agosto 1, 2025

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#4 Tiempos

El verano que pensé que sería divertido ver todos los estrenos del anime de la temporada – Parte 3 | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

EL VERANO QUE PENSÉ QUE SERÍA DIVERTIDO VER TODOS LOS ESTRENOS DE ANIME DE LA TEMPORADA PERO QUE, PRONTO, ME DI CUENTA DE MI TREMENDO ERROR CUANDO VI LA CANTIDAD DE SERIES QUE SE ESTRENABAN ESTE MES Y LO COMPARÉ CON LA EXTREMADAMENTE LIMITADA CANTIDAD DE HORAS LIBRES QUE EL CAPITALISMO DEL SIGLO XXI ME PERMITE TENER TODOS LOS DÍAS – PARTE 3

 

  1. Akaneko Ramen (TRES EPISODIOS)

                 Estoy consciente de que una serie que trata única y exclusivamente sobre gatitos bonitos manteniendo un restaurante de ramen donde ellos preparan las sopas debería emocionarme muchísimo más de lo que lo hace. Para que quede claro, sí que me emociona la idea. Tener la oportunidad de mirar gatitos bonitos en cualquier medio, ya sea dibujos, YouTube, animación, verlos en la vida real; siempre es la mejor opción posible. Siempre. Y, aun así, no he llegado a sentir que ver Akaneko Ramen deba ser mi prioridad esta temporada. Simplemente no me llena el corazón tanto como yo esperaba.

                  No es ni siquiera alguna situación de publicidad engañosa. Literalmente la serie toma lugar casi enteramente dentro del establecimiento de ramen, y todo el tiempo estamos viendo a alguno de los gatitos hacer como que son humanos y pueden llevar a buen término un negocio de este tipo. Ahí está una atendiendo como mesera, allá está un gato cocinando ramen, por allá hay un tigre preparando fideos. Esa es toda la serie. Gatos bonitos haciendo cosas bonitas. Eso es todo. El diseño de los gatitos también es en exceso tierno. Esas criaturas fueron creadas para vender millones de yenes de merchandising a lo largo y ancho de nuestro plano mundo. Es más, yo siento la tentación de hacerme de peluches oficiales de estos michitos para dormir aplastado por la felpa de esos objetos.

                  Es más, incluso las historias presentadas en los episodios suelen ser divertidas. Hay varios chistes, tanto visuales como de situación, que funcionan excelentemente. Algunas bromas terminan sintiéndose planísimas y algunos elementos que se nota a leguas fueron creados para hacernos decir “¡AWWWW! ¡CUEROS!” apenas hacen sentir a la audiencia un “ah, qué bonis”, pero, pues, también, el staff literalmente no tiene el tiempo de vida (o el sueldo) para permitirse echarle más ganas.

                  Incluso el opening es una canción de Wednesday Campanella, uno de mis grupos favoritos actualmente.

                  Entonces, ¿POR QUÉ CUERNOS NO PUEDO AMAR ESTA SERIE TANTO COMO DEBERÍA?     

                  Porque está animada en CGI. Un CGI horrible, que se ve sin vida, sin alma. Es como si cada animación, cada movimiento, tuviera el mismo appeal que los ojos muertos de todos los personajes de El Expreso Polar… pero con 1/89 del presupuesto. El estilo visual se ve tan poco atractivo que, incluso la idea de ver michitos hacer cosas tiernas por 23 minutos a la semana no se me antoja divertido.

  1. Sakuna: Of Rice And Ruin (CUATRO EPISODIOS)

                  Finalmente he llegado a los animes del sábado por la noche. De acuerdo a lo que aprendí viendo la relativamente buena Anime Supremacy, es aquí en donde los estudios de animación con más dinero y avaricia de la industria invierten casi todo su capital humano y económico con la esperanza de exprimirle la mayor cantidad de dinero a los niños de Japón al obligarles, sin querer queriendo, a gastar todas sus mesadas en figuritas de plástico barato representando lo que esperan se convierta en el anime de moda. Rara vez falla la estrategia.

