diciembre 22, 2025

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El Freddy: símbolo de la delincuencia en el Centro Histórico de SLP

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Podría llevar cualquier otro nombre, pero al final representaría lo mismo: la impunidad con la que operan las mafias a las que por años se les ha permitido crecer en la zona

Por: Karina González y Luis Moreno

Vecinas, vecinos, comerciantes y visitantes sufren la crisis de inseguridad que azota al Centro Histórico de San Luis Potosí. Diariamente se reportan robos a comercios y casas, cristalazos contra automóviles, hostigamiento y asaltos contra peatones, todo sin que las autoridades hayan encontrado la fórmula para contener a estas mafias que se refugian en casas abandonadas. Recientemente llamó la atención que en la zona aparecieron carteles pegados en postes y bardas donde se ve a varios sujetos que son identificados como algunos de los responsables de esta situación, entre ellos uno conocido como El Freddy. Este personaje podría llevar cualquier otro nombre, pero al final representaría lo mismo: la impunidad con el que operan estos grupos a los que por años se les ha permitido crecer a la sombra de organizaciones como Antorcha Campesina y Movimiento Pueblo Libre, pero también es el símbolo del hartazgo social que busca válvulas de escape ante la impotencia.

Ratas, se dedican al robo casa habitación. Si los ves no dudes en denunciar. Ya tienen carpetas de investigación. ¿Te han robado? Seguro son ellos. Denuncia”. Es el mensaje que se repite una y otra vez sobre las hojas blancas que comenzaron a aparecer hace algunas semanas, este se acompaña por varias fotografías en las que se logra ver a cinco personas, mujeres y hombres, y se identifica a dos por nombre o apodo: Israel y El Freddy. El primero luce vestimenta con gorra y sudadera, el segundo lleva un abrigo formal. En las descripciones de algunos comerciantes entrevistados, coinciden con las imágenes.

Los afectados y afectadas insisten en que llaman a las patrullas para que acudan a brindar auxilio ante la presencia de estas personas que son encontradas cometiendo actos delictivos en los interiores de los negocios, los policías no los detienen ni los arrestan, sino que únicamente los hacen devolver lo robado y luego los dejan libres.

Un trabajador del Miniso en el Edificio Ipiña relató que en la tienda tienen identificadas a por lo menos diez personas que diariamente entran a intentar robar, incluso, los tienen identificados porque dijo: “vienen por lo menos unas tres veces al día, ya sabemos quiénes son”. El jueves de la semana pasada el robo hormiga ya no les bastó, y durante la madrugada fueron destruidos los cristales de la tienda para entrar a robar, todo en la esquina que forman las calles Carranza e Independencia, una de las más transitadas de toda la ciudad, que desde siempre ha sido resguardada con celo por las corporaciones de seguridad, sin que eso le impida a unos cuantos delinquir.

Vivo en la calle Independencia, a menos de 30 metros de la Plaza de Aranzazú y solo el fin de semana vi dos cristalazos, afortunadamente los vecinos detuvieron al ladrón y lo entregaron a la policía, pero tenía todas las herramientas para abrir puertas, creemos que ya ha entrado a varias casas. Además en lo que va del año ha habido dos robos de coches solo en este tramo de la calle, uno de ellos fue a nosotros: se llevaron una camioneta que estaba estacionada justo en la entrada. Yo no sé para qué sirven sus operativos, los policías municipales nada más se pasean en sus camionetas nuevas, pero no agarran a uno. Todos aquí sabemos que son un grupo como de tres o cuatro personas que roban en todo el centro y se esconden en las casas abandonadas de San Miguelito”, contó uno de los vecinos afectados, pero su testimonio se replica en decenas de habitantes, que saben cuáles son los refugios de los delincuentes, se lo han dicho una y otra vez a las autoridades sin que eso cause algún efecto.

Una mujer que trabaja en un negocio de rebozos artesanales en la Plaza del Regalo señaló que fue víctima de robo en su comercio hace menos de un mes y sospecha que fue El Freddy, a quien reconoció en los carteles: “Yo lo atendí. No sospeché de él porque venía bien vestido, traía un chaleco y estaba muy alto, casi medía dos metros; me pidió que le mostrara un rebozo, pesar de que él lo alcanzaba me pidió que yo lo bajara y mientras regresé para acomodarlo en la escalera, metió la mano al mostrador y tomó mi teléfono. Me di cuenta en cuanto se salió, pero me dió temor seguirlo”, dijo.

