La Orquesta conversó con historiadores y antropólogos sobre el valor simbólico de la propuesta hecha por el gobernador Ricardo Gallardo Cardona

Por: Bernardo Vera

Tras la propuesta hecha por Ricardo Gallardo Cardona, gobernador de San Luis Potosí, para que las calles, avenidas y escuelas que lleven nombres de expresidentes de la República, cambien su nombre, La Orquesta conversó con Leon García, doctor en antropología por el Colegio de San Luis, y Ricardo García López, ex director del Archivo Histórico del Estado, para conocer la trascendencia de que algo así ocurra y la viabilidad de ello.

León García comentó que la propuesta llama la atención, porque el gobierno estatal se cuestiona los elementos simbólicos, y la vida simbólica “siempre debe ser discutida, porque ofrece identidad y cohesión social”, además de profundizar en el contexto de origen de dichos nombres.

“La razón por la cual muchas escuelas se llaman ‘Díaz Ordáz’ o ‘Luis Echeverría Álvarez’ es que dichos presidentes movieron los hilos administrativos y políticos para que esas escuelas o calles se construyeran. Me parece que la actual administración gubernamental comprende muy bien el agradecimiento que es capaz de realizar un pueblo con su gobernante benefactor”.

García expuso que el encargado de cambiar el nombre de las calles, escuelas, colonias o parques es el Ayuntamiento, y particularmente el Cabildo, como ocurrió hace unos días que cambiaron el nombre oficial al Centro Histórico Patrimonio de la Humanidad. Además, en la ley del municipio libre como en el reglamento interno del Municipio de San Luis Potosí se sugiere que los nombres sean de personas ya fallecidas.

“La razón es muy sencilla: hasta que un prócer muera se puede dar por sentado que se trata de una persona ejemplar. Pero en nuestro San Luis Potosí, no han faltado tentativas de gobernantes que han impuesto su nombre a parques, calles, puentes, escuelas, etcétera”.

El antropólogo recordó que, si una propuesta de este tipo pudiera prosperar, debe comenzar con los nombres “de genocidas impresentables como José de Gálvez o Gabriel Ortiz de Fuenmayor”.

Sobres las posibilidades de nombres con las que se podrían sustituir, El doctor en antropología apuntó: “La Orqu esta es un medio que se ha destacado por promover a potosinos ilustres a través de la columna de J.R. Martínez/ Dr. Flash, creo que ahí hay un buen catálogo de personajes que pueden inspirarnos a los potosinos

. Porque para eso sirven los monumentos: para inspirar y para unificar anhelos y por eso digo que son importantes los símbolos. También hacen falta más personajes femeninos en nuestras nomenclaturas”.

En contra parte, Ricardo García expresó que la iniciativa carece de fundamento. Sin embargo, enfatizó que el nombre de las vialidades y centros educativos se otorgó por ser presidentes de la República, el mayor rango de representación política en el país, y no por otras acciones.

“El nombre de esas calles o escuelas lo tienen por ser un presidente de la república, no porque fueron asesinos o una persona que no hizo bien a la sociedad. Ese nombre lo tienen porque ocuparon un cargo relevante en México, el más relevante de todos los cargos”, recalcó el ex director del Archivo Histórico.

García López recordó que actualmente existen muchos temas de trascendencia en la entidad, y que más allá de buscar la modificación en los nombres en las escuelas o calles, debe importar la calidad de servicios públicos proveídos en los mismos, y calificó la iniciativa de “intrascendente”

“Hay cosas más importantes como es la seguridad, economía, o tantos temas a los que abocarse. ¿Qué más da que mi hijo vaya a una escuela que se llama ‘Luis Echeverría’? Lo que importa es el nivel académico que tenga. Yo respetaré esa escuela, no por el nombre que tiene, sino por el cumplimiento en el objetivo educativo que se le señaló”, agregó.

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