                  Esta vez, la primera contendiente es una emocionante serie acerca de… plantar y cosechar arroz. Un tema que seguramente tiene apasionados a los niños de Japón desde principios del siglo XX. Incontables son las veces en las que se ha encontrado a grupos nutridos de estudiantes de primaria debatiendo en el patio de juego acerca de los mejores métodos para lavar los granos de arroz, o cuáles son las técnicas más efectivas para preparar la tierra en la que se plantará la cosecha, sin hablar de las acaloradas discusiones sobre cómo se deben de irrigar los campos para conseguir las mejore cosechas posibles.

                  ¿Cómo olvidar aquella memorable serie que estrenaron en Fox Kids para hacerle competencia a Yu-Gi-Oh! en donde un par de niños viajaban a través de los cerros de Japón en busca de los granos más efectivos para crear súper cosechas que pudieran alimentar al país entero… y de alguna manera usar arroz cocido para vencer la amenaza alienígena que había sustraído a todos los mandatarios del mundo?

                  En esta ocasión, la idea es seguir las aventuras de una diosa expulsada del reino de los dioses para encargarse de cultivar arroz en una isla lejana. La acompañan un puñado de humanos a los que conoció por casualidad y que son útiles en el proceso de la cosecha por sus habilidades en [ESPACIO EN BLANCO]. O sea, es una serie sobre un grupo de inútiles aprendiendo a cosechar arroz. Y, de vez en cuando hay unas cuántas peleas y escenas de acción bastante bien animadas y cinematografiadas

                  Literalmente el tercer episodio concluye con todos los personajes plantando los brotes de arroz en el campo aprendiendo a cantar canciones de plantíos de arroz para hacer más llevadera la experiencia.

                  That’s it. That’s the series.

                  E INESPERADAMENTE FUNCIONA MARAVILLOSAMENTE BIEN. Es increíble lo entretenida que pudieron hacer una premisa tan poco atractiva valiéndose de un sentido del timing impecable y unos diseños de personajes excelente. También les ayuda que cada escenario parece pintado a mano sobre un canvas real, lo que le da esa sensación de que estás observando algo impresionante suceder frente a tus ojos.

                  En sí, la serie no presenta nada novedoso. Los tropos de personajes de cualquier serie estilo shounen están presentes: el niño rebelde que no quiere hacer nada, el sujeto grandote que es demasiado bueno para lo que pueda indicar su silueta, el bebé que no habla ni hace nada, el animalito fantástico que explica las cosas para que la audiencia entienda qué está pasando, la clásica mujer foránea que no sabe hablar japonés (?). Lo tiene todo. Cada quien haciendo precisamente lo que su tropo le pide que haga. En papel, esto debería ser aburridísimo y lo más genérico de la temporada.

                  Pero, para su fortuna, The Strongest Magician in the Demon Lord’s Army Was a Human se estrenó antes para tomar el lugar de serie genérica de la temporada. Ah, y el staff realmente parece estar esforzándose en crear un anime asombroso.

                  ¿A alguien le sobran algunos granos de arroz listos para plantar? De pronto me entró la necesidad de tener un hiperfoco que terminará en tragedia en dos días.

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#4 Tiempos

Medio siglo del FIS-MAT, en honor a Mat. Silvia Sermeño | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En 1975 se realizó el primer Concurso Estatal de Física y Matemáticas para Escuelas Secundarias del Estado de San Luis Potosí, que ahora se conoce como Fis-Mat, el Concurso Regional Pauling de Física y Matemáticas que llega a estar conformado hasta por veintitrés concursos en las áreas de física, matemáticas, biología, química, astronomía, nanotecnología, ciencias naturales, ciencias del espacio, filosofía, donde participan estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria. El Fis-Mat es el segundo concurso más antiguo del país y ha sido de cierta forma el conformador de los diversos concursos en México en las áreas en las que se enfoca, tales como las olimpiadas de física, matemáticas, química, etc.