La afectada comentó que no acudió a interponer una denuncia a pesar de que tenía la dirección de dónde estaba su teléfono, pues lo rastreó: “a qué voy, solo a perder el tiempo, si nadie hace nada, yo mejor lo di por perdido”, contó.

En la misma plaza, pero sobre la calle Carranza, se ubica un negocio de helados, atendido por una mujer de la tercera edad quien también fue víctima de robo. Sin embargo, ella describió al delincuente más parecido al que en las fotografías llaman Israel: “Era muy muy joven, tal vez tendría 15 años, muy delgadito, yo lo tuve de frente. Tenemos una llave pesada y grande, estuve a punto de golpearlo, pero me dio miedo que me la arrebatara y me agrediera; yo estaba trapeando y él se metió hasta la bodega, no hice más que seguirlo, pero no lo detuve porque es más fuerte que yo”, narró.

La víctima mencionó que acudió a la Fiscalía a interponer una denuncia, pero entre los largos trámites y su horario laboral, terminó por desistir y reconoció que: “de todos modos nadie hace nada. Aquí vienen muchos policías, pero de qué sirve, todos se paran allá por la universidad (frente al Edificio Central de la UASLP) y a uno lo deja aquí desamparado. A ese muchachito yo lo había visto ya varias veces por aquí, me andaba vigilando de seguro”, agregó.

Lo peor es que los vemos por las cámaras, sabemos quiénes son, algunos viven por aquí, son personas que han llegado a la zona, algunos distribuyen drogas, no nos importa en qué anden, solo queremos que nos dejen trabajar y vivir seguros, que no hagan sus fechorías aquí”, dijo una mujer que durante años ha vivido en la calle 5 de Mayo.

“Yo tengo mi negocio en Comonfort, pero vivo en 5 de Mayo y más o menos identifico quiénes son los que se dedican a estas cosas, pero aunque ya le pasamos el reporte a la policía, ellos no se los llevan. Hemos sido testigos de cómo les cobran una cuota para operar, les cobran el moche y luego simplemente se van y los dejan ahí, se sienten protegidos porque nadie les hace nada”, narró un afectado.

Otro comerciante de una importadora relató que en ocasiones llaman a las patrullas para denunciar los hechos, pero que estos únicamente los detienen unos cuantos minutos “les dicen que si los vuelven a agarrar ahora sí se los van a llevar, pero no es cierto, al rato vuelven a robarnos y nadie hace nada, estamos llenos de rateros por todos lados. Si te fijas bien, es fácil identificarlos en las calles cercanas, nada más andan viendo”, concluyó.

También lee: Ladrones robaron el Miniso del centro de SLP

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#Opinión | La miseria del sexo | Columna de Juan Jesús Priego

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Y así acaba esta historia, que no ha hecho más que confirmar mis sospechas, a saber: que la relación sexual, por sí sola, no puede unir a dos seres que no se aman.

 

Columna de Juan Jesús Priego

 

Sucede en un cuento de Arthur Schnitzler (1862-1931), el escritor austriaco. Una vez, un joven fue invitado a asistir a un duelo en calidad de padrino de un militar de cierto rango que, al ver ofendido su honor, retó a muerte a un caballero de la alta sociedad vienesa abofeteándolo con su guante. Qué razones había para lavar con sangre esa mancha real o imaginaria, no lo sabemos, pues éstas no quedan muy claras en el relato, aunque todo parece indicar que había unas faldas de por medio, y que estas faldas eran nada menos que las de la esposa del militar.

Como decimos, el padrino nada sabía de los motivos que impulsaron al teniente Loiberger a tomar tan drástica determinación, pero tampoco quiso averiguarlas. ¿Para qué? Como se dice, cada uno sabe dónde le aprieta el zapato; y, además, ¿para qué negar que en aquellos tiempos remotos la gente se mataba entre ella por los motivos más banales y fútiles? «El hecho –dice el narrador de esta historia, es decir, el padrino- de que en ciertos círculos tuviera que contarse con la posibilidad o incluso con la inevitabilidad de los duelos, ya sólo esto, créame, daba a la vida social una cierta dignidad o, al menos, un cierto estilo. Y a las personas de estos círculos, incluso a las más insignificantes o ridículas, les prestaba la apariencia de una continua disposición a la muerte, aun cuando a usted esta expresión le parezca, utilizada en este contexto, demasiado rimbombante».

