octubre 7, 2025

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#4 Tiempos

La lista negra: Los primeros despedidos de Gallardo | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Amigos de la nómina e hijos de la Solicitud Printaform, en apuntes de alegre viernes permisivo, le revelaré en exclusiva los nombres de los funcionarios gubernamentales que en las próximas horas se convertirán en moluscos, es decir, los que se quedarán sin huesos.

Ya adelantaba ayer el propio gobernador Ricardo Gallardo sobre los cambios en su gabinete, pero antes de que el mandatario me gane la primicia, le revelaré con cínica infidencia quién ya se va, quién ya se fue y quién está con un pie en la banqueta del palacio de gobierno.

No se va (todavía) la secretaria de Cultura, Elizabeth Torres Méndez del gabinete, pero va que vuela para ser la primera a la que le den las “gracias pase por su finiquito”.

Su salida trascendió desde ayer por la tarde en que algunos medios de comunicación pudimos obtener la versión de que la aún funcionaria se vio involucrada en una maraña de mentiras ni más ni menos que ante la secretaria de cultura de la federación.

Todo el asuntillo (así con desdén por lo pequeño y frívolo) resultó de la absurda defensa de la aún titular de cultura a favor de quien ocupa el Museo del Rebozo, a quien por razones desconocidas, por órdenes de la secretaria potosina se le sostuvo con mentiras frente a sus símiles federales diciendo que el puesto del mencionado museo depende de la “Secretaría de Desarrollo Económico”. Hágame el favor…

Imagine usted el nivel de política cultural que hemos tenido los potosinos en este poco más de centenar de días de gobierno si la titular de un área tan grande e importante para el estado, gasta sus batallas en pequeños infiernitos de cerillos, en andar de “grilla en grilla” y derrochando el tiempo en chismes de WhatsApp, en lugar de echar andar políticas públicas urgentes y ejecutivas.

Para muestra un objeto que se inserta en los ojales: ¿Sabe usted quién es el titular o la titular del Centro de las Artes? ¿Sabe usted qué hacen en el Centro Cultural Manuel José Othón? ¿Se ha enterado de alguna exposición, foro, presentación, cambio, obra o ya si quiera el horario de los Museos de la Máscara, Federico Silva, Francisco Cossio u cualquier otro?

Además de las lindas fotografías sociales compartidas en Instagram del titular de la Cineteca Alameda y el “Homenaje” a Vicente Fernández con la proyección de dos películas de la peor época del cine mexicano que tuvieron como protagonista al acaecido cantante, ¿conoce usted de algún plan o programa estratégicamente diseñado y ejecutado en ese espacio?

Digo, “acá entre nos” quiero que sepa la verdad que en lo personal, como a muchos mexicanos, me dolió fuerte la muerte de Chente y no me bastaron unos tragos de tequila para olvidarlo, pero así, como un gran interprete, como un gran cantante, pero nunca como actor del cine mexicano, por lo tanto yo tengo que salir corriendo a preguntar al señor Patlán, director de ese espacio: ¿Qué es lo que ha sido de su vida? ¿Qué rayos está pensando como para haber programado en la Cineteca semejante pifia?

Por acciones tan erradas y docenas de decisiones no tomadas, por “grillas” de las bajitas, chismes y desaciertos un día sí y otro también, la señora Elizabeth Torres está en la mira, pero no, al parecer todavía no se va, pero tiene ya muy poco crédito en la paciencia del mandatario.

Pero esto es gobierno señores y ante tantos errores alguien tiene que pagar los platos rotos y las cabezas tienen que rodar, así que preparen ya sus maletas por lo menos tres o cuatro directores de museos y centros culturales porque hoy viernes será el último día que “trabajen” (no encontré sinónimo para huevonear) dentro del aparato del Estado.

Otro ámbito con cambios inminentes es el educativo, específicamente en el sector descentralizado del Sistema del Colegio de Bachilleres, en el que ya se va (mejor dicho ya se fue) su otrora director, Alfonso Espinosa Palazuelos

, que nada más no se pudo adaptar a esa bonita costumbre de trabajar a diario.

El señor no supo seguir el ritmo del nuevo gobierno, y los vicios del viejo régimen al que estaba encariñado hoy lo dejaron fuera de su apenas estrenado puesto.

Dicen que a Espinosa Plazuelos su despido lo tomó por sorpresa y cuestionó:

-¿Cómo es que me corren así nada más con un “gracias y buena suerte”?

Y le respondieron:

-No, nunca dijimos buena suerte.

Tsss ¿que feo no?

