noviembre 27, 2025

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#4 Tiempos

La lista negra: Los primeros despedidos de Gallardo | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Amigos de la nómina e hijos de la Solicitud Printaform, en apuntes de alegre viernes permisivo, le revelaré en exclusiva los nombres de los funcionarios gubernamentales que en las próximas horas se convertirán en moluscos, es decir, los que se quedarán sin huesos.

Ya adelantaba ayer el propio gobernador Ricardo Gallardo sobre los cambios en su gabinete, pero antes de que el mandatario me gane la primicia, le revelaré con cínica infidencia quién ya se va, quién ya se fue y quién está con un pie en la banqueta del palacio de gobierno.

No se va (todavía) la secretaria de Cultura, Elizabeth Torres Méndez del gabinete, pero va que vuela para ser la primera a la que le den las “gracias pase por su finiquito”.

Su salida trascendió desde ayer por la tarde en que algunos medios de comunicación pudimos obtener la versión de que la aún funcionaria se vio involucrada en una maraña de mentiras ni más ni menos que ante la secretaria de cultura de la federación.

Todo el asuntillo (así con desdén por lo pequeño y frívolo) resultó de la absurda defensa de la aún titular de cultura a favor de quien ocupa el Museo del Rebozo, a quien por razones desconocidas, por órdenes de la secretaria potosina se le sostuvo con mentiras frente a sus símiles federales diciendo que el puesto del mencionado museo depende de la “Secretaría de Desarrollo Económico”. Hágame el favor…

Imagine usted el nivel de política cultural que hemos tenido los potosinos en este poco más de centenar de días de gobierno si la titular de un área tan grande e importante para el estado, gasta sus batallas en pequeños infiernitos de cerillos, en andar de “grilla en grilla” y derrochando el tiempo en chismes de WhatsApp, en lugar de echar andar políticas públicas urgentes y ejecutivas.

Para muestra un objeto que se inserta en los ojales: ¿Sabe usted quién es el titular o la titular del Centro de las Artes? ¿Sabe usted qué hacen en el Centro Cultural Manuel José Othón? ¿Se ha enterado de alguna exposición, foro, presentación, cambio, obra o ya si quiera el horario de los Museos de la Máscara, Federico Silva, Francisco Cossio u cualquier otro?

Además de las lindas fotografías sociales compartidas en Instagram del titular de la Cineteca Alameda y el “Homenaje” a Vicente Fernández con la proyección de dos películas de la peor época del cine mexicano que tuvieron como protagonista al acaecido cantante, ¿conoce usted de algún plan o programa estratégicamente diseñado y ejecutado en ese espacio?

Digo, “acá entre nos” quiero que sepa la verdad que en lo personal, como a muchos mexicanos, me dolió fuerte la muerte de Chente y no me bastaron unos tragos de tequila para olvidarlo, pero así, como un gran interprete, como un gran cantante, pero nunca como actor del cine mexicano, por lo tanto yo tengo que salir corriendo a preguntar al señor Patlán, director de ese espacio: ¿Qué es lo que ha sido de su vida? ¿Qué rayos está pensando como para haber programado en la Cineteca semejante pifia?

Por acciones tan erradas y docenas de decisiones no tomadas, por “grillas” de las bajitas, chismes y desaciertos un día sí y otro también, la señora Elizabeth Torres está en la mira, pero no, al parecer todavía no se va, pero tiene ya muy poco crédito en la paciencia del mandatario.

Pero esto es gobierno señores y ante tantos errores alguien tiene que pagar los platos rotos y las cabezas tienen que rodar, así que preparen ya sus maletas por lo menos tres o cuatro directores de museos y centros culturales porque hoy viernes será el último día que “trabajen” (no encontré sinónimo para huevonear) dentro del aparato del Estado.

Otro ámbito con cambios inminentes es el educativo, específicamente en el sector descentralizado del Sistema del Colegio de Bachilleres, en el que ya se va (mejor dicho ya se fue) su otrora director, Alfonso Espinosa Palazuelos

, que nada más no se pudo adaptar a esa bonita costumbre de trabajar a diario.