Digámoslo ahora con nuestras palabras: en aquellos tiempos, batirse a muerte con adversarios verdadero o ficticios era una moda tan extendida, sobre todo entre las clases superiores, que nuestro joven narrador ni siquiera se extrañó cuando el teniente Loiberger solicitó amablemente su padrinazgo. Además, ¿no era ésta la séptima u octava vez que un caballero ofendido le pedía exactamente la misma cosa? Sin embargo, es necesario abreviar, y lo haremos diciendo cuanto antes que el muerto, allí, fue precisamente el señor Loiberger, que cayó al suelo con cierta elegancia y sin demasiados aspavientos a causa de una bala que vino a incrustársele a la altura del corazón. Se llevó la mano al pecho, lanzó un suspiro hondo, se tendió en la hierba como quien se dispone a permanecer en esa postura un tiempo muy largo y murió en el acto.

Una autoridad municipal dio fe del deceso –también sin demasiados aspavientos- y el día transcurrió como de costumbre, cual si en realidad nada grave hubiese acontecido. Sin embargo, un problema quedaba sin resolver, y era que la viuda, que vivía en la capital, es decir, en Viena, debía enterarse de la muerte de su marido. ¡Claro, era necesario decírselo, y cuanto antes mejor! ¿Y quién iba a encargarse de tan desagradable tarea? El padrino, naturalmente, que para eso estaba. Y allá va nuestro narrador. Frau Agathe, la esposa del señor Loiberger, lo recibe amablemente y lo hace pasar al recibidor. En realidad nunca en su vida había visto ella a este hombre, pero no le parece feo y hasta le invita una copa…

¡Dios mío, qué bella era Frau Agathe! Su rostro resplandecía como una hoguera encendida. Ahora bien, ¿para qué ponerse a hablar ahora, precisamente ahora, de cosas tan tristes como son las que se refieren a la muerte? Ya lo haría después; por el momento era preciso beber otra copa y disfrutar el momento. Frau Agathe se veía incluso feliz. ¿Para qué romper el hechizo? Entonces el visitante se puso a hablar con la joven viuda –ella aún no sabía que lo era- de cosas que nunca sabremos. Y tanto hablaron y hablaron, y tanto se gustaron el uno al otro que pronto, sin que nadie supiera cómo ni cuándo, ya estaban los dos tomados de la mano en la alcoba de ella. ¡Oh, no se habían reunido allí para entregarse a la práctica de ejercicios piadosos! Y pasó el tiempo. Cuando el visitante despertó por fin, pudo recordar como entre sueños que había venido a esta casa a cumplir una misión. ¿Cuál era ésta? Trataba de recordarlo. ¡Ah, sí, decirle a Frau Agathe que su marido había muerto en la vecina ciudad de Ischl, en el transcurso de un duelo, precisamente!… Aún no salía completamente de su modorra cuando oyeron ambos a lo lejos un ruido de pasos. Quien llegaba era el doctor Mülling, amigo de la familia, para preguntar a la señora si ya se había enterado de la triste noticia. Cuando la supo, la mujer se deshizo en llanto y pidió ver cuanto antes el cuerpo de su marido.

«Desde entonces –cuenta el narrador- no me dirigió ni una palabra… Efectivamente, aquella misma tarde partió sola y a la mañana siguiente condujo el cadáver a Viena. Al otro día tuvo lugar el entierro al que, por supuesto, asistí… Muchos años después nos encontramos en una reunión social. Mientras tanto se había casado de nuevo. Nadie que nos hubiera visto hablar habría adivinado que nos unía una profunda vivencia común. Pero, ¿realmente nos unía? Yo mismo habría podido considerar aquella estival y tranquila, misteriosa y, con todo, feliz hora como un sueño que sólo yo había soñado: tan clara, tan sin recuerdos, tan inocentemente profundizó su mirada en la mía».

