechos humanos.

En un país como México, que ha tenido tantos años de autoritarismo y que tiene el foco rojo de los periodistas a nivel mundial por la cantidad de muertes, tú no puedes ponerte a regañar a los periodistas en las entrevistas, me parece mucho más inteligente demostrar que eres una persona demócrata, que eres una persona que entiendes el papel fundamental de los medios de comunicación independientes y que respetas, aunque no compartas las opiniones que viertan sobre ti. Así se ganan más votantes que peleando con los periodistas y demostrando que no respetas a quien no comparte tu opinión.

 

LO: ¿Qué tiene que hacer el PRI, que por ahora no tiene candidato, para ganar la elección presidencial?

AS: Lo primero es eso: tener un candidato, porque es imposible que la gente vote si no tienes uno. Hoy solo piensan en votar por el PRI los que pertenecen a su voto duro, pero a estas alturas ya deberíamos saber quién es el candidato o por lo menos algunas pistas, como en el PAN, donde vemos tres, será alguno de esos, pero no va a ser alguno más. Morena sabemos claramente quién va a ser el candidato. En el PRI unos días hablan de Narro (José), otros hablan de Osorio (Miguel Ángel), otros de Luis Videgaray. Es complicado que alguien más allá del votante tradicional, vote por un partido si no tiene a un candidato.

Técnicamente qué tendrían que hacer: aprovechar la pauta publicitaria que tiene para poder posicionar un tema o posicionar la figura y valores del candidato que vaya a lanzar, pero ese es un tema más técnico. 

Políticamente debe demostrar que es un partido que, con sus errores y sus defectos, sí apuesta por la lucha contra la corrupción. Vas a decir “¿cómo es posible?”, yo te digo: si están los ex gobernadores en la cárcel, simplemente es por eso, ¿es que antes no había corrupción?, no creo, corrupción ha habido siempre, la diferencia es que ahora se les mete a la cárcel. Debe lanzar a ese discurso y dar muestras claras y fuertes contra la corrupción, decir “no se puede controlar el que la gente robe, pero lo que usted sí puede hacer es meter a la gente a la cárcel cuando roba”. Debe hacer una política fuertemente basada en “el que la hace la paga”.

Con un candidato que se demuestre que tiene un compromiso fuerte contra la corrupción y definiendo un buen programa para continuar con las reformas a lo mejor tiene suerte y gana.

 

LO: ¿Podemos profundizar en el punto de las reformas?

AS: Es importante definir una segunda línea en la agenda de transformación de México, es decir, si en el primer mandato de retorno del PRI fueron las grandes reformas, ahora ¿qué va a haber? No sabemos cuál es la nueva promesa de valor, ¿por qué un ciudadano tiene que darle otra oportunidad al PRI?

El PRI necesita decirle a los ciudadanos para qué se hicieron las reformas, tienen que decir en qué va a consistir la segunda parte de estas.

¿Sabes cómo va a perder el PRI? Si la promesa de valor es “vótame para que Andrés Manuel no tumbe las reformas”, entonces está perdido, porque la gente no las percibe como la gran cosa. A lo mejor es que falta algo más por hacer, si dices eso tal vez te la compran, pero si me dices que te vote a ti para que no quiten la reforma energética, va a estar difícil que confíe.

Requieren una promesa de valor nueva “¿qué falta? ¿Dónde hay que ahondar en la reforma fiscal, en la educativa? ¿Cuál es la segunda parte de este relato del PRI?”.

 

LO: A quién prefieres como cliente: López Obrador, Osorio Chong, Narro o Margarita Zavala.

AS: A Andrés Manuel lo tuve en el año 2012, lo conozco perfecto. A Margarita Zavala la quiero mucho y me encantaría trabajar con ella. Osorio me parece que es un gran candidato y al doctor Narro no lo conozco en persona.

En este momento me encantaría Margarita Zavala, porque tiene todo para ganar: es una mujer y hacen falta mujeres en política, tiene experiencia, es aguerrida, tiene el voto del PAN pero sabe hacer alianzas y podría ir con el PRD en algún momento. Tiene mucho potencial para crecer.

 

LO: A propósito del PAN ¿qué te parece el spot “un peligro para México”, acuñado por el equipo de Calderón en 2006 contra López Obrador?

AS: Hoy en día, no creo que funcione.

 

LO: Aún tiene repercusiones.

AS: ¿Si? Andrés va primero en las encuestas. No veo que Andrés Manuel sea el peligro que el slogan del 2006 parecía pegar y no creo que la gente lo compre demasiado. Aunque hay que recordar que Andrés Manuel es su peor enemigo. Todavía es posible que se genere un “cállate chachalaca”, Que mande a la chingada al presidente o cualquier de esas cosas.