El Fis-Mat es el único concurso de este tipo en el país y ha fincado toda una tradición. Con lo cual la edición 2025 del concurso marca cincuenta años de historia de uno de los concursos más importantes del país. Cada año el Fis-Mat es dedicado a un personaje relacionado con las áreas del conocimiento que abarca que haya destacado y contribuido al desarrollo de las mismas. Este año el concurso ha sido dedicado como un homenaje a la matemática Silvia Sermeño Lima por su papel desarrollado a lo largo de treinta años al desarrollo y enseñanza de las matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UASLP, por lo que el Fis-Mat se ha denominado XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas “Silvia Elvira Sermeño Lima”.

El Fis-Mat nació como una iniciativa para alentar el estudio de disciplinas científicas en los jóvenes mexicanos con énfasis en los potosinos, apoyando su formación con actividades extraescolares y despertando vocaciones. Fue una iniciativa de los estudiantes de la antigua Escuela de Física y del dos veces galardonado con el Premio Nobel, el Dr. Linus Pauling, por lo que ahora asume su apellido y se dedicada a un personaje en especial como en esta ocasión es la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima.

Silvia Sermeño Lima estudió matemáticas en El Salvador su país natal y vino a México a continuar sus estudios y desarrollarse profesionalmente. En 1981 ingresó como profesora a la entonces Escuela de Física de la UASLP a colaborar en el desarrollo de la carrera de profesor de Matemáticas que acababa de iniciar actividades, así como encargarse de los cursos básicos formativos de las carreras de física y electrónica que existían en aquella época. Posteriormente se abrirían más opciones profesionales en el área de matemáticas y estaría participando en la formación de esas nuevas carreras de matemáticas.

Su labor en la ya Facultad de Ciencias fue intensa y estuvo a cargo de materias de matemáticas y formando a los jóvenes interesados en esta disciplina, en especial a quienes deseaban dedicarse a la enseñanza de las matemáticas en los diversos niveles educativos.

Su profesionalismo y dedicación en la educación y formación de matemáticos en San Luis Potosí fue determinante para consolidar este proceso que en la actualidad sigue siendo formador de matemáticos por la Facultad de Ciencias de la UASLP a nivel licenciatura y de posgrado en las áreas de educación matemática y matemáticas aplicadas.

Como un reconocimiento a su labor en la Facultad de Ciencias desde 1981 hasta el año 2009, cuando se jubiló como profesora de matemáticas se le han dedicado los trabajos del XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas, asignándole su nombre en este marco conmemorativo de medio siglo de existencia de tan importante concurso, donde se han dado cita estudiantes del nivel básico de diversos estados del país y que ha sembrado toda una tradición en nuestro estado.

Felicidades a la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima, y al Fís-Mat.

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El poder y los tigres que llevamos dentro | Columna de León García Lam

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LA VOLUTA

Trump está en el aparador internacional acusado -otra vez- de un escándalo sexual. Quiero aprovechar ese caso -y otros- para comentar que, cuando alguien ostenta una dosis de poder, algo en su interior se desata. ¿Por qué ese descontrol adquiere casi siempre un tinte sexual? ¿Por qué políticos, sacerdotes y artistas son recurrentemente acusados de sexualidad desbordada? Y, sobre todo: ¿por qué deberíamos vigilar especialmente el comportamiento sexual de quienes ostentan cargos públicos?

Vayamos a las civilizaciones clásicas, aquellas que asociamos con bacanales y hieródulas. ¿No prueban esas civilizaciones que el desenfreno sexual es una constante de la naturaleza humana? En efecto, pero hay una diferencia clave: aquel desenfreno era ritualizado y regulado. Si nos parece escandaloso solo es porque lo juzgamos con nuestra moral. El verdadero exceso ocurre cuando se transgreden las normas de la propia época: piense usted culta lectora de La Orquesta, en Calígula o Nerón, cuyas prácticas nefandas —que conocemos por Suetonio—escandalizaron incluso a sus contemporáneos.

