#4 Tiempos
La lista negra: Los primeros despedidos de Gallardo | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Amigos de la nómina e hijos de la Solicitud Printaform, en apuntes de alegre viernes permisivo, le revelaré en exclusiva los nombres de los funcionarios gubernamentales que en las próximas horas se convertirán en moluscos, es decir, los que se quedarán sin huesos.
Ya adelantaba ayer el propio gobernador Ricardo Gallardo sobre los cambios en su gabinete, pero antes de que el mandatario me gane la primicia, le revelaré con cínica infidencia quién ya se va, quién ya se fue y quién está con un pie en la banqueta del palacio de gobierno.
No se va (todavía) la secretaria de Cultura, Elizabeth Torres Méndez del gabinete, pero va que vuela para ser la primera a la que le den las “gracias pase por su finiquito”.
Su salida trascendió desde ayer por la tarde en que algunos medios de comunicación pudimos obtener la versión de que la aún funcionaria se vio involucrada en una maraña de mentiras ni más ni menos que ante la secretaria de cultura de la federación.
Todo el asuntillo (así con desdén por lo pequeño y frívolo) resultó de la absurda defensa de la aún titular de cultura a favor de quien ocupa el Museo del Rebozo, a quien por razones desconocidas, por órdenes de la secretaria potosina se le sostuvo con mentiras frente a sus símiles federales diciendo que el puesto del mencionado museo depende de la “Secretaría de Desarrollo Económico”. Hágame el favor…
Imagine usted el nivel de política cultural que hemos tenido los potosinos en este poco más de centenar de días de gobierno si la titular de un área tan grande e importante para el estado, gasta sus batallas en pequeños infiernitos de cerillos, en andar de “grilla en grilla” y derrochando el tiempo en chismes de WhatsApp, en lugar de echar andar políticas públicas urgentes y ejecutivas.
Para muestra un objeto que se inserta en los ojales: ¿Sabe usted quién es el titular o la titular del Centro de las Artes? ¿Sabe usted qué hacen en el Centro Cultural Manuel José Othón? ¿Se ha enterado de alguna exposición, foro, presentación, cambio, obra o ya si quiera el horario de los Museos de la Máscara, Federico Silva, Francisco Cossio u cualquier otro?
Además de las lindas fotografías sociales compartidas en Instagram del titular de la Cineteca Alameda y el “Homenaje” a Vicente Fernández con la proyección de dos películas de la peor época del cine mexicano que tuvieron como protagonista al acaecido cantante, ¿conoce usted de algún plan o programa estratégicamente diseñado y ejecutado en ese espacio?
Digo, “acá entre nos” quiero que sepa la verdad que en lo personal, como a muchos mexicanos, me dolió fuerte la muerte de Chente y no me bastaron unos tragos de tequila para olvidarlo, pero así, como un gran interprete, como un gran cantante, pero nunca como actor del cine mexicano, por lo tanto yo tengo que salir corriendo a preguntar al señor Patlán, director de ese espacio: ¿Qué es lo que ha sido de su vida? ¿Qué rayos está pensando como para haber programado en la Cineteca semejante pifia?
Por acciones tan erradas y docenas de decisiones no tomadas, por “grillas” de las bajitas, chismes y desaciertos un día sí y otro también, la señora Elizabeth Torres está en la mira, pero no, al parecer todavía no se va, pero tiene ya muy poco crédito en la paciencia del mandatario.
Pero esto es gobierno señores y ante tantos errores alguien tiene que pagar los platos rotos y las cabezas tienen que rodar, así que preparen ya sus maletas por lo menos tres o cuatro directores de museos y centros culturales porque hoy viernes será el último día que “trabajen” (no encontré sinónimo para huevonear) dentro del aparato del Estado.
Otro ámbito con cambios inminentes es el educativo, específicamente en el sector descentralizado del Sistema del Colegio de Bachilleres, en el que ya se va (mejor dicho ya se fue) su otrora director, Alfonso Espinosa Palazuelos , que nada más no se pudo adaptar a esa bonita costumbre de trabajar a diario.