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#4 Tiempos

Votar entre la razón y la emoción | Columna de León García Lam

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Eso me dijo mi papá:

-Mira Leontino, que lo que guardas en la cabeza no sea lo mismo que guardas en el corazón.

Como muchas cosas que me dijo, no le puse suficiente atención, pero ahora ese mensaje ha logrado escarbar entre todos los recuerdos y salir a flote otra vez.

Interesante: la frase de mi papá tiene razón, pero también tiene emoción. Hace uso de dos recursos -muy humanos- a la vez y los junta y los enreda torciéndolos, pero nunca dejan de ser razón por un lado y emoción por el otro. La frase significa además que la razón tiene su lugar en el cuerpo, sus formas, sus métodos y la emoción los suyos propios. Esto viene muy a cuento con la época de elecciones en la que nos encontramos.

Como una especie de vicio raro, leo con pulsión desmedida todas las columnas de opinión que mi escaso tiempo me permite. Leí, por ejemplo, la columna de mi amigo Octavio Mendoza (Astrolabio) que trata acerca de las complejas motivaciones del votante: a la mera hora, ahí escondido detrás de una cortina de plástico, el elector tacha la opción que durante meses dijo que no iba a elegir. Si un votante hace eso, no pasa nada, es como una gota de agua rebelde que lucha contra las olas del mar. La cosa se pone buena, cuando esto mismo no lo hace uno sino 5 millones de votantes. Entonces, las alarmas se encienden, los encuestadores se arrancan los pelos y se desatan los programas de opinión, que a mí me encantan, tratando de explicar lo que antes parecía imposible.

Sí, efectivamente, las masas actúan caprichosamente. No razonan. Solo actúan motivadas por sentimientos básicos como el odio, el miedo, el rencor, la venganza o el gusto. Eso motivó a millones de personas a votar hace seis años y sentimientos similares moverán a millones de personas a votar este domingo.

Por otro lado, si lo pensamos bien (lo razonamos) ¿de qué sirve ir a votar? Alguien va a ganar de todos modos y quien gane no hará que el mundo, el país, el Estado, el municipio cambien. Todos sabemos que las campañas se hacen de puras promesas que ni siquiera se piensan cumplir. Como un signo más del apocalipsis, la calidad de los candidatos de todos los partidos empeora cada elección y se nos presentan cada vez más incultos, cínicos y simplones y si seguimos pensando así, no solo se nos quitarán las ganas de votar sino de vivir.

Ambas situaciones que he presentado aquí: votar motivado por el rencor y no salir a votar porque “no sirve para nada”, significan hacer de tripas corazón, o sea poner la pasión en la cabeza y la razón en el corazón y así todo se descompone.

Para que la democracia funcione se requiere que la motivación de votar sea algo que está por encima de nuestros intereses personales: nuestros hijos, nuestra comunidad, nuestro entorno. Salir a votar no puede ser un asunto de la razón, menos aún de las razones personales, sino de la pasión ciudadana, del amor por la patria, por la matria, por la familia. El resultado aquí no es lo que importa, sino nuestra obligación a participar.

¿Por quién votamos? Aquí debe entrar la razón desapasionada. Votar por rencor o votar por conveniencia personal no sirve para elegir al mejor gobernante. Lo que se requiere, en ese momento justo de estar a solas con nuestra boleta y el crayón en la mano es razonar fría y calculadoramente el sentido de nuestro voto.

Es el corazón quien levanta del sillón al elector, lo saca de la comodidad de su casa y lo lleva a la casilla. Ya estando en la mampara, la razón toma la mano del votante y lo hace elegir si no la mejor, la menos mala de las opciones que tenemos. Después de que le marcan el dedo con la famosísima tinta indeleble (por cierto, invento mexicano) queda en el votante, una extraña satisfacción de haber cumplido de la mejor manera posible.

Yo creo que vamos bien, si tomamos en cuenta que la democracia se tarda unos 400 años en dar resultados.

Querida culta lectora de La Orquesta, que tenga felices votaciones este domingo

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#4 Tiempos

¿Existe la ciencia neoliberal? | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Una polarización creciente se ha cernido sobre el mundo y ha generado una guerra de trincheras por todas partes, que si la derecha, que si los conservadores, que si los musulmanes, que si metemos a la cárcel a los que le caen gordos a la tía Tatis, etcétera. Las multitudes se abalanzan a opinar. Usted no, por supuesto, estimada y culta lectora de La Orquesta. Usted y yo no caemos en esa trampa de la opinión sin ton ni son que nos polariza. Sin embargo, quisiera ofrecerle el humilde punto de vista de un antropólogo acerca de la polémica sobre ciencia e ideología. El nuevo CONACYT con H (CONAHCYT) ha acusado a sus antecesores de practicar una ciencia neoliberal y muchos científicos afirman que tal cosa no puede existir, pues la ciencia no tiene ideología.