Ante el riesgo del desenfreno, las primeras comunidades cristianas optaron por una solución radical: si el poder corrompe, mejor amputar la sexualidad de quienes lo ejercen. Así nació el celibato sacerdotal. Hoy sabemos que la estrategia clerical fracasó en incontables casos—como los “sobrinos” que eran hijos y las “amas de llaves” que eran concubinas—, pero reconozcamos que la intuición católica fue certera: lo reprimido se desata con el poder.

Freud nos ha gritado la respuesta que buscamos en su famoso libro El malestar de la cultura. La civilización exige reprimir nuestros deseos: trabajamos cuando queremos dormir, callamos cuando ansiamos gritar. Esas renuncias se acumulan en el inconsciente como energía latente. No hay ser humano—hombre o mujer— que escape a este control de la voluntad. Todos llevamos tigres agazapados en la psique

, esperando su momento de saltar, sacar las garras y desenfrenarse.

He aquí el problema: cuando alguien accede al poder —político, económico o social—, sus tigres hambrientos quedan en libertad. El brillo en los ojos del recién investido es la alegría de la fiera que siente la cercanía de sus presas. Trump es el ejemplo obvio, pero basta mirar alrededor para encontrar casos nacionales y locales —políticos, empresarios, artistas— que usaron su influencia para liberar demonios personales. Redes de niños y niñas, secretarias, alumnas, asistentes, clientas, chicos y chicas buscando fama y un largo etcétera.

¿Está mal ser un libertino? Me parece que no. Siempre y cuando los actos empleados no sean por medio del poder público o en contra de las leyes civiles.

Si exigimos declaraciones patrimoniales a los funcionarios, para garantizar que no se hinchen de dinero con el erario, quizá deberíamos pedir también “declaraciones mentales”. Porque todo poder libera a las bestias interiores.

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#4 Tiempos

La visita | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Sucede en una novela de Chaim Potok (1929-2002), el novelista judío, titulada La promesa. Un adolescente, hijo de un famoso rabino norteamericano, es ingresado en un hospital psiquiátrico. Nadie sabe en realidad qué es lo que sucede con él, pero a veces se muestra demasiado violento y a menudo demasiado abstraído. Está todo el tiempo como encerrado en sí mismo, y arrancarle una palabra puede llegar a convertirse en la mayor de las hazañas. El mundo exterior le interesa poco y sus respuestas son casi siempre groseras y agrias. El muchacho se llama Michael. Michael Gordon.

¿Por qué se porta así? Eso es lo que sus padres quisieran saber. Sin embargo, poco antes de ser ingresado en el centro, Michael había hecho amistad con Reuven, el novio de una prima suya, de modo que es con él, y sólo con él, con quien puede abrirse libremente… De hecho, una vez habían ido juntos a la feria de un pueblo cercano a Nueva York, y poco después hasta salieron a navegar en un lago a la hora del crepúsculo y la brisa. Sí, eran amigos, de eso no cabía duda; por lo tanto, él era el único ser al que Michael podía confiarse en esta hora de crisis y tinieblas.

Mientras Michael está internado nadie debe verlo, salvo su familia: las visitas le están terminantemente prohibidas, y él se siente solo, profundamente solo. Pero, ¿y su amigo, su único amigo, donde está? ¿Qué hace mientras él se vuelve loco de pesar? Y, así, una noche suena el teléfono en la casa de Reuven; por supuesto, es Michael quien se halla al otro lado del hilo.

«-¿Reuven? Hola, Reuven -¿cómo había hecho Michael para acceder a un teléfono y llamarle? Se produce entonces un largo silencio-. Reuven, ¿me escuchas?».

Sí, Reuven lo escuchaba. ¿Qué había sucedido con este muchacho? ¿Qué nueva desgracia le había caído encima? De momento, una cosa era segura: que Michael no debía estar al teléfono, pues los reglamentos del centro psiquiátrico eran bastante claros a este respecto. ¿Estaba hablando, pues, a escondidas?