El señor no supo seguir el ritmo del nuevo gobierno, y los vicios del viejo régimen al que estaba encariñado hoy lo dejaron fuera de su apenas estrenado puesto.
Dicen que a Espinosa Plazuelos su despido lo tomó por sorpresa y cuestionó:
-¿Cómo es que me corren así nada más con un “gracias y buena suerte”?
Y le respondieron:
-No, nunca dijimos buena suerte.
Tsss ¿que feo no?
Otro hijo de mi alma que tendrá que estar, o rezando o llenando solicitudes Printaform en este momento es el señor Emilio Eduardo Briones Valdez, titular de la Coordinación Estatal para el Fortalecimiento Institucional de los Municipios (CEFIM).
El joven “próximo ex funcionario” pensó que eso de trabajar en gobierno era lo mismo que sacarse el “Melate” y en lugar de atender, coordinar, capacitar y orientar a los municipios, gastó sus primeros 100 días en contratar guarura, chofer, ayudante, pedir camioneta, pasear, bien comer, mejor beber y darse gustos propios con dinero ajeno.
Pensó que el puesto que le confirió el gobernador era para ir a conocer todas y cada una de las plazas de los municipios, degustar su gastronomía, dejarse consentir por los alcaldes y andar como de turista desocupado. Tremendo error del otrora funcionario.
Algunos dicen que quizás el gobernador le dé una segunda oportunidad porque “está chiquito y no sabe lo que hace” y que con la promesa de ya portarse bien espera librar el desempleo inmediato, no obstante, se apuesta fuerte a que hoy mismo su escritorio esté vacante.
Hay otra dependencia muy importante que podría quedar vacía, pero esa mejor me la reservo para contarle a Usted en mi próxima entrega la historia completa de la expulsión del paraíso con detalle de serpientes, hojas de parra y manzanas de la discordia.
Me despido por el momento, Culto Público, aunque me quedo en el tintero del lóbulo frontal con varios temas que prometo ir desmenuzando en los apuntes y bemoles de la próxima semana:
El ataque en Rioverde es todo un tema que analizar.
El inminente cambio de semáforo epidemiológico por un incremento de más de 2 mil casos COVID en una semana no es asunto menor, habrá que conocer las medidas que se tienen que tomar.
Le daré detalle, si es que en este fin de semana rinde protesta Verónica Rodríguez como nueva presidenta del PAN y primera mujer electa para ese cargo (segunda mujer en ocuparlo en la historia de AN).
También le contaré de las inauguraciones (no banderazos) de las obras de infraestructura que ya está entregando el alcalde Enrique Galindo en la ciudad.
No menos importante será buscar justicia, y el merecido castigo para el responsable de la muerte de “El Negro” el perrito atropellado impune e inhumanamente en un colonia del poniente de la ciudad.
Por lo pronto me despido y le deseo un excelente fin de semana.
Atentamente,
Jorge Saldaña, el desvelado restringido y sin perdón que no guarda esperanza, pero al que a los ojos regresó apenas un poco de brillo.
También lee: Gallardo anunció que hará cambios en su gabinete
#4 Tiempos
La cuna de la comunicación inalámbrica es San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En este mes de junio se cumplen ciento treinta y nueve años del desarrollo de la comunicación inalámbrica. Desarrollo que es netamente potosino aunque la historia oficial se lo asigne a Marconi que lo diera a conocer diez años después en 1896. El 11 de junio de 1886 Francisco Estrada recibía el privilegio (patente) para comunicar trenes en movimiento con la estación de trenes, asunto que implicaba la comunicación inalámbrica.
No queremos dejar el aniversario en el vacío y de nuevo retomamos este tema que hemos estado dando a conocer a través del estudio de la vida y obra de Francisco Javier Estrada Murguía, el físico mexicano más importante del siglo XIX y que naciera en San Luis Potosí en febrero de 1838.
Las aportaciones de Estrada son abundantes e importantes y muchas de ellas como primicia mundial sea en el ámbito de la electricidad o del magnetismo. Entre ellas la más trascendente es el desarrollo de la comunicación inalámbrica.