Otro hijo de mi alma que tendrá que estar, o rezando o llenando solicitudes Printaform en este momento es el señor Emilio Eduardo Briones Valdez, titular de la Coordinación Estatal para el Fortalecimiento Institucional de los Municipios (CEFIM).

El joven “próximo ex funcionario” pensó que eso de trabajar en gobierno era lo mismo que sacarse el “Melate” y en lugar de atender, coordinar, capacitar y orientar a los municipios, gastó sus primeros 100 días en contratar guarura, chofer, ayudante, pedir camioneta, pasear, bien comer, mejor beber y darse gustos propios con dinero ajeno.

Pensó que el puesto que le confirió el gobernador era para ir a conocer todas y cada una de las plazas de los municipios, degustar su gastronomía, dejarse consentir por los alcaldes y andar como de turista desocupado. Tremendo error del otrora funcionario.

Algunos dicen que quizás el gobernador le dé una segunda oportunidad porque “está chiquito y no sabe lo que hace” y que con la promesa de ya portarse bien espera librar el desempleo inmediato, no obstante, se apuesta fuerte a que hoy mismo su escritorio esté vacante.

Hay otra dependencia muy importante que podría quedar vacía, pero esa mejor me la reservo para contarle a Usted en mi próxima entrega la historia completa de la expulsión del paraíso con detalle de serpientes, hojas de parra y manzanas de la discordia.

Me despido por el momento, Culto Público, aunque me quedo en el tintero del lóbulo frontal con varios temas que prometo ir desmenuzando en los apuntes y bemoles de la próxima semana:

El ataque en Rioverde es todo un tema que analizar.

El inminente cambio de semáforo epidemiológico por un incremento de más de 2 mil casos COVID en una semana no es asunto menor, habrá que conocer las medidas que se tienen que tomar.

Le daré detalle, si es que en este fin de semana rinde protesta Verónica Rodríguez como nueva presidenta del PAN y primera mujer electa para ese cargo (segunda mujer en ocuparlo en la historia de AN).

También le contaré de las inauguraciones (no banderazos) de las obras de infraestructura que ya está entregando el alcalde Enrique Galindo en la ciudad.

No menos importante será buscar justicia, y el merecido castigo para el responsable de la muerte de “El Negro” el perrito atropellado impune e inhumanamente en un colonia del poniente de la ciudad.

Por lo pronto me despido y le deseo un excelente fin de semana.

Atentamente,

Jorge Saldaña, el desvelado restringido y sin perdón que no guarda esperanza, pero al que a los ojos regresó apenas un poco de brillo.

También lee: Gallardo anunció que hará cambios en su gabinete

#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

También lee: Manuel Nava, médico, humanista impulsor de la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

También lee: Gobierno y UASLP: sus enemigos se saborean los bigotes | Apuntes de Jorge Saldaña

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#4 Tiempos

Pena de muerte | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Imagine que un día, mientras se baña, descubre en alguna parte de su cuerpo –por ejemplo, en la planta del pie izquierdo, aunque bien podría ser en cualquier otro lugar- unos números tatuados que nunca antes había visto. ¿Cómo es que aparecieron allí? Hace usted memoria: ¿quién pudo haberle jugado una broma tan pesada? Y, sobre todo, ¿cuándo y a qué hora, que usted no se dio cuenta?

Como quiera que sea, trata de averiguar el significado de aquella cifra misteriosa. Lee una vez y luego otra vez: 290614. Doscientos noventa mil seiscientos catorce. ¿Y qué quiere decir? Piensa usted en las cantidades de dinero que debe e, incluso, en el saldo de su cuenta bancaria. ¡No, imposible! Por más que ha tratado de ahorrar, nunca le ha sido posible reunir una suma semejante. ¡Ojalá tuviera esa cantidad! Pero no: sospecha que, por lo menos aquí, no se trata de dinero. ¿Y si hubiera que leer la cifra de otro modo, es decir, no de corrido sino por partes? 29-06-14. Así la cosa está más clara. Parece una fecha. ¿Veintinueve de junio del año dos mil catorce? Ahora imagine que, de pronto, lo invaden ciertas sospechas. ¿Y si esa fecha fuera la de su futura muerte?