Una de las grandes fortalezas de la ciencia —virtud que nunca se le ha visto a un diputado— es que es capaz de reconocer sus errores. La ciencia constantemente se inmola a sí misma sobre sus antecedentes. Es capaz de decirse y desdecirse. Esta virtud se basa en un principio de objetividad. La ciencia es capaz de desapasionarse. Es decir, puede reconocer un resultado, aunque este no sea el esperado o resulte adverso a las emociones, afectos o creencias de sus investigadores. Aquí se puede recordar al gran Lineo, quien empeñado en demostrar que en la naturaleza había un orden establecido por Dios, diseñó una clasificación de plantas que terminó por sentar las bases de la teoría evolutiva.

Por eso, la ciencia es capaz de observar objetivamente toda clase de fenómenos y por eso se dice con toda razón que los intereses científicos son ajenos a cualquier ideología.

Sin embargo, la ciencia no solo observa objetivamente átomos, moléculas, células, planetas o microbios. También observa seres humanos, lo cual significa dejar de lado el microscopio y usar el espejo para vernos a nosotros mismos. Las ciencias sociales observan no solo a otros seres humanos, sino a seres humanos que observan a otros seres humanos y esto genera una reflexión muy compleja.

Los colegas físicos, químicos o astrónomos están acostumbrados a una observación directa de los fenómenos que estudian. Los científicos sociales estamos habituados a considerarnos a nosotros mismos en la observación. Esto produce dos visiones científicas de la misma ciencia. Una que supone a la ciencia como una tarea objetiva, neutra y desinteresada y otra que cobra conciencia de cómo los intereses humanos guían a la investigación científica. Entonces para responder a la pregunta ¿existe la ciencia neoliberal? La respuesta llana es sí, sí existe. Hay intereses neoliberales fortaleciendo intencionalmente a ciertos temas científicos. Aun más: hay científicos con intenciones neoliberales practicando ciencia objetiva. Disculpe culta lectora de La Orquesta que dejé abandonado el tema de qué significa ser neoliberal para otra Voluta.

A pesar de la eficacia del método científico y su asombrosa capacidad para dar nos conocimientos objetivos, hay suficiente evidencia de que las ideologías de los estados nacionales, las religiones y los intereses económicos juegan un papel fundamental en la llamada ciencia de frontera

. La película de Oppenheimer visualiza cómo es que los políticos (y las situaciones históricas por las que atraviesan) manipulan y controlan los avances científicos. Se puede afirmar que el interés científico por la física cuántica no proviene de un interés neutral, sino absolutamente político. No puede existir tal interés inocente o neutro por la ciencia, pues los intereses científicos son dirigidos por intenciones económicas y militares. Una vez reconocida la injerencia de otros aspectos no científicos en la ciencia, habrá que decir que no sólo se trata de acusar al capitalismo o al neoliberalismo como manipuladores del interés científico, sino que también el comunismo, el BRICS y el alter mundo dirige a sus científicos con los mismos intereses económicos y militares.

Las universidades, los centros de investigación, los laboratorios y hasta las bibliotecas responden a los intereses ideológicos de los estados. Abundan los ejemplos: la relación entre las agencias espaciales y los consejos de seguridad, los avances biomédicos, la inteligencia artificial, etcétera.

En otras palabras, la trinchera de discusión que en México se ha abierto intenta responder la pregunta, la ciencia mexicana ¿a quién debe responder? ¿A la sociedad? ¿Al Estado? ¿A sí misma? Si es el Estado quién financia las becas y las estancias de investigación ¿no debe ser entonces quien regule y quien determine los intereses a investigar? Si la ciencia es útil, ¿no debiera dirigirse sus investigaciones al servicio de la sociedad? Pero ¿en verdad la ciencia debe ser útil o debe promoverse la libertad de investigación con independencia de su utilidad? No lo sé.

Por un lado, está la ingenuidad, creer o querer creer que es posible una ciencia desinteresada y desvinculada de los intereses nacionales o globales; por otro, está el terrible pragmatismo que pone a la ciencia como una sirviente del Estado y peor, la constricción a todo espíritu creativo que desee investigar algo y que no responda a los parámetros de la caprichosa sociedad que la mantiene.