La historia de este acontecimiento científico es recogido en mi libro “La Cuna de la Comunicación Inalámbrica” que editara el fondo editorial Rafael Montejano y Aguiñaga en 2021 y que sale a luz después de vencer un sinfín de problemas administrativos como edición financiada por al autor en 2024.
Puede considerarse la obra más completa sobre Estrada en este tema de la comunicación inalámbrica y puede conseguirse con el propio autor en el correo [email protected]
Luis Guillermo Martínez que participó en la presentación del libro, escribe en la Jornada Semanal sobre el libro lo siguiente:
Sobre la formación de la industria en el proyecto de la modernidad, el problema se debe, precisa el autor, a la dependencia industrial con la que se constituyó nuestro país en las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX. De ahí también se explicaría por qué no se le concedió mayor importancia a los descubrimientos y adelantos de Estrada. Bajo el argumento que asegura una relación estrecha entre los avances del conocimiento tecnológico y la vida social, el autor afirma: “Esta relación puede observarse en las repercusiones económicas, de la vida social, la estructura de la familia y las actividades diarias que se desenvuelven en toda la sociedad.” Con esto se acerca en mucho a lo que planteó Marx al hablar de la “Maquinaria y la gran industria” cuando afirma que “la tecnología pone al descubierto el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia, y con esto, asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de ellas.” ¿De qué manera se relaciona directamente el conocimiento científico y tecnológico con nuestra forma de vida actual? Por medio de la mercancía, la cual se produce gracias a dicha tecnología y se nos presenta como un hecho cotidiano al que nos enfrentamos de forma normalizada. Así, podemos comprender la forma mercantil desde otras perspectivas, ya no sólo como objetos útiles para nuestra vida cotidiana, sino como dinamizadores de nuestra socialidad, y esto es posible gracias a la tecnología que las sostiene o constituye.
Con sus experimentos sobre la reproducción técnica del sonido, Estrada fue puntal para el desarrollo y cambio radical de pensar estos problemas, que en la historia occidental empezaron con una tensión entre la reproducción y lo auténtico. En la actualidad, se dirime sobre la importancia de la forma de percibir el sonido reproducido técnicamente. La sensación fantasmagórica de escuchar a los que no están presentes, ya sea porque se encuentran lo suficientemente lejos para no oírlos de forma natural o porque ya no se encuentran vivos. También el fenómeno de traer al presente sonidos que fueron parte de otra época y, más aún, realizar un encabalgamiento con los sonidos actuales, algo similar a lo que en cine se conoce como montaje y que ahora en música se le llama sampleo, son elementales para los estudios de la filosofía y sus relaciones con la música. Más que Edison, Tesla y Marconi, estos problemas actuales los empieza a trazar Estrada, formando así, nos dice el autor de la obra, un trébol de cuatro hojas.
Agradecemos a Luis Guillermo Martínez sus comentarios y los invitamos a que se acerquen a la obra de este potosino distinguido que colocó al estado y al país en la palestra mundial a pesar del olvido sobre sus importantes contribuciones a la física que ahora marcan nuestras sociedades modernas.
También lee: El primer poeta potosino, Pedro de los Santos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
La decadencia de la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Ya a finales del siglo XIX, Eça de Querioz (1845-1900), el famoso novelista portugués, se quejaba de lo poco que nos reímos los modernos, lamentándose de que lo que él llamó «la risa antigua» estuviera en vías de franca desaparición. «Nosotros –escribió en un ensayo muy poco conocido-, hijos de este siglo serio, perdimos el don divino de la risa. ¡Ya nadie ríe! Casi ya nadie sonríe siquiera, porque lo que queda de la antigua sonrisa, fina y viva, tan celebrada por los poetas del siglo XVIII, o de la sonrisa lánguida y húmeda que encantó al romanticismo, apenas es un entreabrir lento y helado de los labios que, por el esfuerzo con que se contraen, parecen muertos o de hierro».
Sí, cada vez reímos menos, y, como dije en otra ocasión, si en algo aventajamos a los hombres y mujeres de otras épocas es en nuestra seriedad, que no es meditativa ni religiosa, sino triste, culpable y mortecina: una seriedad, para decirlo ya, muy parecida a la de los cadáveres.