Y así acaba esta historia, que no ha hecho más que confirmar mis sospechas, a saber: que la relación sexual, por sí sola, no puede unir a dos seres que no se aman. Hoy es común, o casi, afirmar que las relaciones sexuales son como el termómetro del amor, de manera que nada puede esperarse de dos seres que no saben -o no pueden- hacerse gozar el uno al otro. Hay quien dice, además, que para enamorarse de una persona antes hay que haberse acostado con ella. Pero esto es falso, pues las cosas, por lo regular, suceden exactamente al revés. Así como los milagros no producen la fe, sino que es más bien la fe la que produce los milagros, así habría que decir también que las relaciones sexuales no producen el amor, sino que, a lo más, cuando éste ya existe sólo lo alimentan. Los que no se amaban antes de ir juntos a la cama, no se amarán más cuando hayan regresado de ella, y hasta es posible en algunos casos que terminen queriéndose menos. Los cuerpos podrán acoplarse todo lo que quieran, pero, si las almas están lejos, entonces no hay nada que hacer.

Me decía hace poco un joven hablándome de su novia, con la que tenía ya estas relaciones y con quien acababa de romper: «Quizá deje más material para el recuerdo una tarde viendo juntos el crepúsculo que una relación sexual». Claro, claro. ¿Podría decirse mejor? He aquí la miseria del sexo.

 

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Reconoce Aradillas labor de Guardia Municipal en Pozos

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Durante el acto conmemorativo, la concejal destacó la valentía y vocación de servicio de quienes que forman parte de la corporación

Por: Redacción

En el marco del Día del Policía, el Gobierno Municipal de Villa de Pozos reconoció la labor, entrega y compromiso de los más de 80 elementos que integran la Guardia Civil Municipal, quienes día a día trabajan para salvaguardar la seguridad y el bienestar de las familias poceñas.

Durante el acto conmemorativo, la presidenta concejal Patricia Aradillas

destacó la valentía y vocación de servicio de los hombres y mujeres que forman parte de la corporación. Señaló que este reconocimiento representa un merecido homenaje a quienes, con responsabilidad y honor, se dedican a resguardar la tranquilidad de la localidad.

Asimismo, el titular de la Dirección de la Guardia Civil Municipal, David Valdivia Carranza, r

esaltó que ser policía implica enfrentar desafíos complejos y tomar decisiones importantes en beneficio de la sociedad, lo que exige preparación constante, disciplina y un profundo sentido ético.
Finalmente, Valdivia Carranza enfatizó que esta fecha no debe ser solo un día de celebración, sino una oportunidad para renovar los votos de servicio, exhortando a los elementos a actuar siempre bajo el marco de la ley, con respeto a los derechos humanos y con el compromiso de servir con honor a Villa de Pozos.

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En el “Domingo de Pilas”, Enrique Galindo exhorta a no utilizar pirotecnia

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El alcalde destacó que esta campaña busca sensibilizar a la población sobre los riesgos que implica el uso de pirotecnia

Por: Redacción

El alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, encabezó una nueva edición del programa “Domingo de Pilas” en el jardín comunitario ubicado en la lateral de Salvador Nava y la calle Andrés de Vera, en la colonia Himno Nacional 2ª sección, donde se realizaron acciones de recuperación integral del espacio público en beneficio de las familias de la zona.

Durante la jornada se llevaron a cabo labores de limpieza, retiro de maleza y residuos sólidos, poda de árboles y trabajos de remozamiento que permitieron mejorar la imagen urbana y generar un entorno más seguro, funcional y digno para la convivencia comunitaria.

 

En este mismo marco, el edil entregó premios a niñas y niños que participan en la campaña “Los cuetes no son tus cuates”, quienes recibieron playeras donadas por el Club Atlético San Luis,

equipo de la Liga MX, como reconocimiento a su participación activa en la promoción de mensajes preventivos.

 

El alcalde destacó que esta campaña busca sensibilizar a la población, especialmente durante las fiestas decembrinas, sobre los riesgos que implica el uso de pirotecnia, y exhortó a la ciudadanía a evitar en lo posible su utilización para proteger la integridad de niñas, niños, adultos mayores, mascotas y personas con discapacidad.

 

Asimismo, se anunció la colocación de carteles elaborados por las y los menores en el espacio recuperado, como parte de las acciones de concientización comunitaria y apropiación positiva del entorno.

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Opinión

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