DE CHILE, DULCE Y MANTECA

En días recientes el ahora aspirante a la candidatura a la gubernatura del estado por el Partido Acción Nacional (PAN), Xavier Nava Palacios sostuvo un encuentro con simpatizantes y gente interesada en su propuesta.

En su mensaje el alcalde capitalino con licencia, reconoce la necesidad de hacer alianzas incluso con sus ancestrales (bueno de él no, pero sí del PAN) enemigos: el PRD y el PRI.

Señaló, no sin mucho tacto, que se menciona mucho que el PAN podría ganar solo en las elecciones de 2021, pero eso no es cierto, se requiere combinar esfuerzos y proyectos, por ello la necesidad de la coalición porque se trata de trabajar por San Luis Potosí.

Advirtió la urgencia de evitar caer en manos de Morena, el partido en el poder federal y con todo lo que ello implica. Calificó al movimiento de Andrés Manuel López Obrador, supuesto amigo de su abuelo, como una “porquería” sin pestañear ni dudarlo tantito.

Nava Palacios, presumió ante los asistentes a su evento el trabajo realizado por su administración, pero reconoció que es una labor de equipo, un equipo que asegura, no lo tiene ni Obama. “Y no lo tiene porque no lo ha construido”, puntualizó.

Confía en que el PAN defina a su candidato antes de enero basado en un criterio racional y lógico, ya que en este sentido, él sería la mejor opción. Sin falso pudor presumió que no hay encuesta en donde no le saque entre 5 y 10 puntos de ventaja a su más cercano competidor. Acepta que para lograr su precandidatura requería de 680 firmas y conseguirlas no fue labor sencilla, como pudiera suponerse.

Reconoce que incluso en su administración puede haber gente que apueste por algún otro precandidato, pero no habrá represalia alguna si llega a ser detectado. “Eso es lo que hacía el PRI”, se le escapó el comentario evidentemente sin pensarlo. Mire que tirarle a su posible aliado, pues que falta de tacto.

A Nava, precandidato de la coalición, solo le faltó darle un llegue al PRD y a Conciencia Popular para seguir sumando simpatías.

Alguien debería vigilarlo y recordarle que no es muy atinado andar abofeteando a los aliados y menos aún al partido que se pretende abanderar, ni siquiera con la verdad, pues la mayoría de las veces esta resulta extremadamente incomoda.

Le seguiremos informando.

Primo ¿qué?

Señala la nueva sabiduría popular que si quieres saber si eres “alguien” pongas tu nombre en el motor de búsquedas de Google a ver qué sale.

Sería oportuno que realizara este ejercicio el senador de la República Primo Dothé Mata, quien se menciona entre los aspirantes a la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al gobierno del estado.

Las publicaciones sobre el personaje son escasas y principalmente se refieren a su paso por el poder Legislativo federal.

Y es que a Primo Dothé no lo conoce nadie más allá de la Huasteca potosina y peor aún, fuera de Tamazunchale, lugar de su nacimiento y desde donde realizó el activismo que lo llevó finalmente al Senado.

Muy poco o nada ha realizado el senador por el bien de la entidad o por lo menos, si ha hecho trabajo en este sentido, simplemente no ha trascendido.

Se sabe que su activismo data de los años noventa, cuando se sumó al movimiento navista y que fundó una organización social con esta orientación desde la cual hizo activismo, es decir, gestión de dádivas para los más desfavorecidos.

El aspirante a candidato se dice ingeniero y cuando se le pregunta que dónde estudió menciona al Instituto Tecnológico de San Luis Potosí. Lo malo es que no hay contemporáneos que lo recuerden.

Apenas se había concretado la victoria de la alianza que llevó a Morena y sus partidos satélite al poder, cuando el 14 de julio de 2018, el recién electo senador se casó en su natal Tamazunchale. Ostentoso, el político no dudó en organizar un mega pachangón con cientos y cientos de invitados, para los cuales necesitó usar un estadio.

Otra publicación sobre el huasteco, es una entrevista del diario de circulación nacional Milenio, en la cual lejos de hablar sobre sus proyectos para la entidad, el senador informa que le gusta cocinar y que incluso tiene algunos platillos bautizados con su apodo, “Pi”.

Presume, eso sí, que ha estado detenido en ocho ocasiones, siempre por motivos políticos y como víctima de la represión gubernamental.

Lo cierto es que la senaduría le cayó a Primo como “anillo al dedo”, ya que gracias al puesto ha tenido acceso a una serie de exquisiteces a las cuales sólo podía acceder en sueños.

A la distancia, se le ve poca intención de dejar la comodidad de su oficina en la Torre del Senado para recorrer, por mencionar un ejemplo, los polvorientos caminos del semidesierto potosino para, primero, darse a conocer y luego conseguir el voto a su favor.

La supuesta intención de participar en la contienda más bien será un elemento más que en el futuro podrá incluir en su currículo.

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