Sigue diciendo el novelista: «Nunca más he vuelto a oír esa carcajada magnífica de mi infancia. Lo que hoy se escucha es a veces una sonrisa cascada, seca, dura, áspera, corta, que sale a través de una resistencia, como arrancada por unas cosquillas, y que bruscamente muere, dejando los rostros mudos y fríos. ¡He aquí la risotada de nuestro siglo!».
La alegría, hoy, ha acabado convirtiéndose en un lujo; y, si no me cree usted, si mi afirmación le parece exagerada, pregunte a sus vecinos si son felices para que obtenga un centenar de respuestas como ésta: «¿Feliz yo? ¡Cómo se le ocurre, estimado señor!». Y se pondrán a hablarle del trabajo –tan mal pagado-, del cambio climático, de la delincuencia organizada o del estrés. ¡Y conste que hoy tenemos casi todo aquello de los que nuestros antepasados carecieron! Las cajas de música de mi infancia tocaban sólo una canción, y, para colmo, había que darles cuerda; las cajas de música de los muchachos de hoy tocan –o al menos pueden hacerlo- hasta 20 o 30 000 canciones, pero no por eso el corazón de estos muchachos se ha vuelto más alegre, más musical. ¡Qué rostro más avejentado pasean por las autopistas de la vida! ¿Sonreír? No, gracias. La verdad es que ni siquiera se les ocurre.
«Nadie ríe –continúa Eça de Queiroz-, y nadie quiere reír. Tenemos todos el indefinible sentimiento de que la risa estridente y clara desentona con la atmósfera moral de nuestro tiempo». Y se pregunta: «¿De dónde proviene esta desoladora decadencia de la risa? Habría que componer un estudio sobre la Psicología de la taciturnidad contemporánea».
Algún día, si no cambio de parecer, escribiré esa psicología de la tristeza que invita a hacer a sus lectores el autor de La ciudad y las sirenas. Dicho tratado deberá responder a las siguientes preguntas: 1. «¿Por qué estamos hoy tan endiabladamente tristes?»; 2. «¿Quién nos ha robado el mes de abril?»; 3. «¿Por qué razón nos hemos vuelto tan huraños y tan antipáticos?», etcétera.
Que esto es así –es decir, que hoy estamos los hombres más tristes que nunca- lo dicen incuso autores bastante enterados de los problemas de nuestra época. He aquí, por ejemplo, lo que escribió el doctor Luis Rojas Marcos en un libro que apareció en las librerías casi cien años después de que lo hiciera ese ensayo de Eça de Quieroz que hemos venido citando; el libro en cuestión se titula La pareja rota y dice así en una de sus páginas:
«Desde finales de los años sesenta ha brillado la generación del yo, el culto al individuo, a sus libertades y a su cuerpo, y la devoción al éxito personal. La dolencia cultural que padecemos desde entonces es el narcisismo, aunque según dan a entender estudios recientes, la comunidad de Occidente está siendo invadida ahora por un nuevo mal colectivo: la depresión. La prevalencia del síndrome depresivo está aumentando en los países industrializados, y las nuevas generaciones son las más vulnerables a esta aflicción. Así, la probabilidad de que una persona nacida después de 1955 sufra en algún momento de su vida de profundos sentimientos de tristeza, apatía, desesperanza, impotencia o autodesprecio, es el doble que la de sus padres y el triple que la de sus abuelos. En Estados Unidos y en ciertos países europeos, concretamente, sólo un 1 por 100 de las personas nacidas antes de 1905 sufrían de depresión grave antes de los setenta y cinco años de edad, mientras que entre los nacidos después de 1955 hay un 6 por 100 que padece de esta afección».