En mi opinión, de antropólogo, pero que no necesariamente coincide con mis colegas de profesión y formando parte del fenómeno del que me quejaba al principio, montando el caballo loco de la opinomanía, pienso que la solución es que nuestro sistema mexicano de investigación científica debiera ser lo suficientemente abierto para que coexistamos tanto aquellos investigadores que colaboran entusiastamente en los intereses que atañen al estado mexicano (y que logren por fin la vacuna Patria y los respiradores Écahtl), pero también aquellos que trabajan para intereses corporativos o empresariales y quienes hacemos ciencia artesanal (la cual explicaré en otra ocasión).

Estoy convencido de que, en la tolerancia a la diversidad de posturas y en que, en nuestro país TODAS tengan una posible expresión y posibilidad pública, está la clave ¿y usted qué opina?

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#4 Tiempos

Xantolo 2023, viejos dilemas a nuevas tradiciones | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Hace un año me llamaron para una entrevista por MG Radio. Jesús Aguilar me preguntó acerca de la importancia cultural del Xantolo, sin embargo sus preguntas poco me permitieron responder lo que con sinceridad pienso. Por ello, un año más tarde, escribo esta columna, para preguntarme y responderme lo que considero que debe ser preguntado y respondido acerca del famoso Xantolo.

 

Pregunta número 1: ¿Qué es el Xantolo y por qué se le considera tradición de San Luis Potosí?

No existe una tradición de día de muertos que se llame Xantolo, al parecer el término proviene del latín sanctorum (Sancta Sanctorum) y el término refiere a los objetos más sagrados de los templos judíos, vaya a usted a saber qué enredos ocurrieron para que se confundiera al sanctorum con xantolo. Lo que sí, es que en las cabeceras municipales (que no son indígenas) se impuso este nombre para llamarle al festival que organiza el municipio cada año: concurso de altar de muertos, concurso de comparsas, etcétera. Puedo asegurar, estimada y culta lectora de La Orquesta, que la fiesta de las cabeceras municipales, poco tiene de semejanza con lo que ocurre en las comunidades indígenas.

 

Pregunta número 2 ¿Entonces el Xantolo es una falsa tradición? ¿Cómo podemos conocer la verdadera tradición del día de muertos?

Tampoco existen las tradiciones falsas, sino más bien existen las tradiciones inventadas. Es muy común que todo aquello que se presenta como “tradicional” sirve como discurso para legitimar al poder en turno. Los gobiernos parten de crear mitos fundacionales tales como “respetar las raíces” o “preservar las tradiciones” y de ahí a la creación de rituales públicos, como desfiles, procesiones, actos solemnes, etcétera. Todos esas festividades son rituales sin religión, generalmente huecas y vacías, pero efectivas. ¿No le parece raro que esos mismos jóvenes que rechazan todo legado cultural estén encantados en celebrar -según ellos- la tradición del xantolo?

 

Pregunta número 3: ¿Cómo se vive el día de muertos en las comunidades indígenas?

Primero, se vive en comunidad. Segundo, la idea principal es compartir con los difuntos tamales, dulces, chocolate o atole. Las comparsas representan a los ancestros que vienen del otro mundo y llegan a la comunidad.

 

Ahora, le comparto la carta de una ciudadana que me escribió lo siguiente:

Estimado antrop. León García Lam

Quiero contarle lo que ocurre en mi colonia y saber qué opina usted: Mi vecina de junto pone un altar a la Santa Muerte y el día 2 de noviembre saca al esqueleto para organizarle mitote y jolgorio; lo mismo hace con San Juditas, baile con caguamas, mujeres borrachas y pleito. Yo pienso que todo esto está muy mal, porque esta señora confunde la devoción católica con algo parecido a la brujería o el satanismo. 

Yo pongo altar de muertos, tradicional, como se ponía en el rancho de mi abuelita. En una mesa pongo los retratos de los que ya se fueron, con velas, agua y ofrendas para que los difuntos coman y beban, pues tienen sed. Esa es mi creencia católica y pienso que es la que está bien porque es la más tradicional.

El problema es que frente a los domicilios de nosotras, vive una señora, muy seria y recatada que es hermana protestante y dice de nosotras dos, que adoramos al diablo y a la muerte. Yo por más que le explico que lo que yo hago es muy diferente de lo que mi vecina de al lado hace, ella dice que somos igualmente adoradoras de satanás.

¿Usted qué opina Antrop. Lam? ¿Cuál es la verdadera tradición?

 

Mi respuesta es que, de ahora en adelante, hay que llamarle a todo esto “Xantolo”.

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