«-Reuven, ¿estás bien? –la voz de Michael era como la de un huérfano; las ondulaciones de su voz delataban una infinita tristeza.

»-Sí, estoy muy bien.

»-¿Por qué no vienes a visitarme? Ni una sola vez lo has hecho.

»Apreté con fuerza el teléfono y no dije nada –confesará más tarde Reuven, lleno de vergüenza.

»-Reuven –dijo Michael.

»-Aquí estoy, Michael.

»-¿No quieres venir a visitarme, Reuven?».

Éste no sabe qué decir, qué responder. Sí, una vez preguntó a alguien de la familia si podía visitar a Michael, pero como le aconsejaron que no lo hiciera, él ya no insistió más. Le dijo, y no mentía:

«-Pregunté si podía visitarte. Dicen que sólo tu familia tiene permiso para hacerlo».

Otro largo silencio.

«No supe qué hacer –confesará igualmente Reuven después-. No sabía si el hecho de seguir conversando con él y responder a sus preguntas podría resultarle perjudicial, o si era mejor aconsejarle que colgara, puesto que no tenía permiso para llamarme. No sabía qué decirle, ni si debía mantener algún tipo de reserva».

«-Oye, Reuven, ¿quieres visitarme?

»-Sí”.

“-Pensé que no querías. Ahora les diré que quiero verte. Te dejarán venir. ¿Vendrás, Reuven?

“-Seguro.

»-Me alegrará verte. Odio este lugar. ¿Recuerdas las veces que salimos a navegar, Reuven? Me acuerdo mucho de eso… De verdad, quiero verte, Reuven. Voy a gritar hasta arrancarme la cabeza. Te dejarán venir. Por favor, visítame, Reuven. Adiós».

Tan pronto como terminé de leer este diálogo, reproducido aquí a retazos por falta de espacio, cerré el libro y me puse a escribir este artículo. Si Reuven acudió a la cita de su amigo o no, eso todavía no lo sé. Por lo pronto, me basta con la ternura que oculta esa llamada. Y pienso en las personas que esperan nuestra visita y que nunca la tendrán; si ellos pudieran –quiero decir, si se atrevieran-, también tomarían el teléfono reclamando nuestra presencia. Pero no lo hacen por pudor, por vergüenza, por dignidad.

«¿Recuerdas cuando salíamos a navegar? Yo me acuerdo mucho de eso». Pero no: Reuven ya no se acordaba. ¡Qué pena! Pero no se trata ahora de Reuven, sino de nosotros: también nosotros quizá ya hayamos olvidado las hermosas horas que pasamos con algunas personas, pero éstas todavía las recuerdan y suplican a Dios que la experiencia pueda repetirse algún día, alguna vez. ¡Están tan solos! Y odian este lugar en el que nadie piensa en ellos.
Michael no se olvidaba de Reuven: él lo quería… Y me pregunto: ¿por qué las relaciones –todas, sin exceptuar ninguna- son siempre desiguales? Aun cuando una amistad parezca perfecta, siempre hay un amigo que quiere más y otro que quiere menos… ¡La vida es así!

Reuven se atormenta pensando si no le hará mal a su amigo seguir hablando con él. ¡Pero, Reuven, esto es lo único que podría curarlo: tus palabras! Sólo tú tienes la llave para abrir esa puerta, ¿y renuncias así como así a utilizarla? Venga, Reuven, utilízala, no tengas miedo. La palabra es curativa, y la tuya lo es para quien anhela oírla. Venga, habla con él.

¡Extraña manera de practicar la psicoterapia: encerrar a los enfermos, aislarlos todavía más, cuando lo que ellos necesitan es amistad y compañía!

Recuperar el hábito de la visita, hacernos visibles y tangibles para aquellos que nos esperan: ¡ah, si esto fuera posible, si nos diéramos tiempo para ello, no todo estaría perdido!

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