El señor no supo seguir el ritmo del nuevo gobierno, y los vicios del viejo régimen al que estaba encariñado hoy lo dejaron fuera de su apenas estrenado puesto.

Dicen que a Espinosa Plazuelos su despido lo tomó por sorpresa y cuestionó:

-¿Cómo es que me corren así nada más con un “gracias y buena suerte”?

Y le respondieron:

-No, nunca dijimos buena suerte.

Tsss ¿que feo no?

Otro hijo de mi alma que tendrá que estar, o rezando o llenando solicitudes Printaform en este momento es el señor Emilio Eduardo Briones Valdez, titular de la Coordinación Estatal para el Fortalecimiento Institucional de los Municipios (CEFIM).

El joven “próximo ex funcionario” pensó que eso de trabajar en gobierno era lo mismo que sacarse el “Melate” y en lugar de atender, coordinar, capacitar y orientar a los municipios, gastó sus primeros 100 días en contratar guarura, chofer, ayudante, pedir camioneta, pasear, bien comer, mejor beber y darse gustos propios con dinero ajeno.

Pensó que el puesto que le confirió el gobernador era para ir a conocer todas y cada una de las plazas de los municipios, degustar su gastronomía, dejarse consentir por los alcaldes y andar como de turista desocupado. Tremendo error del otrora funcionario.

Algunos dicen que quizás el gobernador le dé una segunda oportunidad porque “está chiquito y no sabe lo que hace” y que con la promesa de ya portarse bien espera librar el desempleo inmediato, no obstante, se apuesta fuerte a que hoy mismo su escritorio esté vacante.

Hay otra dependencia muy importante que podría quedar vacía, pero esa mejor me la reservo para contarle a Usted en mi próxima entrega la historia completa de la expulsión del paraíso con detalle de serpientes, hojas de parra y manzanas de la discordia.

Me despido por el momento, Culto Público, aunque me quedo en el tintero del lóbulo frontal con varios temas que prometo ir desmenuzando en los apuntes y bemoles de la próxima semana:

El ataque en Rioverde es todo un tema que analizar.

El inminente cambio de semáforo epidemiológico por un incremento de más de 2 mil casos COVID en una semana no es asunto menor, habrá que conocer las medidas que se tienen que tomar.

Le daré detalle, si es que en este fin de semana rinde protesta Verónica Rodríguez como nueva presidenta del PAN y primera mujer electa para ese cargo (segunda mujer en ocuparlo en la historia de AN).

También le contaré de las inauguraciones (no banderazos) de las obras de infraestructura que ya está entregando el alcalde Enrique Galindo en la ciudad.

No menos importante será buscar justicia, y el merecido castigo para el responsable de la muerte de “El Negro” el perrito atropellado impune e inhumanamente en un colonia del poniente de la ciudad.

Por lo pronto me despido y le deseo un excelente fin de semana.

Atentamente,

Jorge Saldaña, el desvelado restringido y sin perdón que no guarda esperanza, pero al que a los ojos regresó apenas un poco de brillo.

También lee: Gallardo anunció que hará cambios en su gabinete

#4 Tiempos

“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer

Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.

Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.

Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.

Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.

A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.

No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.

Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.

Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.

Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.

En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.

En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.

La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.

Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.

Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).

Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.

El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.

Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.

Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.

México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.

Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”

Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.

Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.

Hasta la próxima. Jorge Saldaña.

También lee: La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña

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Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.

La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.

Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus

, sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.

Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas

. En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.

Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.

Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.

Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.

Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:

https://www.researchgate.net/publication/391327380_Manuscritos_y_libros_Novohispanos_y_Mexicanos_de_Fisica_y_Filosofia_Natural

También lee: Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. 
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. 
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. 
Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. 
Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).

Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…

El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?

El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).

Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.

Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…

Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.

¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.

“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.

Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):

¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.

Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.

Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).

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