¡Dios mío, lo doble de tristes que nuestros padres y lo tripe de ansiosos que nuestros abuelos! ¡Pero si tenemos todo lo que ellos no tuvieron!…
¿Cuáles son las causas de tanta tristeza? Eça de Queiroz aventura la siguiente respuesta: «Yo pienso que la risa acabó porque la humanidad se entristeció. Y se entristeció a causa de su inmensa civilización…, pues cuanto más culta es una sociedad, más triste es su faz. Hemos perdido la simplicidad y, con ella, la risa». Y termina diciendo al lector: «¿Quieres un humilde consejo? Abandona tu laberinto, entra de nuevo en la naturaleza, no te compliques con tantas máquinas, no te sutilices con tantos análisis; vive una buena vida de padre próvido que trabaja la tierra, y reconquistarás, con la salud y con la libertad, el don augusto de reír».
Así termina el famoso novelista. Pero no, no nos convence el consejo, ni creo que se consiga mucho abandonando el laberinto (y, por lo demás, ¿quién podría hacerlo?). Según yo, lo que nos ha quitado «el don augusto de reír» no es el exceso de civilización, sino nuestra falta de religión. ¡Ah, si de veras creyéramos en un Dios que nos protege y nos cuida, cómo nos reiríamos de nuestros pequeños problemas! Es decir, reiríamos. Veríamos entonces las cosas desde esa lejanía sin la cual la risa es imposible. ¿No se ha dicho muchas veces que la risa nace del distanciamiento, de ver las cosas desde cierta altura? Pues bien, si esto es así, sólo Dios y los que creen en Él pueden reír de veras con esa explosión de regocijo que conoció Eça de Quieroz cuando era niño, es decir, cuando los hombres aún tenían fe…
También lee: La miseria del sexo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
El primer poeta potosino, Pedro de los Santos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Si bien desde los primeros años de la fundación existieron poetas en San Luis y se cultivó este género, como lo hemos tratado en anteriores entregas, estos personajes serían españoles avecindados en la ciudad; el primer poeta nacido en el siglo XVII en estas tierras en la ciudad de San Luis Potosí sería Pedro de los Santos.
Pedro de los Santos. Este personaje es uno de los nacidos en San Luis Potosí, nacería a mediados del siglo XVII; en 1699 era colegial de San Ildefonso y Familiar y Maestresala del virrey don Juan Ortega Montañés.
Emigraría muy joven a la ciudad de México, al parecer estudiaría también en la Real y Pontifica Universidad de México pues en su Romance aparece el título de Bachiller.
Su Romance es el único poema que se le conoce, fue escrito en 1700 y publicado en 1702 conociéndosele con el título de Romance en elogio a San Juan de Dios en las fiestas que hizo México por su canonización. Poema que tendría el segundo lugar en el certamen poético por la canonización de San Juan de la Cruz, que describió el Pbro. Br. Juan Antonio Ramírez Santibañez; donde se apunta: “El segundo lugar, se le dio al que puede tener plaza de Músico suave, pues tira gajes de cantor en el palacio de Apolo y ser Maestresala de las Musas, al Bachiller donde Pedro de los Santos, maestre de la sala del Exmo. Sr. Dr. Don Juan de Ortega Montañés, del Consejo de su majestad, arzobispo de México, segunda vez Virrey, Gobernador, Capitán General de esta Nueva España y Presidente de su Real Audiencia”.
El Padre Peñalosa asegura que en su poema “no faltan, en el romance, algunas características de la poesía barroca, entonces en pleno apogeo, como la hipérbole, las alusiones mitológicas, la bimembración distribuida en dos versos o tal cual detalle de la luz y de color; pero sin el poderío y la plasticidad, sin el ingenio y la audacia de la verdadera y grande poesía barroca”.
Al decir del Padre Peñalosa una copia fotostática de su romance se encuentra en el Archivo Histórico de San Luis Potosí.
En su romance, los últimos versos dicen:
la misma tormenta corre
haciendo que el aire ocupe
mejor sagrada saeta
del Ave de culpa inmune.
Con ella el piélago vence,
con ella el viento confunde
y no admira que con ella
el mismo Puerto salude.
Con ella pone en Granada
columnas que no caduquen
a las injurias del tiempo,
pues su caridad las sube.
Mereciendo mayor palma,
Porque puso en servidumbre
Al mar, no con armas fieras,
Sino con palabras dulces.
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