Sí, eso es: usted ha desentrañado un misterio: esos números que nadie pudo haber tatuado -por la sencilla razón de que, si alguien lo hubiese hecho, usted se habría dado cuenta- son una revelación, algo así como un mensaje. Usted se morirá, pues, el veintinueve de junio del año dos mil catorce. Y cuando ha caído en la cuenta del significado de los números misteriosos, éstos desaparecen y no vuelven a dejarse ver nunca más. Fueron como un relámpago en la noche, sí, y, sin embargo, usted ya sabe…

¿Cómo sería la vida de los hombres si Dios, valiéndose de estos avisos o de otros, nos hiciera conocer el día de nuestra muerte? ¡Que sencillamente no podríamos vivir! Cada mañana nos despertaríamos con la boca pastosa pensando que la fecha fatídica está hoy más cerca que nunca. ¿Cómo vivir en semejantes condiciones?, ¿cómo no pegarnos entonces un tiro en la cabeza? Pero no. Dios, aunque conoce el día y la hora de cada uno, se la calla. Al crearnos, no nos puso en ningún ángulo del cuerpo nuestra fecha de caducidad. ¿Para qué conocerla? ¿Para vivir aterrorizados? Sin embargo, lo que ni Dios se ha atrevido a hacer, los humanos sí que lo hacemos, y hasta con una naturalidad que habría que llamar mejor ensañamiento. Nosotros sí, para castigar a los culpables, los condenamos a muerte y hasta les decimos, armados con el código penal, el día en que deberán ser ejecutados. ¿No es esto salvaje e inhumano? Imaginemos, en efecto, la vida de un hombre que deberá morir el 29 de junio del año 2014… ¿Cómo transcurrirían las horas de este hombre?

Bien, Víctor Hugo (1802-1885), el gran escritor francés, trató de imaginarlo escribiendo una novela publicada en 1829 que llevaba por título El último día de un condenado a muerte. En ella aparece un hombre acusado de asesinato al que la ley está a punto de dar el último golpe. ¿En qué piensa este hombre al saber que sus días están contados? ¿Qué ideas concibe mientras la fecha se aproxima y los minutos vuelan?

Para enterarnos es preciso leer la novela. Yo, por mi parte, sólo quiero detenerme allí donde el prisionero, en su celda, se pone a observar las paredes con curiosidad. ¡Va a morir, él va a morir! ¡Y cuantos ocuparon esta misma celda antes que él están ya muertos, y bien muertos, desde hace tiempo! Sin embargo, antes de irse de este mundo escribieron algo en las paredes que era como su último adiós. Se puso a leer…

«¿Qué hacer con la noche cuando aún no despunta el día? Se me ocurrió una idea. Me levanté y paseé mi lámpara por las cuatro paredes de la celda. Están llenas de frases, de dibujos, de extrañas figuras, de nombres que se mezclan y se tapan unos a otros. Parece como si, aquí al menos, cada condenado hubiera querido dejar su huella. Con lápiz, con tizón, con carbón, letras negras, blancas, grises, con frecuencia profundas hendiduras en la piedra, por doquier caracteres oxidados, como si estuvieran escritos con sangre… A la altura de mi cabeza hay dos corazones inflamados, atravesados por una flecha y, por encima, la leyenda: Amor para toda la vida. El desgraciado no se comprometió por mucho tiempo. Al lado, una especie de tricornio con una figurita groseramente dibujada por debajo y estas palabras: ¡Viva el emperador!. Y luego otros dos corazones inflamados con esta inscripción: Amo y adoro a Mathieu Danvin. Jacques. En la pared de enfrente se lee este nombre: Papavoine. La p mayúscula está bordada con arabescos y adornada con esmero»…

La celda que describe Víctor Hugo es la celda de los condenados, sí, y, sin embargo, antes de tomar el camino del cadalso unos hombres dibujaron corazones y escribieron unas cuantas palabras de amor. Amo y adoro a Mathieu Danvin. ¿Quién era este Jacques que, a escasas horas de morir, resumía así las andanzas y quehaceres de toda una vida? Antes de irse de este mundo, Jacques había escrito las palabras decisivas; palabras que nunca leería Mathieu Danvin, pero que él se sentía en el deber de dejar grabadas para siempre. ¡A punto de ser llevado a la guillotina, Jacques declaraba su amor en la distancia a Mathieu Danvin! Por ahora no quiero leer más. Y cierro la novela de Hugo pensando en esto: que acaso lo único que hemos venido a hacer a este mundo es decir unas cuantas palabras de amor, unas pocas, para luego irnos un poco así como los barcos se pierden en la lejanía del mar durante la noche. ¿Que no somos correspondidos? Eso no importa. ¿Que no dio nunca nadie importancia a nuestro afecto? Eso importa menos aún. Nosotros hemos amado, lo hemos dicho y con eso nos basta.

Cuando hemos pronunciado las palabras esenciales, cuando hemos escrito nuestra declaración de amor en una de las paredes de la vasta prisión que es este mundo, ya nada nos falta. ¡Hemos dicho ya lo único que importa decir! Que venga entonces el carcelero: nosotros tendemos las manos hacia él y lo acompañamos a donde quiera llevarnos…

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Opinión

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